Por Juleni Núñez, 24/07/2008
Recorrer la calle Venezuela es sentir el corazón de la ciudad. La Plaza Bolívar y el monumento de la Chiquinquirá son algunos de los sitios que la rodean, pero hay uno en especial que la convierte en ícono de la cultura: el Teatro Baralt, que hoy celebra 125 años de historia y de trabajo en el desarrollo cultural de la región.
Que el Teatro Baralt haya sido escenario de la primera proyección cinematográfica del país en 1897 le otorgó un prestigio que llamó la atención de artistas internacionales, quienes deseaban llevar sus espectáculos a la sala. Desde entonces sus paredes albergan historias y recuerdos, razón por la que obtuvo el título de Monumento Nacional de Venezuela y Patrimonio de la Humanidad.
Pero luego de más de cien años de trayectoria ¿qué importancia tiene el sitio para los marabinos? En busca de la respuesta La Verdad hizo un recorrido por los lugares que rodean el centro cultural con el fin de conocer qué significa el teatro para quienes circulan frente a él. Lugar de proyección artística y centro de entretenimiento son algunas de las concepciones que transeúntes, trabajadores y artistas de la localidad tienen sobre el espacio.
Desde la fachada
Freddy Velásquez tiene 23 años vendiendo agua de coco frente al Teatro Baralt. Aunque aseguró que nunca ha entrado a la sala, el tiempo que lleva trabajando en el lugar le ha permitido conocer un poco de la labor que se realiza. "Me beneficio de sus espectáculos. Me dan la posibilidad de incrementar mis ventas". Con esta afirmación pareciera que sólo se tratara de sus ganancias, pero Velásquez ha visto mucho más que eso. "Cuando salen de allí y vienen a comprarme algo escucho muy buenos comentarios, la gente sale con un sonrisa en su rostro. Eso me dio mucha curiosidad y a pesar de que no he asistido a ningún evento, siempre traigo a mis hijos para que entren y pasen un buen rato".
La ruta de trabajo de Higinio González incluye pasar frente "al Baralt" para vender sus helados. "No soy de la ciudad, pero desde que trabajo acá me gusta visitar los sitios más representativos de la misma con mi carrito de helados, entre ellos, el Teatro Baralt". Comentó que sólo lo ha visto por fuera, pero esa fachada es suficiente para saber que se trata de un sitio "importante y de arraigo".
Espacio de proyección
Los murales que recientemente se pintaron frente al teatro, hicieron que Cenida Chacín, artista plástico, visitara el lugar. Mientras tomaba algunas fotografías de las obras contó que el Baralt es un espacio muy rico en historia y arte, pero que no se aprovecha su potencial. "Lo mejor que ofrece es que sus actividades abarcan todas la áreas del arte. Los marabinos podríamos sacar mucho más beneficio del que sacamos".
Para Yackelin Villalobos, actriz y productora teatral, el Baralt es un espacio "maravilloso", desde su escenario hasta su ubicación. "Está anclado en el corazón de la ciudad, por eso se parece a ella y está abierto a todos. Los artistas marabinos tenemos el privilegio de contar con un lugar como éste que nos ayuda a proyectar nuestro trabajo".
Aunque no ha tenido la oportunidad de presentarse en su escenario, Miguel Lucena, músico, se ha llevado las mejores impresiones del Baralt. "Soy integrante de la orquesta Rafael Urdaneta y quienes trabajan en el teatro nos han abierto sus puertas para nuestros ensayos. Siempre están dispuestos a ayudarnos en nuestro trabajo y eso habla muy bien de la labor que allí se realiza".
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