Francisco Suniaga
@FSuniaga
¿Tiene
Fedecámaras intereses legítimos que defender? Sí. ¿Tiene algo de malo que se
reúna con personeros del régimen que tiene 22 años decidiendo, manu militari si
les da la gana, lo que ocurre en la economía del país? Claro que no. Mientras,
los líderes de la oposición mayoritaria, representada en el G4 y sus aliados,
esperemos que estén tomando las decisiones que conduzcan a una mejoría en su
situación. ¿Lo que aquí está sucediendo, esta tragedia que a diario nos
consume, no es suficiente para que pasen por encima de sus respectivas
intolerancias y se pongan de acuerdo?
Las críticas a la reunión entre la directiva de Fedecámaras y
representantes del gobierno de Nicolás Maduro han sido copiosas. Una frase de
las declaraciones
a la prensa, dadas por el presidente del gremio empresarial, Ricardo
Cusanno, para explicar la necesidad del encuentro fue particularmente
destacada: “Debemos buscar soluciones con quien verdaderamente tiene el poder”.
Esa afirmación, que en cualquier otro lugar podría pasar por una perogrullada
extraída de un manual de autoayuda, business as usual, aquí
incendió la pradera. Algo normal en el ambiente intolerante y entrópico que
impera en la sociedad venezolana.
El juicio mayoritario sobre la reunión, a
juzgar por las opiniones vertidas por sus críticos,
es que el sector empresarial busca un arreglo con Maduro para
sacar algún provecho de los proyectos económicos, siempre turbios, que planea
su gobierno, bajo el paraguas de la Ley Antibloqueo. En Margarita hay
un viejo dicho que grafica la situación: Nunca se sabe cuándo el “pescao” bebe
agua. Vale decir, en Venezuela y entre los venezolanos la
duda siempre es posible, cada uno puede pensar mal del otro, siempre habrá
lugar para ello. Pero ese no es el único refrán aplicable,
también está aquel que reza que: El hombre receloso, lo cierto lo hace
dudoso.
Las críticas no habrían sido tales, o por lo menos no
tan estridentes, si se hubieran leído con mayor atención, y más
allá del titular, las declaraciones de Cusanno: “Fue una reunión
respetuosa. Obviamente el verbo que reflejaron no era el utilizado desde hace
varios años, era una narrativa distinta. Ya con esto podríamos decir que
pareciera que hay voluntad cierta de solucionar, de construir esos acuerdos y
consensos, pero al final esa respuesta solo la darán los hechos. Muchas veces
quisiéramos sentarnos a hablar con quienes nos sentimos cómodos, pero tenemos
que construir soluciones con quienes verdaderamente tienen el
poder para hacerlo”. Más claro no canta un gallo, si de refranero
seguimos.
Pero la política no se analiza con
refranes sino con explicaciones sensatas y paradigmas
racionales, dirían los politólogos. ¿Tiene Fedecámaras intereses
legítimos que defender? Sí. ¿Tiene algo de malo que se reúna con personeros del
régimen que tiene veintidós años decidiendo, manu militari si
les da la gana, lo que ocurra en la economía del país? Claro que no. ¿Por qué
no hacer algo (“construir soluciones”) para por lo menos mitigar los rigores en
medio de los cuales se vive?
“¿Por qué no hacer algo (‘construir soluciones’) para
por lo menos mitigar los rigores en medio de los cuales se vive?”
En el episodio del Falke, fue apresado con
uno de sus barcos cargado de máuseres para los invasores, y enviado al Castillo
de Puerto Cabello, un próspero pescador de Margarita, Anselmo
Valerio. Apenas tuvo oportunidad, sobornó a uno de los carceleros para que
al anochecer le pasara las llaves de los grillos y así, él y sus compañeros de
celda, poder descansar de aquella tortura hasta la madrugada, cuando debían
volver a ponérselos. ¿Qué debió haber hecho Jóvito Villalba y
demás prisioneros ante esa negociación?, ¿negarse a quitarse los suyos para que
nadie sospechara que ellos no estaban colaborando con la tiranía? Por favor.
Hay otra lectura asimismo importante
que se desprende del episodio. La política es cuestión
de percepciones y ocurre que la sociedad venezolana, Fedecámaras es
solo una muestra, no percibe que los líderes de la oposición mayoritaria,
la representada por el grupo de los cuatro grandes partidos y sus aliados,
estén tomando, con la urgencia que se requiere, las decisiones que conduzcan a
una mejoría en su situación. ¿Se reúnen, cuándo, dónde, quiénes?, ¿cuál es el
plan para enfrentar la dictadura y, si no llegar, por lo menos ver la tierra
prometida?, ¿lo que aquí está sucediendo, esta tragedia que a
diario nos consume, no es suficiente para que pasen por encima de sus
respectivas intolerancias y se pongan de acuerdo?
Más vale que vayan haciéndolo porque la necesidad de
que aparezca alguien con la llave de los grillos, y atenúe las terribles
condiciones en las que aquí se vive, no espera. Por lo demás, la competencia
por encontrarla existe y es real; otros opositores, con otras ideas
y visiones, también la están buscando. Lo intentaron en el pasado proceso
electoral y fracasaron estrepitosamente, pero volverán a intentarlo en
los próximos, de eso pueden estar seguros. Quién sabe, de repente les suena la
flauta y así en vez de Guaidó, López, Borges, Capriles, Ramos y Rosales,
como aspira la mayoría que se abstuvo en diciembre pasado, son Luis
Parra, José Brito, Timoteo Zambrano y sus
colegas quienes se aparecen con una ganzúa.
Francisco
Suniaga
@FSuniaga
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