José Manuel Vidal 16 de febrero de 2018
"A
la dirigencia política del oficialismo y de la oposición no le parece interesar
el bien común sino sus propios intereses". Contundente denuncia de
monseñor Mario Moronta, recién nombrado vicepresidente de los
obispos venezolanos, quien, frente al hambre, la opresión y la crisis
migratoria que se vive en el país, apuesta por que la Iglesia siga "intensificando
la opción preferencial por los pobres y excluidos".
Los
medios españoles dicen que sólo por la frontera de Cucuta ha pasado un millón
de refugiados venezolanos en un mes hacia Colombia. ¿Es cierto?
Ciertamente
que el número de los que pasan por la frontera hacia Cúcuta es demasiado alto.
Al menos hay dos pasos oficiales, los puentes internacionales Simón Bolívar (el
más transitado, pues allí están los controles aduaneros de los dos países) y el
Puente Internacional Santander, que enlaza directamente Cúcuta a Ureña. Un poco
más al norte, existe el puente que pasa de Boca de Griuta a Puerto Santaner
(Diócesis de Tibú) y al sur hay otro puente internacional que pasa de Delicias
(Venezuela) a Ragonvalia (Colombia). También hay otro paso hacia la pequeña
población de Herráns en Colombia.
La
mayor afluencia de personas que pasan se da en el puente Simón Bolívar. Se
calcula una paso de unas 60.000 personas diariamente (muchos de ellos, es
cierto que regresan pues van a hacer compras del lado colombiano); pero hay un
alto número que queda en Colombia, para ir a otros lugares de América del Sur o
a localidades en Colombia.
El
número de personas que ha atravesado el puente sin retornar, o porque se quedan
en Colombia o porque siguen a otros países, va creciendo. Se calcula que sólo
en Colombia hay más de medio millón de venezolanos que han ido en búsqueda de
trabajo o estabilidad. Pero el número de personas que sigue a otro países es
incontable.
Según
informaciones periodísticas, el pasado mes de diciembre atravesaron la frontera
más de un millón de personas. Desde que comenzó la situación de crisis en
Venezuela, han emigrado cerca de cuatro millones de venezolanos a diversas
partes del mundo.
Por la
frontera con Brasil es más difícil por lo lejana que queda del resto del país,
pero hay un considerable número de personas que atraviesan. Tanto en Brasil
como en Colombia, ya se da el fenómeno de familias que van caminando por las
carreteras hacia destinos nada cercanos por la falta de transporte suficiente.
El número de migrantes ha superado la capacidad de ser atendidos por
transportes interurbanos.
¿Hay
hambre en Venezuela?
Muchos
quizás piensan en las lamentables hambrunas que se han dado en África y otros
lugares del mundo. La situación no ha llegado a ese extremo y esperamos que
nunca se dé. Pero sí existe hambre: son muchas las familias que no logran
satisfacer las necesidades básicas, y se quedan con una comida al día.
Ha
crecido la desnutrición infantil y también entre adultos, sobre todo ancianos.
El problema está en que no se consiguen los insumos, no hay producción y lo que
se puede lograr conseguir es a un precio altísimo. Por ejemplo, una docena de
huevas tiene el valor prácticamente de un salario mínimo; no se diga de la
carne, del pollo y de otros insumos necesarios.
Hemos
ido ayudando en lo que está a nuestro alcance a muchas personas necesitadas. En
el tiempo de Navidad hubo muchos gestos solidarios a niveles comunitarios,
familiares e individuales. Es lamentable comprobar que en muchas partes hay
personas que buscan restos de alimentos en los desperdicios que son echados
para ser recogidos por el aseo urbano. Incluso en las grandes ciudades, a las
afueras de los grandes restaurantes se consigue gente buscando lo que puedan
conseguir para alimentarse algo.
La
crisis alimentaria va creciendo por la falta de insumos y por la carestía de lo
que se puede conseguir. Hay zonas más golpeadas, sobre todo las del centro del
país.
¿Faltan
las medicinas esenciales?
Por
haber dejado de producir y por las dificultades que existen para la consecución
de divisas extranjeras, se hace muy cuesta arriba la adquisición de medicinas.
Además es que la mayoría no se consigue. Los costos son altísimos. Hay en estos
momentos una grave situación con los enfermos oncológicos y quienes tienen que
hacerse diálisis, ya que no se consiguen ni los medicamentos ni lo necesario
para atender sus situaciones.
Los
hospitales hacen lo que pueden. Se ha pedido la apertura de un canal humanitario
para que puedan llegar medicinas. Pero el Gobierno Nacional se niega a abrirlo
o permitirlo, pues sigue afirmando que no hay crisis humanitaria en el país
sino una guerra económica provocada por la oposición y países extranjeros.
¿Qué
opina de la mediación del ex presidente Zapatero?
Toda
mediación es buena si es seria. Pero, hay un problema: el Sr. Rodríguez
Zapatero siempre ha estado del lado del Gobierno. Eso no brinda confianza
alguna. Por otra parte, el Gobierno no acepta otros mediadores sino los que
puedan estar cercanos a él. Lo mismo sucede con la oposición.
El
tema del diálogo es crucial. Lamentablemente se ha empleado para extender la
crisis y para darle tiempo al Gobierno a asegurarse en el poder. La oposición
busca más bien consolidar sus propios intereses. No hay mucha referencia a la
gente. Por otro lado, falta la presencia de otros factores importantes a la
hora del diálogo: los gremios, los representantes de los sectores populares,
etc.
Mientras
el diálogo sea sólo entre dirigentes políticos, sólo se conseguirá lo que ellos
quieren o buscan. El diálogo no puede seguir siendo un encuentro de élites.
Falta presencia de los sectores populares, gremiales... y que el punto numero
uno de esa agenda de diálogo sea la dignidad de la persona humana, tan
golpeada; es decir que se le considere a la gente como sujeto social capaz de
dar respuestas y capaz de poder dar soluciones. Pero a la dirigencia política
del oficialismo y de la oposición no le parece interesar el bien común sino sus
propios intereses.
¿Las
convocadas elecciones pueden ayudar a encontrar una salida pacífica al
conflicto que ya dura tanto en Venezuela?
Siempre
se ha pedido que se cumpla con el mandato constitucional de elecciones
presidenciales. Pero éstas deben realizarse con la garantía de respeto, de
legalidad y sobre todo de pulcritud. Es algo de lo que se duda.
¿Es
verdad, como dicen algunos, que los obispos venezolanos están en contra del
régimen de Maduro por sistema?
Los
obispos venezolanos estamos con el pueblo. Es el verdadero interés de la acción
del episcopado. Así lo hemos podido demostrar en muchas ocasiones. También
hemos sido claros al decir que estamos en contra del régimen totalitario que se
quiere seguir imponiendo en Venezuela.
Su
reciente nombramiento como vicepresidente de la Conferencia episcopal
venezolana le proyecta aún más a nivel nacional. ¿Qué papel quiere y va a
jugar?
Puedo
asegurarle que la reciente elección de la nueva directiva de la CEV se realizó
en colegialidad y fraternidad. La nueva directiva ya hemos dado los pasos para
reafirmar que trabajaremos en equipo. Cada uno tiene su área específica de
trabajo y todo lo hacemos en comunión. Personalmente la designación como I
Vicepresidente me desafía a fortalecer la colegialidad y comunión con mis
hermanos obispos y la disponibilidad de servicio para con todos los
venezolanos. Me permitirá seguir hablando y defendiendo la situación que
vivimos en la frontera y animando los procesos de renovación eclesial en toda
la nación.
Nos
hemos puesto la meta de fortalecer la presencia nuestra como obispos (de todos
los de la Conferencia Episcopal) en medio de la gente y a trabajar en comunión.
No es difícil porque, además de contar con la gracia de Dios, ciertamente somos
amigos, hermanos y compañeros... además tenemos un mismo objetivo, como es el
servicio eclesial al pueblo venezolano. Una de las tareas es la de seguir
intensificando la opción preferencial por los pobres y excluidos; animar los
procesos de renovación eclesial y seguir dando testimonio proféticos desde la
Palabra de Dios.
¿El
Papa Francisco está preocupado por Venezuela?
Siempre
lo ha estado. Hoy mismo lo manifiesta de muchas maneras. Algunos lo han
incomprendido porque pensaban que tenía la varita mágica para solucionar la
situación del país. Además de los contactos permanentes que tiene con la
nunciatura y muchos obispos en sus visitas a Roma, está siguiendo muy de cerca
la vida de la Iglesia y de la nación. Nos sentimos muy unidos y en plena
comunión con él. Puedo repetir lo que nos dijera el pasado mes de junio 2017:
"En la voz de los obispos de Venezuela está la voz del Papa". Así lo
reafirmó cuando un grupo de obispos venezolanos nos encontramos con él en su
reciente viaje a Colombia. Nos alienta con sus mensajes y nos fortalece con su
oración.
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