Acceso a la Justicia 15 de noviembre de 2017
Para
la comunidad internacional el régimen político que gobierna Venezuela ya no se
disfraza de democracia, simplemente no lo es.
De
hecho, durante la reunión del Consejo de Seguridad de la Organización de
Naciones Unidas (ONU) realizada el lunes 13 de noviembre para discutir la
crisis en nuestro país, el representante de Uruguay, Elbio Rosselli, criticó que
la gestión de Nicolás Maduro pretenda funcionar de manera correcta con sus
países vecinos, mientras en su nación “no existe la democracia”. También
advirtió que el papel que ejerce la Asamblea Nacional Constituyente
(ANC), usurpando funciones
de la Asamblea Nacional, hace cuesta arriba recuperar la “convivencia
institucional” y por ende el restablecimiento del sistema democrático.
Embajadores
como los de Francia y Reino Unido recordaron otras
razones por las cuales se considera que no hay democracia en Venezuela además
de la propia existencia de la ANC, como lo son las reiteradas violaciones a
derechos como la libertad de expresión —reforzado con la aprobación de
la Ley Contra el Odio—, la manifestación pacífica, la salud y la alimentación.
Sobre estos últimos se refirieron con preocupación al hecho de que, pese a la
crisis, en Miraflores se nieguen a aceptar ayuda humanitaria por motivos
políticos, mientras hay gente que muere por desnutrición y falta de medicamentos.
Quizás
las palabras más duras en el encuentro propiciado por Estados Unidos e Italia
bajo la “fórmula
Arria” (reunión informal del Consejo) fueron las de Nikki Haley, embajadora
de la nación, quien tildó de
“narcoestado violento” al régimen de Maduro y por lo tanto un “peligro” para la
región y el mundo entero. “Estamos pendientes, no nos dejamos engañar”,
advirtió.
Pese a
lo grave de la situación, los países participantes coincidieron en que se
retome un diálogo en Venezuela, pero verdadero, y se espera que las sanciones como
las recientemente impuestas por la Unión Europea sirvan para presionarlo.
Mediáticamente
se ha considerado un logro, y en efecto lo es, que a través de la fórmula Arria
el tema de la crisis venezolana llegara al Consejo, en el que generalmente sólo
participan Estados y que, en cambio, también participaran las ONG, como es el
caso de Foro Penal Venezolano y Cáritas de Venezuela, que han recopilado
importantes denuncias sobre violaciones de derechos humanos en nuestro país.
Cáritas
puso sobre la mesa cifras dramáticas, como que 68% de los venezolanos
actualmente padece de hambre, que sólo 4 millones puede ingerir dos comidas al
día y que 82% vive en pobreza, entre otras.
Acceso
a la Justicia debe recordar que la fórmula Arria está basada en encuentros
informales que se llevan a cabo entre los miembros del Consejo de Seguridad de
la ONU con agentes externos, con el fin de promover el diálogo directo entre
los distintos agentes implicados en un conflicto.
¿Y a
ti venezolano, cómo te afecta?
El
hecho de que en instancias internacionales como la ONU, que tiene entre sus
funciones la protección de los derechos humanos, se esté discutiendo la crisis
venezolana y las acciones a implementar para resolverla (sanciones,
acompañamientos), luce hasta ahora como el camino más viable y garantista para
los ciudadanos a los efectos de destrancar el juego político y dar paso al
restablecimiento de la democracia en el país y a las soluciones de su crisis
social, política y económica.
Es
más, para que tenga lugar un verdadero diálogo entre los actores políticos
parece necesaria la presión internacional de organismos como la ONU, porque es
la única garantía de que ese diálogo se dirija a resolver los problemas reales
de los venezolanos, como son, sobre todo, los que se derivan de la emergencia
humanitaria.
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