Gustavo Ramírez, muy contento con Buenos Aires. Foto: LA NACION / Hernán Zenteno |
Por Evangelina Himitian,
19/09/2017
Cuando volvió a Venezuela,
después de tres años de estudiar en Irlanda, a Gustavo Ramírez le sorprendió
encontrar a todo el mundo más flaco. Casi toda la gente que conocía había
bajado unos 15 kilos, como consecuencia de la crisis que se vive en su país. No
lo pensó mucho. No era un lugar para quedarse. Él y su novia, Pilar Villamizar,
cruzaron la frontera a pie hacia Colombia, desde San Cristóbal, y desde allí
tomaron un vuelo hacia la Argentina, donde viven desde hace seis meses. Ya
tienen documentos argentinos y son parte de los miles de venezolanos que viven
aquí. Según datos de la Dirección Nacional de Migraciones, la llegada de
venezolanos se triplicó en los últimos 18 meses, y de acuerdo a un informe del
Instituto de Políticas Migratorias y Asilo de la Universidad Tres de Febrero
(Untref), la mayoría llegó por el agravamiento de la situación en su país y
gracias a las facilidades que ofrece la Argentina para tramitar una residencia
legal.
"Hasta junio último había
más de 40.000 venezolanos viviendo legalmente en la Argentina. Y para darse una
idea del crecimiento de esta migración, el 10% llegó en los últimos tres meses.
El agravamiento de la situación de su país, la falta de trabajo y la
reunificación familiar son las principales razones", afirma Roberto Aruj,
coordinador del Instituto de Políticas Migratorias de la Untref. Los datos de
Migraciones de 2014 indicaban que durante el año, unos 5700 venezolanos habían
llegado al país. Para 2017 se estima que serán más de 15.000.
"La Argentina concentra la
mayor migración venezolana entre los países que no tienen frontera o están muy
próximos a Venezuela, como Colombia y Brasil, y Panamá, que son los que más
venezolanos han recibido en los últimos años", dice Aruj.
La mayoría de los venezolanos que
llegan al país son jóvenes profesionales, en sus 30 años, de clase media y que
arriban con algunos ahorros y recursos como para empezar una nueva vida. Según
el estudio, dos de cada tres venezolanos que llegan al país tienen estudios
universitarios o de posgrado. Casi siempre comienzan trabajando en el sector de
servicios, en puestos que no tienen relación con su capacitación profesional,
pero una vez que logran su documentación y pueden revalidar sus títulos, sin
gran dificultad consiguen insertarse en el área en que se especializaron. El
70% trabaja y el 64% lo hace en blanco. Además, un 13,6% trabaja y estudia.
Como la mayoría ya tiene una carrera de grado, al llegar al país comienzan otra
carrera o bien realizan un posgrado, que es una manera más sencilla de revalidar
su título de grado.
En los últimos tiempos, cuando
uno se sienta a tomar un café o a comer algo en locales de Palermo o el centro,
sabe que es casi seguro que la persona que lo atenderá tendrá un acento que
muchas veces es colombiano o venezolano. La mayoría de los restaurantes
porteños tiene algún extranjero trabajando entre su ejército de mozos. Lheyzi
Sánchez, de 25 años, escucha el comentario y se ríe. "Es cierto. El primer
trabajo que tuve a los cinco días de llegar fue como mesera. A casi todos los
venezolanos les ocurre lo mismo. Tal vez porque somos muy respetuosos en la
manera de hablar o educados, a los dueños de los restaurantes les gusta nuestro
perfil", cuenta.
Aunque Lheyzi llegó hace nueve
meses, ya dio grandes pasos hacia su independencia económica. Hace tres años,
cuando terminó la carrera de Comunicación Social en Caracas, se postuló para
una beca para un posgrado en la Universidad Católica Argentina. Y se la dieron.
Pero el problema fue que no pudo conseguir el pasaje para venir al país. Cuando
les contó la situación a quienes la habían seleccionado, le ofrecieron
prorrogarle la beca por un año para darle tiempo a buscar cómo salir de
Venezuela. Consiguió comprar un pasaje por medio de un amigo de un amigo que
trabajaba en un aerolínea, pero poco antes de viajar al joven lo echaron y ella
perdió ese pasaje, que había pagado, pero no se había emitido porque no se
hacía por los cánones tradicionales. La aerolínea le devolvió parte del dinero,
pero con la inflación galopante que hay en Venezuela, ya no alcanzaba para
comprar otro pasaje. Perdió la beca, pero no las ganas de viajar. Un año
después, su prima le dijo que tenían que hacer todo para poder salir del país y
lo consiguieron. En diciembre pasado llegaron a Buenos Aires. A los cinco días,
Lheyzi comenzó a trabajar en una sandwichería y mientras tanto, empezó a mandar
su currículum a todos lados.
Venezolanos durante una protesta en la Facultad de Derecho. Foto: LA NACION / Mauro Alfieri |
Un mes después la contrataron en
una cadena de restaurantes para manejar las redes sociales y hacer tareas
administrativas. Y pocos meses después consiguió su primer trabajo en blanco,
en una agencia de marketing digital. Hace tres meses le entregaron su documento
argentino y vive en Caseros, con su prima, en un departamento que alquilan.
Está estudiando una especialización en comunicación digital.
"Cuando trabajaba en
Recoleta o en el centro, por momentos me parecía que estaba en Venezuela,
porque estaba lleno de gente de mi país", cuenta.
"Creo que muchos venezolanos
eligen la Argentina, entre otras cosas porque ofrece facilidades para tramitar la
radicación", añade.
Según el estudio de Untref, el
50,2% tiene DNI argentino y residencia temporaria, mientras que el 27,4% tiene
DNI y residencia permanente. Sólo el 18,6% tiene el documento en trámite y el
3,1% se hizo ciudadano argentino. Esto, a pesar de que el 50% de la muestra
había llegado hacía menos de un año. Para un venezolano, conseguir un documento
argentino lleva en promedio tres o cuatro meses.
Para Gustavo Ramírez no fue tan
sencillo conseguir trabajo. Aunque tiene un título en marketing, llegó al país
con la intención de trabajar en el sector de la sociedad civil. Cuando dejó
Venezuela para ir a estudiar a Irlanda, ya había decidido dar ese cambio de
rumbo a su vida. Y allí conoció a una familia canadiense que tenía una casa en
la Argentina y que le habló maravillas del país. Y pensó: si un canadiense
quiere irse a vivir a la Argentina, ese lugar debe ser el paraíso. "Tenía
una gran expectativa. Y el país la superó. Buenos Aires es una ciudad
exuberante. Si no conseguís algo que te guste acá, es porque el problema está
en ti", dice Gustavo. Aunque no consiguió trabajo de lo suyo todavía,
todas las semanas encuentra algún curso para hacer o alguna conferencia a la
que asistir. Su novia trabaja en atención al público en una panadería en el centro.
"Estamos muy contentos acá. Nos encanta el país", señala.
Para algunos puede ser más
complicado que otros insertarse laboralmente en su área, aunque no conseguir
trabajo. Según datos del informe "Caracterización de inmigrantes
venezolanos en Argentina", de la Untref, el 67,2% es profesional y el
64,7% consigue en el país empleos formales. Para este trabajo, Aruj y su equipo
entrevistaron a venezolanos en Buenos Aires, La Plata, Mendoza, Córdoba,
Rosario y Neuquén. La mitad llevaba residiendo en el país menos de un año.
"Es importante estudiar este
grupo de población porque están llegando al país personas muy capacitadas,
profesionales jóvenes que vienen a trabajar y estudiar. Es importante que se
genere una serie de recomendaciones sobre políticas y programas adecuados para
integrarlos a la sociedad", concluye Aruj.
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