Aloysio Nunes, Canciller brasileño |
Amanda Marton Ramaciotti 27 de abril de 2018
Aloysio
Nunes apuesta hoy más que nunca por una política exterior que busque
resultados, no afinidades ideológicas. El Canciller brasileño, crítico de los
gobiernos anteriores del Partido de los Trabajadores (PT), quiere que su país
vuelva a ser visto como "un constructor de consensos" en la región.
Ex
guerrillero izquierdista, Nunes (73) fue exiliado durante la dictadura militar
(1964-1985) y hoy es miembro del Partido de la Social Democracia Brasileña, el
principal aliado del Presidente Michel Temer.
Consciente
de que forma parte de un gobierno de transición, asegura que quien gane las
elecciones presidenciales de octubre tendrá que "dar continuidad y
profundizar las reformas necesarias para garantizar el crecimiento sostenido y
el bienestar de la población".
Lo
que, a su juicio, se hará en un contexto favorable: "el actual gobierno ya
señaló el camino, puso las cuentas públicas en una trayectoria positiva y va a
entregar un país con inflación controlada, crecimiento económico y una mayor
confianza de los consumidores e inversores".
A días
de la llegada del Presidente Sebastián Piñera a Brasilia -donde se reunirá
mañana con su par brasileño y con Nunes-, el ministro de Relaciones Exteriores
analiza en esta entrevista por escrito con "El Mercurio" las
relaciones entre ambos países y define como "una prioridad" el
acercamiento entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico.
-Durante
el gobierno de Temer, Brasil se alejó de países bolivarianos como Venezuela
-con el cual el PT siempre tuvo buena relación- y se acercó, por ejemplo, a
Argentina. ¿Cuál es la posición actual de Brasil en la región?
"En
realidad, fue el actual gobierno venezolano el que se alejó de Brasil, del
Mercosur y de otros países de la región al optar por la vía autoritaria. La
posición de Brasil sigue siendo la misma. La política externa brasileña tiene
como objetivo permanente, incluso por mandato constitucional, la integración
regional. Pero queremos una integración que beneficie a la población, que se
base en la democracia y en los valores compartidos.
Ya no
hay lugar en América del Sur para retrocesos autoritarios, para violaciones
deliberadas y sistemáticas a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales. Hoy existe una convergencia muy grande entre Brasil, Argentina,
Uruguay y Paraguay, así como con Chile, los demás miembros de la Alianza del
Pacífico y otros países sudamericanos sobre la necesidad de contribuir para que
los propios venezolanos encuentren el camino de la concordia, del diálogo y de
la democracia. Brasil seguirá siendo un constructor de consensos en búsqueda de
una región pacífica, democrática y cada vez más integrada económica y
socialmente".
-Se
acerca el primer viaje del Presidente Piñera a Brasilia, después del encuentro
que Temer sostuvo con el canciller chileno Roberto Ampuero la semana pasada.
¿Cómo ve usted la relación entre ambos países?
"Las
relaciones son excelentes. Brasil y Chile están destinados a ser socios
estratégicos en la construcción de una América del Sur más unida y próspera.
Tenemos una visión política común sobre una América del Sur pacífica.
Compartimos valores que deseamos para nuestras sociedades -la democracia, el respeto
a los derechos humanos- y para nuestra región. Brasil es el principal socio
comercial de Chile en Sudamérica y nos enorgullece concentrar el mayor stock de
inversiones externas chilenas en el mundo. Nuestros países comparten el deseo
de una mayor integración económico-comercial entre el Mercosur y la Alianza del
Pacífico, y la integración física entre las costas del Atlántico y del Pacífico
de nuestra región. Yo dije el otro día al canciller Ampuero que una 'amistad
sin límites' une a nuestros países. Creo que es una buena fórmula, porque dice
mucho de qué nos acerca y qué nos inspira hacer juntos en la región y en el
mundo".
-El
gobierno del PT decía que la política externa de Brasil era "activa y
altiva". ¿La gestión actual mantuvo esa visión? ¿Cuáles son los
principales cambios que usted implementó?
"Ese
rótulo fue creado durante el gobierno de Lula da Silva. Como todo rótulo, no
necesariamente corresponde a su contenido. La diplomacia presidencial de Lula
ganó visibilidad, ayudada por un líder carismático, que representaba una
novedad y se benefició de una economía favorable. También hubo mucho márketing,
con discursos altisonantes que no siempre se tradujeron en ganancias reales.
Como decía Joaquim Nabuco -autor de un importante ensayo sobre el Presidente
José Manuel Balmaceda-, uno no se vuelve más alto por saltar. El principal
cambio que hice fue traer la política externa a su lecho tradicional: buscar
resultados concretos, sin contentarnos con la retórica autocomplaciente;
contribuir para modernizar la inserción económica de Brasil en el mundo y
retomar una política de vocación universal. No creemos en lineamientos
automáticos de ningún tipo".
-Brasil
viene saliendo de su peor recesión desde la vuelta a la democracia y el FMI
mejoró su proyección de crecimiento para un 2,3% en 2018. Cuando usted asumió
la Cancillería, puso énfasis en una política exterior comercial. ¿Cómo evalúa
actualmente la relación del país con la Alianza del Pacífico?
"El
acercamiento entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico es una prioridad y
hace parte del esfuerzo más amplio de modernizar la inserción de Brasil en la
economía internacional. El acercamiento entre esos dos bloques es uno de los
temas más promisorios de la agenda económica de América Latina. Juntos, Mercosur
y la Alianza del Pacífico, responden por más del 90% del PIB y de los flujos de
inversión directa extranjera en la región, y, sumando 470 millones de personas,
representan un 80% de la población de América Latina y el Caribe.
Creo
que es importante recordar que el acercamiento entre los dos bloques no es algo
que empieza de cero. Ya tenemos una importante red de acuerdos comerciales
entre el Mercosur y los países que hoy integran la Alianza. Por fuerza de esos
acuerdos, en 2019 alcanzaremos una virtual zona de libre comercio en América
del Sur. Sobre esta base, adoptamos en 2017 una hoja de ruta para el
acercamiento del Mercosur a la Alianza del Pacífico, con foco en resultados
concretos. Creemos que es posible aprovechar mejor los acuerdos comerciales existentes,
simplificar y agilizar trámites de comercio exterior, e incentivar una mayor
interacción empresarial. En ese espíritu, Brasil propuso la adopción de un
acuerdo de facilitación de comercio entre los dos bloques, en línea con los
compromisos que todos asumimos en el Acuerdo de Bali de la OMC".
-La
crisis en Venezuela ha repercutido en Brasil, especialmente en el estado de
Roraima, donde miles de venezolanos buscan refugio. ¿Cuál ha sido la postura de
Brasil y cómo pretende enfrentar la presión en la frontera?
"El
ingreso de miles de venezolanos en búsqueda de refugio es una consecuencia
directa del clima de autoritarismo, anomia y descalabro económico que hoy vive
nuestro vecino. A pesar de todas las dificultades, Brasil ha acogido un gran
número de migrantes venezolanos y continuará haciéndolo. Fui refugiado y
entiendo bien la importancia de la acogida. Temer ha sido bastante enfático al
decir que Brasil mantendrá sus fronteras abiertas (...) Nuestra prioridad es
garantizar una acogida digna, en cumplimiento a la ley brasileña y a nuestras
obligaciones internacionales".
-¿Cree
que la región debe dar una respuesta conjunta, como establecer cuotas de
refugiados o sanciones a Maduro?
"Pese
a que la región esté dispuesta a dar su contribución para el regreso de
Venezuela a la democracia, este es un proceso cuya conducción cabe
primordialmente al pueblo venezolano. No es de tradición ni de filosofía
diplomática brasileña recurrir a sanciones diplomáticas. Brasil solamente
aplica las sanciones multilaterales, de acuerdo con la Carta de la ONU y otros
instrumentos jurídicos internacionales. Como presidencia pro tempore del
Mercosur, el año pasado lideramos la aplicación de la cláusula democrática, que
suspendió a Venezuela del bloque. También prohibimos la exportación de armas y
artefactos que puedan ser utilizados en la represión política. No creo que
cuotas de migración sean adecuadas".
-Hace
unas dos semanas, Lula, el líder más popular del país y muy reconocido en el
exterior, fue encarcelado. Mientras algunos dicen que eso demuestra que el
sistema judicial funciona, otros acusan una persecución política. ¿Cómo impacta
su detención a la imagen del país?
"Puedo
comprender la lógica del PT de buscar transformar a Lula en un 'preso político'
para consumo externo, para movilización de su militancia. Es parte del juego
político. Pero no podemos cuestionar la independencia y el funcionamiento de
las instituciones democráticas brasileñas, del Poder Judicial, del Estado de
Derecho. La prisión del ex Presidente respetó el marco legal, fue transparente,
se dio después de una amplia defensa y del debido proceso legal. Claro, ¿qué
país no tendría su imagen debilitada con la prisión de un ex Presidente? Es
triste, digo esto como ciudadano brasileño. Pero tal vez sea este el doloroso
proceso de construcción de un país en que las leyes son iguales para todos.
Quiero creer que esa imagen prevalecerá en el largo plazo, la de un país que da
pasos concretos, dentro de la legalidad y de la democracia, hacia un sistema
político mejor. Al final, son pocos los países que cuentan con instituciones
como las brasileñas, dotadas de independencia y madurez, capaces de tomar
decisiones de esa envergadura".
''No
hay lugar en América del Sur para retrocesos autoritarios, para violaciones
deliberadas y sistemáticas a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales (...) Brasil seguirá siendo un constructor de consensos en
búsqueda de una región pacífica, democrática y cada vez más integrada económica
y socialmente".
''Puedo
comprender la lógica del PT de buscar transformar a Lula en un 'preso político'
para consumo externo, para movilización de su militancia. Es parte del juego
político. Pero no podemos cuestionar la independencia y el funcionamiento de
las instituciones democráticas brasileñas (...)".
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