Carlos Crespo 19 de diciembre de 2017
Analistas
indicaron que el caso zuliano es un buen ejemplo de lo que puede pasar en
futuros comicios si la MUD no resuelve sus diferencias internas.
Caracas.
Divisiones, rencillas personales, falta de coordinación y la consecuente desmoralización
del electorado que no respalda al Gobierno son los factores que explican que,
en menos de dos meses, la oposición perdiera 185.506 votos en el Zulia
facilitándole el camino al candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV), Omar Prieto, quien ganó con una cómoda ventaja de 194.760 sufragios
(15,78% de diferencia) sobre el dirigente de Un Nuevo Tiempo, Manuel Rosales.
Luego
de que el Consejo Legislativo del Estado Zulia, de mayoría chavista, declarara
la “falta absoluta” de Juan Pablo Guanipa (PJ), quien se negó a juramentarse
ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), se hicieron más visibles las
diferencias dentro de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en la entidad. El
exgobernador y líder de Un Nuevo Tiempo (UNT), Manuel Rosales, decidió
postularse para las nuevas elecciones, algo que fue visto como una muestra de
poca solidaridad dentro de la MUD.
Para
el politólogo Piero Trepiccione lo ocurrido en el estado fronterizo es un buen
ejemplo de lo que le puede ocurrir a la oposición en las elecciones
presidenciales, que deben celebrarse en 2018, si la alianza partidista no logra
recomponerse y unificarse alrededor de un candidato. “Cuando tienes a las
fuerzas divididas el adversario hace fiesta. El Zulia es un estado abiertamente
opositor, pero tienes a la oposición dividida en dos toletes. Esa oposición no
colabora entre sí y jugó a sus propios intereses electorales y un estado
opositor cae en manos del chavismo”.
Mientras
Guanipa obtuvo 700.775 votos el 15 de octubre, Rosales sólo consiguió 515.269
sufragio el 10 de diciembre. El chavismo, por su parte, logró incrementar su
votación de manera considerable y el candidato del PSUV obtuvo incluso más
papeletas que las que logró Guanipa en los comicios de gobernadores al alcanzar
710.029 votos. Sólo una oposición unificada, que superara el millón de votos
como ocurrió en diciembre de 2015, podía obtener la victoria.
Partidos
como Primero Justicia (PJ) y Voluntad Popular (VP) decidieron no respaldar a
Rosales en su postulación, lo que se expresó en el descenso de la votación de
los opositores. “PJ le sacó la silla. Ahí se ve la ausencia de PJ en la
votación de Rosales, con Guanipa se logró que todos los partidos se
movilizaran. En este caso no se logró. Lo mismo ocurrió en petare (Municipio
Sucre del estado Miranda) PJ no mandó a su gente en petare y (Enrique) Mendoza
al final pierde por eso porque PJ se abstuvo”, indicó el politólogo Luis
Salamanca.
La
abstención en el estado pasó de 44,29% en las regionales a 49,58% el 10D, un
incremento de 5,2 puntos porcentuales, que afectó principalmente a la
oposición. En Maracaibo, la capital del estado que concentra a 40% de los
electores y que es un bastión opositor, la abstención fue de 7,5%, lo que
explica que el chavismo ganara este municipio con una ventaja de casi 17.000
votos. Hace menos de dos meses, con Guanipa, la oposición ganó en esta
localidad con una diferencia casi 95.292 sufragios.
Salamanca
considera que los zulianos castigaron la postura del excandidato presidencial.
“Mucha gente vio en ese gesto de Rosales de postularse una deslatad muy grande
a un tipo que se inmoló. Debió decirle al mismo Guanipa que asumiera eso y que
él lo apoyaba. Fue una postura de poca consistencia ética. Le dieron un golpe
de estado y tu avalas eso”, expresó.
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