AHIANA FIGUEROA 22 de noviembre de 2017
El
economista norteamericano Steve Hanke propone que Venezuela sea el cuarto país
de América Latina en dolarizar su economía. Mientras, el profesor de la UCAB,
Ronald Balza, señala que este proceso no es garantía para acabar con la
hiperinflación.
Dolarizar
la economía venezolana es un tema que sigue siendo polémico. Para algunos
analistas es un proceso que contribuirá a estabilizar la economía del país,
pero para otros podría ser fuente de más problemas que resultados positivos.
El
profesor de la Universidad Johns Hopkins y economista norteamericano Steve
Hanke, es fiel creyente de que la dolarización resolverá los desequilibrios
macroeconómicos de Venezuela, tal como ocurrió con Zimbabue, Panamá y Ecuador.
Estos países tomaron la decisión de abandonar sus monedas locales tras sufrir
altos índices inflacionarios.
Sostiene
Hanke que en el caso de Venezuela es prioritario llevar a cabo una
reestructuración de su deuda externa, si en algún momento decide iniciar un
proceso de dolarización de la economía.
“La
deuda de Venezuela se tendría que reestructurar debido a los altos pagos de
intereses y vencimientos que debe ejecutar en los próximos 10 años. El país
está en quiebra y mientras más rápido lo hagan, mejor“, afirmó durante su
participación vía skype desde Estados Unidos en el foro Perspectivas 2018: ¿Hay
fondo?, organizado por la Universidad Católica Andrés Bello.
A su
juicio, si el país se dolariza se generará “un schok increíblemente positivo en
la economía, los problemas macroeconómicos se resolverían inmediatamente”.
Hanke
quien fue asesor del presidente venezolano Rafael Caldera durante su segunda
gestión, destaca que Venezuela se encuentra “prácticamente dolarizada”, ya que
el valor del bolívar, su moneda de curso legal, es casi nulo.
“El
valor en Venezuela es el dólar no oficial. Cualquier intento por regularizar el
país, pasa por dolarizar la economía. Hay muchas cosas que arreglar en
Venezuela y la clave con la dolarización es que es un paso que se debe dar para
lograr estabilidad”, dijo.
El
estudioso de las economías hiperinflacionarias mencionó los ejemplos de
Zimbabue y Ecuador, países que adoptaron el dólar como su moneda luego de años
de procesos hiperinflacionarios. “En el mundo hay 33 países que están
dolarizados. En América Latina hay tres naciones que son Ecuador, Panamá y El
Salvador, propongo que el cuarto país sea Venezuela“.
Indicó
Hanke que la economía venezolana entró en hiperinflación desde hace ya un año.
De acuerdo a sus cálculos, registra una tasa de 4.100%, muy por encima de la
proyección del Fondo Monetario Internacional (FMI) para finales de 2017 de
1.100%.
“Venezuela
produce un sólo producto que es el petróleo y se cotiza en dólares, por lo que
se debe eliminar la capacidad al Banco Central de Venezuela de imprimir bolívares”,
acotó.
- ¿Por qué no conviene dolarizar? -
El
decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCAB, Ronald
Balza, es de los que considera que dolarizar la economía venezolana no es un
proceso fácil ni es garantía de éxito. A su juicio, Venezuela no está
dolarizada y el tipo de cambio paralelo no es la única causa de la alta tasa de
inflación.
“El
mercado negro de divisas no es un mercado libre. En Venezuela los oferentes y
los demandantes no interactúan a través de la banca y las casas de cambio. No
hay forma de conocer cuánto es el monto de la oferta y la demanda real de
dólares. Es decir, el paralelo es un marcador, no resulta de la oferta y la
demanda“, acotó durante su participación en el foro.
Recalcó
Balza que en consecuencia, el dólar paralelo no es una medida confiable para
medir la inflación, el cual es el método que utiliza Steve Hanke. Explica que
no todos los bienes son importados y que todos los precios no varían en la
misma proporción.
Sostiene
que Venezuela entra formalmente en hiperinflación si en el mes de noviembre se
alcanza un alza en los precios de 50%. Recordó que de acuerdo a cálculos de la
Asamblea Nacional la inflación cerró octubre en 45,5%.
“No es
necesario dolarizar para frenar la inflación y es inconveniente hacerlo. Se
tiene inflación debido al uso del paralelo como marcador de los precios y a la
falta de oferta de bienes ante una alta demanda. La mayoría de las economías no
dolarizadas del mundo, muestran una inflación sustancialmente inferior a la de
Venezuela”, dijo.
Destaca
igualmente Balza que tener una economía dolarizada no genera disciplina fiscal,
no suprime el riesgo cambiario con respecto a otras monedas, no elimina los
incentivos a la corrupción; mientras que sustituir monedas y billete (efectivo)
puede generar dificultades al sistema financiero.
“Es
necesario combinar adecuadamente las políticas fiscal, monetaria y cambiaria.
Dolarizar para no adoptar políticas responsables, empeorarían los problemas del
país”, afirmó.
- La enfermedad venezolana -
El
economista Víctor Álvarez sostiene -por otra parte- que el país debe prepararse
para una “próxima crisis de abundancia”, al contarse con un nuevo incremento en
el precio del petróleo.
Señala
que la base de los cambios en política económica, es la de acabar con lo que ha
denominado el “neo rentismo socialista” implementado en los últimos 18 años y
el cual precede al rentismo petrolero.
“El
país sufrió mucho de lo que se llamó la ‘enfermedad holandesa’, pero ahora
sufre los rigores de la ‘enfermedad venezolana’, caracterizada por usar la
renta como inversión social clientelar y el uso del financiamiento público al
control social”, dijo durante su ponencia en el foro de la UCAB.
Indicó
Álvarez que es prioritario resolver la actual sobrevaloración del tipo de
cambio, la cual a su juicio ha castigado las exportaciones, la industria y el
turismo interno.
Propone
que igualmente se lleve a cabo un plan de industrialización del país y se
fortalezcan las capacidades tecnológicas, se reivindique la importancia de las
políticas agrícolas, se elimine la burocratización de la fuerza de trabajo
(electorado clientelar) y se levanten los subsidios a los servicios públicos.
Sostiene
el economista que los actuales fondos que maneja el gobierno deben tener el uso
que realmente se requiere. Además de financiar el gasto público con impuestos y
no con renta petrolera.
“Se
deben sustituir los fondos para gastar la renta, por mayores fondos para ahorrar
e invertir la renta“, dijo.
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