BEATRIZ SOTILLO 15 de abril de 2018
Dos
centenares de personas que han vivido y trabajado en Venezuela, más de la mitad
de ellas nacidas en Euskadi y de vuelta tras jubilarse, están atravesando una
situación dramática a la que no se ve una fácil solución. Estas 200 personas
-que podrían ser más porque no hay datos oficiales- llevan casi dos años y
medio sin recibir la pensión a la que tienen derecho porque el gobierno de
Nicolás Maduro decidió dejar de abonar estas prestaciones y hace oídos sordos a
las reclamaciones de un colectivo que en el Estado español llega a las 9.000
personas.
Junto
a estos pensionados venezolanos obligados a vivir de la solidaridad de
familiares y amigos y a pedir ayudas sociales hay otro grupo creciente de
personas que también han venido desde Venezuela huyendo de la crisis económica,
social y política de aquel país. Son los nuevos inmigrantes o refugiados,
porque en muchos casos están pidiendo asilo; personas de entre 30 y 50 años,
con diversos perfiles profesionales, que forzados por la falta de expectativas,
la represión política y la falta de derechos invierten los flujos migratorios
que hace años llevaron hasta Venezuela a muchos vascos. Debido a esta “diáspora
a la inversa” el colectivo de venezolanos en Euskadi, muchos de ellos con
progenitores vascos, se ha duplicado desde 2016, mientras que se estima que en
el resto del Estado español la inmigración procedente de Venezuela se ha
triplicado.
“El
Estado español registra desde hace tres años una inmigración creciente de
venezolanos y Euskal Herria también ha visto crecer las llegadas desde
Venezuela. Muchos son jóvenes, porque ha habido un éxodo de jóvenes muy
importante. Se calcula que más de tres millones de personas han salido de
Venezuela en los últimos 20 años y probablemente la mitad de esa cifra lo ha
hecho en los últimos cinco años. Junto a esas personas jóvenes también está
llegando gente de 50 o 60 años que se han tenido que ir porque en Venezuela no
ha medicinas, apenas hay comida y para conseguirla tienes que pagar precios
exorbitantes porque hay hiperinflación. Este año se estima que la inflación en
Venezuela está en el 13.000% . Las personas de más de 50 años que han venido no
consiguen trabajo porque aquí no se contrata a casi nadie de más de 50, y menos
aún si vienes de fuera. Estas personas viven un drama. Mucha de la gente joven
que está saliendo de Venezuela en los últimos meses lo hace en autobús ya que
ni siquiera pueden comprar un pasaje de avión. Están yendo a Colombia y de allí
van bajando hacia Chile, Argentina y Perú. Los jóvenes están logrando contratos
para algún tipo de trabajo, pero los de más edad están pasando un mal trago”,
explica Iñaki Gainzarain, un vasco-venezolano retornado que desde una
asociación está buscando soluciones para los que han dejado de recibir su
pensión.
EL
DOBLE DE PERSONAS Egleé Torres, presidenta de la Asociación de
Venezolanos en Navarra, confirma el fuerte incremento registrado en la llegada
a Euskadi de personas que huyen como pueden de Venezuela y apunta que en el
último año ha habido un aumento del 34% en las solicitudes de asilo. Egleé
cuenta que en Cáritas de Iruñea, “que es el organismo que hace la introducción
para quienes solicitan asilo, les citan para darles información en grupos de 30
personas y en cada grupo de 30, 24 son venezolanos”. “Ahora mismo -añade- los
venezolanos somos los segundos en solicitudes de asilo en España, por detrás de
Ucrania y por delante de los sirios”.
La
presidenta de la asociación navarra, que es muy activa en la búsqueda de
soluciones y oportunidades para los refugiados y el envío de ayuda
-fundamentalmente medicamentos y material sanitario- para los que siguen en
Venezuela, explica que la importante llegada de venezolanos a las comunidades
autónomas vasca y navarra se debe a que “muchos están retornando”. “Son
personas -dice- que se fueron hace años, o cuyos padres y abuelos emigraron,
vivieron en Venezuela y están retornando. Hay muchas personas con raíces
vascas, otros han venido porque en alguna ocasión conocieron o les han hablado
de que aquí hay calidad de vida... sí, entre los venezolanos que ahora están en
Euskadi hay retorno, hay herencia, hay relación previa con esta tierra. Además,
la gente que ya estamos aquí y tenemos familiares en Venezuela, estamos
haciendo lo imposible por traerles, y también hay muchas personas tratando de
ayudar al primo, al amigo... que hacen lo que pueden para se salven”.
Las
asociaciones que agrupan a esta nueva diáspora proponen soluciones
individualizadas y acceso a los programas de ayudas sociales tanto para los
refugiados y los inmigrantes, como para los pensionados, porque entre ellos hay
situaciones diversas, pero cada vez se dan más casos de personas que llegan,
como dice Egleé Torres, “con una maleta, una carga emocional importante y un
desarraigo muy sentido”. “Aquí hay gente que trabajaba en los organismos de
seguridad del Estado y se negaron a cumplir órdenes del Gobierno, hay personas
que han sido víctimas de secuestros y han huido como han podido, hay gente que
ha venido porque ha sufrido persecución o amenazas, gente que ha perdido el
trabajo porque no son chavistas, que pudieron vender sus cosas reunir un dinero
y venirse pero con la situación económica que se vive allí viene mucha gente
que se ha quedado sin nada por el camino”, explica. Según Egleé Torres, la
migración venezolana actual es “muy vulnerable” y “se parece a la que viene en
patera desde África o a los cubanos que iban a Miami”.
LOS
MAYORES Muchos de los pensionados y jubilados venezolanos que
desde hace más de dos años no reciben su pensión han creado asociaciones en
varias comunidades autónomas, empezando por aquellas en las que reside un mayor
número de ellos: Galicia, Asturias, Madrid, Comunidad Valenciana, Aragón y
Catalunya. En Euskadi se ha creado AsoPenJubBilbao, que agrupa los afectados
que residen en la CAV, Nafarroa, Cantabria y La Rioja. El objetivo común de
todas estas organizaciones, que se han unido en una federación, es buscar
soluciones y ayudas para miles de personas que “tras trabajar toda su vida en
Venezuela ahora se encuentran en la indigencia”.
Iñaki
Gainzarain puntualiza que prácticamente dos tercios de esos 9.000 pensionados
han nacido en el Estado español, muchos en Euskadi, pero sus ingresos
económicos dependen del Instituto Venezolano de Seguros Sociales, que a finales
de 2015 dejó de abonarles las prestaciones. Según Gainzarain, la razón última
de este impago de pensiones a quienes residen fuera de Venezuela está en la
situación de quiebra del estado bolivariano. “El sistema que se utilizaba para
pagar las pensiones estaba basado en el tipo de cambio de la Divisa Protegida
que era el que manejaba el estado para sus operaciones hasta hace unos meses y
que era de 10 bolívares por dólar. La pensión por vejez en Venezuela se sitúa
un poquito por debajo del sueldo mínimo venezolano, de forma que cambiada a la
tasa de 10 bolívares por dólar, hasta hace cuatro o cinco años los pensionados
que vivían aquí estaban cobrando poco menos de 400 euros mensuales
regularmente. Pero el gobierno fue entrando en un proceso de inflación y fue
ajustando el sueldo mínimo, ahora hay una situación de hiperinflación, y llegó
un momento en que Venezuela pagó hasta 1.200 dólares en un mes por una pensión,
porque como pagaban a razón de 10 bolívares el dólar y el sueldo mínimo eran
12.000 o 13.000 bolívares... eso era inviable mantenerlo. El sueldo mínimo
ahorita es un millón de bolívares, así que tendrían que pagar como pensión
100.000 dólares”.
En
enero de este año se suprimió la Divisa Protegida y la situación para los
pensionados fuera de Venezuela también sería dramática si llegaran a cobrar sus
pensiones con el cambio actual. “Si ahora el Gobierno de Maduro depositara la
pensión de un venezolano que vive fuera -indica Iñaki Gainzarain- como se la
deposita a los que viven allá, abonaría una cifra que no llega a los 600.000
bolívares y si cambias esa cantidad en el mercado paralelo, donde el euro está
a 300.000 bolívares, te darían dos euros. Una cosa que es absurda, porque ni
siquiera podrías transferir esa cantidad para poder cobrarla aquí”.
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