Por Luis
Pedrozo, 25/05/2012
Dentro de
poco más de un mes comenzarán las campañas de forma oficial para las elecciones
del 7 de octubre de este año. Sin embargo, a diferencia de muchos Estados en
que opera cierta calma y estabilidad como otros países de Latinoamérica y de
Europa, nos encontramos con contexto prelectoral nada fácil. Las fuertes
tensiones entre los bandos de la oposición y del oficialismo y las luchas por
diversos intereses entre sectores sociales han creado un contexto informativo
poco claro sumergido en una gran cantidad de afirmaciones contradictorias con interpretaciones distintas. El clima de
incertidumbre sobre qué es lo que ocurrirá dentro de estos meses se resume, en
cierta medida en estas preguntas, ¿habrá elecciones? ¿Chávez será candidato por
parte del PSUV? ¿Quién ganará? ¿Se desencadenará algún conflicto? Evidentemente
las encuestas no nos dicen nada: hay tantas y tan contradictorias que es
difícil escoger a una como correcta. Y menos aún no podemos fiarnos de ningún
periodista que afirma saber la verdad, no porque sea mentiroso, sino que no
tenemos todavía pruebas certeras y claras de lo que está pasando: el tiempo
dirá quién tiene la razón. Ahora bien en estos meses hasta el 7 de octubre
podemos resumir las probabilidades de lo que acontecerá en una sola pregunta:
¿Se celebrarán las elecciones?
De momento
dichas elecciones se celebrarán, ya que al perecer no se han creado unas
condiciones inmediatas a la producción de la suspensión de las mismas. Por
tanto, lo más acertado es intentar mantener en la conciencia colectiva de la
ciudadanía venezolana la importancia del voto junto con la realización de otras
actividades relacionadas. Si por cualquier causa las elecciones se suspenden,
entonces de acuerdo con la situación y con el contexto dichas actividades
cambiarán. Si se suspenden las elecciones por haberse declarado un estado de
excepción sin causa justificada, por ejemplo, tendríamos que actuar para llamar
la atención de los organismos internacionales.
La situación
actual es esta, pero actuar como si algunos de esos acontecimientos que se
podrían dar se diesen por ciertos no nos lleva a ningún lado. Hay que actuar
según el contexto en el que nos desenvolvemos y no hechos hipotéticos que
ocurrirán en el futuro como la muerte de cierta persona o la victoria de otro.
Si las circunstancias cambian, pues, hay que cambiar las actuaciones según las
mismas. Nadie tiene certeza absoluta de la verdad porque si incluso alguien
sabe con certeza que el presidente está enfermo no puede anticipar cuáles
serían las consecuencias de su muerte o incapacidad en el plano político.
Aunque hay que planificar ciertas actuaciones si dichas hipótesis se llegan a
producir, porque todo es posible.
“Juramento
de Roma” debe seguir su labor, incentivando a la ciudadanía venezolana que
trabaje por la realización plena y efectiva de los Derechos Humanos de acuerdo
a las circunstancias presentes.
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