Carlos Mauricio Melo Pedroza 07 de septiembre de
2017
Para los que no son venezolanos o los que no
conocen a Venezuela, Ciudad Bolívar es la capital del estado Bolívar, el estado
más grande de Venezuela y que está situado al sureste del país. Es un estado
con una impresionante riqueza minera, oro, bauxita, aluminio, hierro, coltan,
entre otras riquezas. Por el caucho y el oro en el Siglo XIX Ciudad Bolívar fue
una ciudad rica y prospera, uno de los referentes del país. Al sureste de
Ciudad Bolívar, donde están las minas de oro, nació un pueblo de marcada
influencia antillana, El Callao, allí llegaron inmigrantes de Trinidad y de
otras islas del Caribe, trajeron sus tradiciones y te cuento como anécdota, que
allí, en ese pueblo se jugó el primer partido de futbol que se jugó en
Venezuela.
Por esa influencia del caribe inglés, en el
estado Bolívar tenemos una alegre música de origen antillano que además es
típica del carnaval y por esta razón los carnavales de El Callao son quizá los
más tradicionales de Venezuela.
Pero en la Ciudad Bolívar de los años setenta
también había carnavales, por eso te voy a contar algo que recuerdo.
El 21 de junio de 1970, en una abarrotado
estadio Azteca de la Ciudad de México, O Rei Pelé y su scracht do ouro se
enfrentaba a una poderosa selección azurra, Pelé anotó por Brasil, luego llegó
el empate de Italia por intermedio de Bonisegna, pero después esa magistral,
engrasada pero a la vez alegre maquinaria de futbol demolió a Italia con goles
de Gerson, Jairzinho y Carlos Alberto. La verde amarella subió al podio en la
tribuna del Azteca a recibir la copa Jules Rimet, y se coronó como la primera
selección nacional Tricampeona mundial de futbol, aún hoy se dice que esta selección
fue el mejor equipo de todos los tiempos, ¿quien lo sabe?, algunos dirán que
Alemania, otros que las condiciones han cambiado, las marcas de los defensores
son diferentes, los balones también, hasta los “guayos”, ahora si los usas
Adidas o Nike quizá ellos hacen los goles solos. Bueno, lo cierto es que esa
selección marco una época.
Y dirás… y no que íbamos a hablar del carnaval
de Ciudad Bolívar, pues sí. Te cuento… al año siguiente del mundial de futbol
México’70 en febrero de 1971 en el desfile de las carrozas del paseo Orinoco de
Ciudad Bolívar estaba O Rei con todo su sequito y esto fue porque la carroza
del Centro español de Ciudad Bolívar era el estadio azteca con jugadores,
cancha, tribunas y sus luminosas torres de luz.
Desde Octubre comenzaron los preparativos,
recuerdo que era en un taller de algún industrioso español, por los lados del
parque ferial de la ciudad donde se transformó un gran camión, quizá un Mack o
quizá un International, en el Coloso de Santa Úrsula, mientras en las instalaciones
del club se definía quien era Pelé, quien Tostao, quien Gerson, quien Felix y
por otro lado se “obligaba” a otros a ser Riva, Rivera, Bonigsena, lo cual no
era deseable, pero que a algunos simplemente les tocó serlo. Además, también se
hacia el casting para ver las niñas que serían las espectadoras y harían la
“Ola” para alegrar el ambiente, bueno tal vez no, porque la ola aunque también
se inventó en México, fue solo hasta el mundial de México’86.
Así, un grupo de niñas estarían ataviadas con
liquiliques venezolanos y otras con vestidos rojos con bolas blancas o blancos
con bolas rojas de bailaoras de flamenco.
Se armó el camión, la cabina era disimulada con
un gran balón de cartón y yeso, ya estaban los equipos, las tribunas ya tenían
público y llego el carnaval. Fueron tres días de desfiles, y cada vez al pasar
por la tribuna principal, sonaba el audio del gol de Pelé, y sobre ese azteca
rodante se escenificaba ese momento, seguramente Pelé nunca lo supo, pero
repetimos en vivo su gol muchas veces y lo disfrutamos reviviendo ese 21 de
junio como si estuviéramos en el azteca, en ese momento éramos canarihos y
tricampeones mundiales.
Pero volviendo a la realidad, durante el
recorrido íbamos lanzando caramelos a los espectadores, y entre nuestros futbolistas
estaba Torres, quien seguramente era Burgnich, un fuerte y malencarado defensor
italiano, así que en lugar de lanzar los caramelos con la intención de que los
buenos guayaneses disfrutaran de nuestros dulces, los lanzaba con la potencia
de un pitcher de las grandes ligas a 90 millas por hora, con toda la maldad y
alevosía que puede poseer un terrible chamaco de 9 años, por lo que al final
del recorrido del ultimo día, los niños del barrio “Perro Seco” de la ciudad,
ya cansados de recibir los dulces caramelos convertidos en proyectiles, nos
persiguieron intercambiando aquellos inocentes dulces por piedras de varios
calibres. Creo que nunca olvidare a Torres.
La carroza finalmente llego al club, las bajas
fueron pocas, solamente Yuyo con una herida de poca magnitud en la cabeza, así
que después de colocarle “mertiolate” y una curita, celebramos el tercer lugar
conseguido en el desfile de carrozas del carnaval de Ciudad Bolívar del año
1971, la música era de Steel band y calipso, combinada con pasodobles españoles
y porros colombianos cantadas por la Billo´s Caracas Boys.
Por eso, aunque mis raíces son colombianas,
allí, en mis gustos musicales al lado de Carlos Vives estará siempre Mi música
de esa Guayana negra de El Callao, ese Steel band, ese calipso. Seguramente no
los sabes, pero cuando escuchas a Juan Luis Guerra cantando Woman del Callao,
ese es un calipso que un muchacho de Ciudad Bolívar compuso y dedico a las
mujeres de ese pueblo minero y que el maestro Juan Luis tuvo la gentileza de
internacionalizar (arriba de este párrafo, dale click y podrás escuchar Woman
del Callao).
Este relato será hoy un homenaje a Ciudad
Bolívar, histórica ciudad que un día fue emblema de Venezuela, pero que hoy
entre sus gobernantes y su gente batallan incansablemente por dejarla perder en
el olvido… tengan cuidado así empezó Parapara de Ortiz, el pueblo de “Casas
muertas” libro de Miguel Otero Silva.
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