Ahiana Figueroa 14 de marzo de 2018
@ahianaf
Venezuela
integra por primera vez en su historia la lista de países en América Latina en
los cuales el envío de remesas desde el exterior se hace indispensable para
redondear el presupuesto familiar. Pero a ello se le añade un elemento: las
cajas de comida y medicinas.
A la
crisis económica producto de la caída de la producción petrolera y de los
ingresos en divisas se le suma la baja de la producción agrícola, la
imposibilidad de importar materia prima y el cierre de empresas afectadas por
expropiaciones, controles de precio y cambiarios. Todo eso ha sumido a la
nación en un ciclo de recesión de cuatro años y de un proceso de
hiperinflación. El Producto Interno Bruto de Venezuela ha caído un 37% desde
2014, una perdida más severa que la que experimentó Estados Unidos durante la
Gran Depresión.
“Decidí
dejar mi empleo, porque el sueldo no me alcanzaba para nada. Y esto porque mi
hermana me envía dólares todos los meses, lo que me permite vivir con
tranquilidad”, afirma Ignacio Andrade, un arquitecto de 29 años. Estudios
recientes indican que cada vez más venezolanos se van del país para enviar
dinero, alimentos y medicinas a familiares y amigos. Y es que con 50 a 100
dólares mensuales se cubre el ingreso de una familia de 4 a 5 integrantes.
De
acuerdo con resultados de la última encuesta de la firma Datos de Venezuela
realizada en enero pasado, 14% de los consultados dijo haber recibido remesas
desde el exterior en el último año y, de ese total, 50% las percibe todos los
meses.
El
país que una vez fue receptor de una gran cantidad de inmigrantes venidos de
Latinoamérica y Europa, ahora ve cómo sus ciudadanos han salido para buscar
mayor calidad de vida.
Son
alrededor de 4 millones de venezolanos en este país de 31 millones de personas
los que ahora envían esta ayuda desde donde se encuentren a sus familiares y
que, paradójicamente, se vieron obligados a emigrar por el propio estilo de
gobierno de Maduro.
“Las
remesas pasan a ser la esperanza para los que se quedan”, explico Luis Maturen,
director de la encuestadora Datos. Indicó que del total de los que recibieron
envíos desde el exterior, 5% recibió alimentos y medicinas y de este
porcentaje, 2% recibió solo alimentos y a 3% les llegó dinero, alimentos y
medicinas.
“Cada
dos meses recibimos dos cajas de comida como atún en lata, pasta, café y
granos, al igual que medicinas como antinflamatorios, antialérgicos y
antibióticos. El envío lo repartimos entre dos familias de seis integrantes. Es
una gran ayuda”, dice Teresa Gutiérrez. El remitente es su hermano, quien vive
en Estados Unidos.
Los
envíos han aumentado tanto que en la ciudad de Miami, donde vive una gran
comunidad de venezolanos, se han creado muchas empresas de courier las
cuales compiten entre sí para quedarse con una torta de las remesas. “Muchas
hacen ofertas y aprovechamos. Se puede pagar 20 dólares por el envío de dos
cajas”, destaca Gustavo Hernández.
La
diferencia de vivir en dólares o en bolívares
Las
remesas vienen mayormente de venezolanos reubicados en Europa y en Estados
Unidos, con el 42% y 40% del total, respectivamente, 12% de América del Sur y
5% de Centroamérica y el Caribe. Esta proporción podría variar ya que 4 de cada
10 venezolanos desean irse del país.
Los
venezolanos que viven en EEUU son los que más dinero mandan a Venezuela y
alivian de cierta manera la economía asfixiada de su país de origen.
“Observamos dos Venezuelas de los que pueden recibir dólares y por lo tanto su
poder adquisitivo cambia o mejora y la otra que vive en bolívares y que lucha
con un poder de compra que ha mermado debido a la hiperinflación”, acotó Luis
Maturen.
Y no
es para menos. El rendimiento de un dólar en Venezuela supera con creces a la
capacidad de compra que tenga en otro país de la región.
Qué se
puede comprar con 50 dólares
En Venezuela*
|
En EEUU
|
|
Combos BigMac
|
57
|
6
|
Kilos de carne
|
34
|
4
|
Huevos
|
1,121
|
330
|
Tazas de café
|
436
|
20
|
Entradas al cine
|
158
|
4
|
FUENTE:
Datanálisis (* En el mercado negro). | UNIVISION
El
control de cambio en Venezuela y la caída de los ingresos en divisas han
generado la existencia de un mercado paralelo en el cual el precio del dólar se
ha incrementado sustancialmente.
Aunque
el gobierno ha creado un esquema cambiario denominado Dicom para incentivar las
remesas, este no ha generado la suficiente confianza ni los incentivos para que
esta oferta de dólares ingrese al país. Quizás el hecho de que Maduro lo
anunciara entre risas, diciéndole a la diáspora venezolana con ironía:
'Véndanme a mí las remesas' no ha ayudado al éxito del esquema.
Las
casas de cambio venezolanas llevan desde 2003 sin vender libremente un dólar,
haciendo que el sector casi desaparezca. Antes del control cambiario, existían
24 casas de cambio, hoy en día quedan siete y de estas solo tres están
autorizadas para realizar operaciones de compra venta a través del Dicom.
Antes
del 2003, año en el cual se instauró la política de controles por parte del
fallecido presidente Hugo Chávez y que ha continuado Maduro, el Banco Central
de Venezuela subastaba entre 45 millones y 60 millones de dólares diarios a
casas de cambio y bancos para que pudieran vender a sus clientes. Hoy en día
esa cifra es prácticamente cero.
Muchos
venezolanos cruzan la frontera con Colombia para retirar las remesas de sus
familiares y al reingresar al país, los dólares son luego vendidos en el
mercado paralelo. Informaciones publicadas en medios colombianos indican que la
recepción de remesas provenientes de España y EEUU se disparó en 86% en apenas
un año.
De
acuerdo a cifras ofrecidas por una fuente del sector a Univision Noticias, un
monto de aproximadamente 2.5 millones de dólares mensuales es enviado por
venezolanos a través de la oficina de Western Union ubicada en Cúcuta.
“Nadie
quiere enviar sus remesas a Venezuela por la vía formal (el Dicom de Maduro),
el diferencial cambiario hace que la gente tome como referencia el precio del
dólar paralelo, el cual supera 6 veces al tipo de cambio oficial”, dijo la
fuente que pidió no ser identificada.
Y la
diáspora venezolana sigue mutando, introduciendo nuevas modalidades de
supervivencia. “Mi papá decidió irse por seis meses a Canadá para trabajar allá
en la construcción y ahorrar dólares. Luego de ese tiempo se viene y esperamos vivir
con eso por un tiempo aquí”, indicó Fernando Rodríguez, estudiante de
Ingeniería en la Universidad Simón Bolívar en Caracas.
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