Revista Semana 22 de febrero de 2018
Para
aliviar un poco el sufrimiento de los venezolanos que a diario cruzan el puente
internacional Simón Bolívar en busca de comida o para emigrar definitivamente,
la Diócesis de Cúcuta creó un restaurante en el que trabajan voluntarios.
En
junio del año pasado, la Diócesis de Cúcuta creó la casa de paso La Divina
Providencia, un terreno de 1.300 metros en La Parada, el barrio colombiano al
que llegan todos los migrantes venezolanos que vienen de San Antonio del
Táchira, Venezuela. Juan González es uno de ellos. Pero su historia es
diferente: se quedó en Colombia hace tres semanas y desde entonces sirve como
voluntario de esta iniciativa.
“Yo no
genero dinero, solo trabajo por dos platos de comida” dice. “Jamás robaría”.
Desde que llegó a Colombia duerme en la calle y dedica sus días a cocinar para
los miles de venezolanos que se benefician de La Divina Providencia. A diario
esta casa de paso ofrece 1.500 desayunos y 1.500 almuerzos a venezolanos: los
que se quedan en Colombia y aquellos que, como no tienen qué comer en su país,
viajan hasta La Parada hasta ocho horas para alimentarse. No les pide nada más
que su cédula para verificar que sean del vecino país.
La
casa -dice el padre José David Cañas, promotor de la idea- es un oasis en medio
del desierto, haciendo referencia al
ambiente de tranquilidad que allí se respira, muy diferente al caos que
ocasionan las 45.000 personas que diariamente entran a Colombia por el puente
internacional Simón Bolívar y desembocan en La Parada. El terreno mide 1.500
metros cuadrados, es descubierto y tiene varios árboles que le dan un aire
distinto al del resto del barrio.
En La
Divina Providencia se sirve el desayuno a las 7:30 de la mañana, hora
colombiana, y el almuerzo, a las 10:30, considerando que los venezolanos tienen
una hora de más y que muchos de ellos madrugan para poder cruzar la frontera
apenas la abren, a las 5:00 de la mañana, hora colombiana.
Esta
obra, que el año pasado logró repartir 210.000 almuerzos, se financia con
donaciones. El lote es alquilado, cuesta 400.000 pesos al mes y, según el padre
Cañas, cada almuerzo sale a 1.500 pesos. Los 50 cocineros y personas que sirven
la comida y lavan la loza son voluntarios de varias congregaciones religiosas,
pero también venezolanos como Juan, que se niegan a delinquir y que quieren
demostrar que hay más buenos que malos dentro de los migrantes.
Los
aportes económicos para apoyar esta causa pueden consignarse en la cuenta de
ahorros Bancolombia No. 088657222720 a nombre de la Diócesis de Cúcuta, Nit.
890500597.
Para
las transferencias que vengan del exterior el Código Swift es COLOCOBM. En caso
de que el banco solicite 11 dígitos es necesario agregar tres X: COLOCOBMXXX
Diócesis
de Cúcuta:
diocesisdecucuta@gmail.com
Avenida
1ra Nº 27-131 Barrio San Rafael - Teléfono: 5727393.
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