domingo, 17 de septiembre de 2017

Venezuela, elecciones y diálogo 3.0, por @HectorBriceno



Por Hector Briceño, 15/09/2017

La mayoría de los venezolanos están convencidos de que la salida a la crisis política pasa por una elección, ya sea como punto de inicio o final de la transición.

Igualmente están convencidos de que, independientemente de los resultados de esas hipotéticas elecciones, el futuro del país pasa necesariamente por un diálogo entre Gobierno y oposición.

Sin embargo, cada vez que un proceso electoral o de diálogo comienza a tomar forma, un pequeño grupo con mucho poder comunicacional logra dividir a la opinión pública opositora en dos bloques: prodiálogo/proelecciones y antidiálogo/antielecciones.

Por ello, en todos y cada una de las elecciones anteriores los sectores opositores han tenido que adelantar una desgastante y estéril batalla interna para convencer a sus naturales aliados y seguidores sobre la idoneidad de afrontar esos desafíos.

Los líderes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) parecen no aprender del pasado. Y la historia se repite en un loop interminable. Miopes deseosos de portadas, programas de radio, televisión y trending topics son incapaces de pensar en las consecuencias de sus palabras, hasta que las padecen. También el silencio prolongado daña, porque la mayoría de las veces la información sale a la luz.

Así, el político que anuncia en radio su disposición a participar en elecciones y el que no anuncia la posibilidad de un diálogo con el Gobierno en una isla caribeña contribuyen en la misma dirección. Acción u omisión, opuestos convergen en la simpleza de olvidar que pronto, a la vuelta de la esquina, deberán dar explicaciones. Y es una máxima comunicacional: informar exante es mucho más sencillo y efectivo que dar explicaciones expost.

La oposición no parece plantear agendas, sino respuestas a las agendas del Gobierno, ya sea este el Gobierno venezolano, dominicano o francés. Solo reacción. Nada de anticipación.

La oposición no parece plantear agendas, sino respuestas a las agendas del Gobierno, ya sea este el Gobierno venezolano, dominicano o francés. Solo reacción. Nada de anticipación.

En las vísperas de un nuevo diálogo y elecciones regionales, el país se ve nuevamente postrado frente a las mismas matrices y frente al silencio del sector opositor interesado en ambos, mientras el Gobierno avanza blindado en ambos frentes.

Explicar claramente por qué las elecciones de gobernadores son importantes. Explicar que si la salida es electoral (como la gran mayoría piensa), contar con una estructura y liderazgo político en cada estado del país sería de gran importancia. Igualmente que una victoria electoral en este momento ayudaría a invertir la emocionalidad de este difícil año 2017.

También es necesario explicar en qué medida la transparencia de los resultados electorales depende de la participación de organizaciones de observación electoral de la sociedad civil venezolana, organizaciones internacionales, testigos y técnicos de los partidos políticos y medios de comunicación nacionales e internacionales y no solo del Consejo Nacional Electoral (CNE) a diferencia de lo que sucedió el 30 de julio, lo que garantiza un mínimo de confiabilidad en los resultados.

Finalmente es imprescindible explicar claramente que un proceso de diálogo no es una suma cero, en el que uno pierde todo y otro gana todo. Sino que se trata de una suma positiva en la que se recupera el país. Y que eso requiere una distribución más justa de los sacrificios (que hasta ahora solo recaen en la empobrecida población).

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