27 de agosto de 2017
Contrapunto / Seguramente más de uno pensó que Félix Arellano, profesor
de la Universidad Central de Venezuela (UCV), exageró al manifestar que la Agencia de
las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) debía apoyar a los países que
están recibiendo a los venezolanos que se marchan del país. Pero las
condiciones en las que están llegando los migrantes -que Arellano no duda en
calificar como refugiados del hambre- parecen darle la razón.
En conversación con Contrapunto, el analista internacional y exdirector
de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV advierte que una invasión
de Estados Unidos (EEUU) no resolvería nada en el país
-¿Necesitan Colombia y Brasil ayuda internacional para atender a los
migrantes venezolanos?
-Necesitan ayuda internacional porque la población que está migrando es
cada vez mayor en número y afecta las políticas públicas de esos países en
salud, educación, vivienda, hasta recreación. No están preparadas las zonas
donde están llegando más migrantes venezolanos, como el Norte de Santander y el
norte de Brasil. Ambas áreas son de las más pobres de esos países. Cúcuta era
una ciudad de venta de productos, ahora debe convertirse en centro de atención
de una población con más necesidades, sin recursos. Colombia, particularmente
el Norte de Santander, ya está en la necesidad de contar con el respaldo de
expertos en el manejo de migraciones: cómo enfrentar esa situación, cómo
insertar esa población para que pueda tener algún ingreso.
-¿Hasta el punto de pedir el apoyo de Acnur?
-El número va creciendo. No pensemos en gente que llega a hoteles o
casas de familia, sino que están a la intemperie, en condiciones muy delicadas,
recurriendo a la alimentación que les pueda dar la atención pública.
Refugiados económicos
-¿Son refugiados?
-Se van convirtiendo en refugiados. Hay que prevenir un problema mayor
con el apoyo de expertos, de asesores que conocen del tema, que saben cómo
recibir a la población y permitir su inserción. Y en el caso del norte de
Brasil es más grave: es una zona más pobre, menos preparada.
-¿Qué diferencia a una persona que migra de un refugiado?
-El refugiado sale del país porque su vida está en riesgo por sus ideas
políticas o religiosas, por su orientación sexual.
-¿No es exagerado?
-No. El venezolano está entrando en la categoría del refugiado
económico, en que vive en condiciones económicas que no le permiten sobrevivir.
Es el refugiado de hambre. A lo mejor su vida no está en riesgo porque el
Gobierno no lo persigue, pero no tiene el apoyo del Gobierno Nacional.
-¿Por qué Acnur?
-La ventaja de Acnur es su capacidad y prestigio. Incluso, Acnur podría
promover el manejo de recursos financieros para esas zonas, orientado a la
inserción de venezolanos que migran.
-¿Qué se necesita para que Acnur actúe?
-Los gobiernos de Colombia y de Brasil lo tienen que solicitar. Tienen
que darle un mínimo de facilidades, y el gobierno anfitrión establece hasta
dónde debe llegar su participación. Si se necesitan campamentos, la experiencia
de Acnur es enorme.
-¿Se necesitan campamentos?
-No tiene Colombia un complejo residencial para los venezolanos que
están llegando. Menos, cuando había una alianza política con el Gobierno
de Venezuela y
era impensable algo como lo de ahora. Pudiéramos pensar en una migración temporal,
pero yo no lo veo así.
-¿Por qué?
-Porque el gobierno no ha dado señal de modificar la política
económica. Hemos tenido opciones que han fracasado. Pasamos de ley habilitante
a ley habilitante, es el país del hemisferio con más leyes habilitantes. El
modelo económico no ha cambiado, no se ha abierto a la inversión extranjera, no
respeta la propiedad privada. Hay una enorme desconfianza, incluso, de China, que se ha quejado
más de una vez de las condiciones. Al no modificarse las condiciones económicas
la migración va a crecer.
-¿Y los países que no comparten frontera con Venezuela también
necesitan apoyo de Acnur?
-El migrante pobre de va a ir a Colombia. Ese país ha asumido una
posición humanitaria y ha dicho "puertas abiertas", pero no sé cuanto
lo podrá mantener. Venezuela,
cuando estaba boyante económicamente, tenía severos controles para el ingreso
de los migrantes latinoamericanos, exigió visa a los países andinos.
-¿Cuál es la diferencia entre contar o no con Acnur?
-Acnur tiene la experiencia en el manejo de población que llega
abruptamente: alimentación, apoyo. Son programas que se deben trabajar en horas
para enfrentar el hambre y las enfermedades.
Hasta que cambie la dinámica económica
-¿Por qué Acnur no se ha pronunciado?
-Porque solo actúa si es invitada. Acnur ha trabajado para apoyar la
migración colombiana en Venezuela que huía del conflicto colombiano; ayudaba
al Gobierno venezolano en los planes de asistencia, de ubicación y de
inserción. Acnur no cobra a los gobiernos por hacer su labor, que la hace
tremendamente bien.
-¿Por cuánto tiempo se necesitaría?
-Hasta que en Venezuela haya señales de cambio de la dinámica
económica, porque al haber cambio mucha población regresa.
-¿Es una situación que se prolongará?
-Es una crisis que se va a prolongar en el tiempo. Los gobiernos
anfitriones no están preparados y deben comenzar a prepararse. Hay un estudio
que habla de unas cuatro oleadas de migración de venezolanos. Una oleada, de
los botados de Pdvsa, que tenían un currículum excepcional. Otra, de individuos
con recursos que llevaban dinero para inversiones. Una tercera, de
profesionales sin chequera, con título y una base académica. Y la cuarta, de
personas con menor preparación y más necesidades. Entra al dedillo lo que
plantea la filósofa Adela Cortina al hablar de aporofobia, rechazo al pobre.
Las personas que salen de Venezuela lo hacen porque no tienen cómo vivir en el
país.
-¿A quién le corresponde la planificación de la recepción de esos
migrantes o refugiados?
-Al gobierno anfitrión.
-¿Por cuánto tiempo deben prepararse para recibir a los migrantes
venezolanos?
-Mínimo dos años, a menos que el modelo económico venezolano cambiara,
que haya señales que paren la salida. Un cambio de políticas para mayor
seguridad jurídica, mayor confianza de los inversionistas sí ayudaría. China hizo un
cambio de política sin hacer un cambio de gobierno. Un cambio de políticas
económicas podría detener el espíritu de irse. Las personas se están yendo por
necesidad. Por eso se habla del refugiado económico. Sí hay exiliados
políticos, pero en grandes masas se van por hambre y miseria.
-¿Y si los países no nos quieren?
-Ponen obstáculos, no dan facilidades para permanecer, no dan
facilidades para entrar. Pero ningún muro detiene las migraciones. Cuando entra
población población ilegal a un país es porque hay un sistema de migración
deficiente, alguien está ganando por el ingreso de esos ilegales. Después de
que entran, si la posición es no aceptarlos, vienen las expulsiones. Lo vamos a
empezar a vivir en Estados Unidos con Donald Trump y todo
pareciera indicar que pasaría con Venezuela. El país que está siendo ejemplo de mayor
dureza es Panamá.
-A qué lo atribuye
-Es un país con pocos recursos económicos para sostener migrantes
necesitados. Era muy bueno recibir inversionistas, chequeras, individuos con
fortuna. Pero recibir la pobreza implica un costo muy alto para Panamá.
-¿No es un gesto poco solidario?
-Es un gesto muy poco solidario. Nos ha tocado vivir las paradojas: nos
creímos boyantes en los años 80: pedíamos visa, poníamos obstáculos. Ahora es
al contrario.
-¿Otros países podrían sumarse a lo de Panamá?
-No creo que lo hagan. No es un gesto solidario, pero además para una
persona pobre no es fácil llegar a Uruguay o a Chile. En todo caso, no es la
misma magnitud de migración que llega a Colombia, Brasil o las islas del
Caribe.
-¿Incluiría al Caribe en la recomendación de pedir apoyo de Acnur?
-Podría formarse un pequeño grupo, coordinado por la CAF, integrado por
Colombia, Brasil, Panamá y algunas islas del Caribe para ver mejor el tema.
-¿Qué debe hacer el gobierno de Venezuela?
-El mundo entero le ha pedido que acepte ayuda humanitaria. En este
caso tendría que colaborar con esos gobiernos para que las salidas no sean más
duras, para que los registros funcionen y sepamos cuántos han salido. Lo que
debe hacer el gobierno, principalmente, es evitar las migraciones, y para eso
debe generar confianza.
"Estamos en el limbo"
-No hubo consenso para una Cumbre de la Celac sobre Venezuela.
-Esto pone en evidencia que ni Celac ni Unasur son los organismos que
pueden enfrentar los problemas que vivimos en la región. Si los organismos
actúan desde una perspectiva ideológica, no aceptan el debate, y la realidad es
que todos los problemas deben someterse a un debate con opiniones divergentes
que deben ser respetadas.
-El Gobierno dijo que la Celac era el escenario ideal.
-Pudo serlo. El Grupo de Lima es una prueba de que los latinoamericanos
queremos enfrentar los problemas entre latinoamericanos: no invitó a Estados
Unidos. Hay un rechazo a Estados Unidos que creo que es equivocado, pero en
todo caso no es mala idea que nosotros abordemos nuestros temas.
-El Gobierno lo llamó la "conjura de Lima".
-El Gobierno quiere un grupo sumiso, un grupo complaciente, pero eso no
va a ocurrir hoy día en ningún escenario internacional.
-¿No se debe esperar nada de la Celac o de la Unasur?
-No. Lo concreto sería trabajar con el Gobierno de Venezuela en una
negociación en la que esas organizaciones contribuyan como mediadores, y eso no
lo quiere aceptar el Gobierno.
-¿Y Caricom?
-Es otra prueba evidente de que el mundo quiere la paz y quiere
dialogar con Venezuela,
pero Venezuela no
ha reaccionado a ninguno de los ofrecimientos con seriedad: ni del Vaticano, ni
del Caricom, ni del presidente uruguayo Tabaré Vázquez. Vázquez ha ofrecido
Uruguay para mediar, pero el Gobierno sabe que cuando alguien así se ofrece, no
es para perder el tiempo.
-¿Entonces estamos en el limbo
-Estamos en el limbo. El Gobierno de Venezuela no
quiere aceptar ninguna propuesta concreta, y la comunidad internacional no
quiere intervenciones: quiere diálogo serio.
Invasiones no resuelven nada
-¿Lo que dijo Trump sobre
la acción militar es para tomarlo a la ligera?
-Todo forma parte de la personalidad del presidente Trump. Pareciera que su
equipo trabaja para apagar incendios, para control de daños. La gira del
vicepresidente Mike Pence por América Latina fue para control de daños, con el
ánimo de coordinarse. Trump tiene
salidas inconvenientes.
-¿Usted descarta una invasión?
-Anunciarlo es darle puntos al Gobierno venezolano. Una invasión no
resuelve nada. Las intervenciones agravan la situación y el que interviene
termina con los trastos en la cabeza.
-¿No lo ve viable?
-No lo veo viable en el corto plazo. Pero la soberbia del Gobierno
de Venezuela está
poniendo a la comunidad internacional en una situación difícil. Pueden venir
medidas de carácter económico que van a repercutir en el país.
-¿Hay bloqueo financiero?
-Hay un clima de ver con mucho ojo lo que pasa con Venezuela. Dinero
fresco no hay, porque no hay confianza de pago. Además, hay un debate sobre el
comportamiento del país en el ámbito internacional. Hay una actitud cautelosa
hacia Venezuela.
La Casa Rusia
-El Vaticano está actuando muy bien: con mucha seriedad, sin
agresividad y sin emociones. El Vaticano está practicando la filosofía cristiana
y perdona los errores.
-¿Rusia puede
influir?
-Mucho. Al gobierno venezolano la idea de Rusia le introduce
beligerancia. El Gobierno de Venezuela ha asumido una estrategia mundial contra
el imperio en la que cree que va a asumir un rol importante; tanto así,
que China tuvo
que aclarar que no estaba vinculándose con Venezuela con
una estrategia político-militar, sino con una estrategia comercial y económica.
El Gobierno ruso juega al desorden internacional; para tratar de consolidar su
liderazgo mundial participa en cualquier escenario de conflicto.
-¿Eso lo convierte en un factor importante?
-Se está convirtiendo en un factor importante. El Gobierno ruso no está
molesto; China sí
estaría molesta de que la incorporen en una estrategia militar en la región.
-¿Cómo la crisis de los misiles, con Cuba y Estados Unidos, en 1962?
-Queremos repetirlo. A Rusia y a Venezuela les convienen esos aires del pasado.
A Rusia le
da protagonismo mundial.
-¿Y qué gana Venezuela?
-Perpetuarse en el poder. Cree que ya tiene el mecenas. Rusia le garantiza
un mecenazgo político. En Venezuela no hay tantos intereses económicos como
los que Rusia tiene
en Siria, pero esos intereses pueden crecer. Por eso, que el Vaticano, Juan
Manuel Santos y México incluyan a Cuba es un elemento positivo para llegar a
una negociación seria y equilibrada, en la que entren justicia transicional y
salvoconductos.
VENEZUELA: 'Félix Arellano: Acnur debe apoyar a Colombia y Brasil por
crisis de refugiados venezolanos'
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