ANDRÉS OPPENHEIMER 16 de diciembre de 2017
Como
la mayoría de ustedes, yo pensaba que la crisis económica de Venezuela
difícilmente podría ser peor, porque hubo una contracción económica del 12 por
ciento en 2017, con una tasa de inflación del 700 por ciento y una escasez
generalizada de alimentos y medicinas. Sin embargo, hay nuevos datos que
muestran que la situación va a empeorar aún más en 2018.
La
razón es que Venezuela ha entrado en una nueva etapa de declive económico: la
hiperinflación. Si bien el país ha tenido las tasas de inflación más altas del
mundo en los últimos años, técnicamente hasta ahora no había llegado a la
hiperinflación, que es cuando los precios suben más de 50 por ciento por mes.
Venezuela
cruzó ese umbral en las últimas semanas, según varios de los principales
economistas internacionales. Cuando los países llegan a la hiperinflación, el
dinero pierde sentido, porque nadie sabe cuál es el precio de los bienes y
servicios, y la economía se ve sumida en un caos total.
Alejandro
Werner, jefe del departamento latinoamericano del Fondo Monetario
Internacional, me alertó sobre el hecho de que “por primera vez, la economía
venezolana ha entrado en territorio hiperinflacionario a fines de 2017”. El FMI
pronostica que habrá una tasa de inflación acumulada de casi 2.400 por ciento
en 2018, con una disminución en el producto interno bruto del país de más del
10 por ciento.
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