El Comercio 12 de diciembre de 2017
La
crisis económica que vive Venezuela parece haber tocado las pequeñas tiendas de
Caracas e incluso a los vendedores ambulantes. Varios quioscos de la ciudad
están preparados para aceptar tarjetas en lugar de dinero en efectivo.
La
razón tiene que ver con la crisis económica y social que vive el país, marcada
básicamente por la alta inflación que obliga a subir los precios de lo que se
vende casi todos los días y ello hace que los billetes pierdan valor de manera
acelerada.
Así,
sin un ciudadano quiere comprar un dulce deberá cargar grandes fajos de billetes para lograr su objetivo. Un proceso
engorroso que además de querer evitar el vendedor, omite el comprador.
En lo
social, el hecho de cargar demasiado billete también supone una amenaza para
cualquier ciudadano por la gran cantidad de robos que hay en el país. La
situación motiva a los venezolanos a realizar sus compras con tarjeta y a los
comerciantes a tener listos sus POS.
Venezuela
lidia con una severa hiperinflación que en el 2018 podría escalar a 2.349%,
según el FMI.
Para
tener una idea de lo que significa cargar efectivo en Venezuela basta de hacer
un cálculo de cuánto costaría cambian 100 dólares. En el mercado negro se paga
92.000 bolívares por dólar. Ello quiere decir que si hacemos el cambio por los
100 dólares obtendríamos la astronómica suma de 9,2 millones de bolívares.
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