viernes, 4 de mayo de 2018

Venezuela: sin solución a la vista, por @carrenojose1




JOSÉ CARREÑO FIGUERAS 03 de mayo de 2018

La crisis de refugiados venezolanos crece cada vez más, tiene ramificaciones y consecuencias cada vez más amplias y ningún viso de terminar.

Se trata, comienzan a concordar sociólogos y políticos, de la crisis de refugiados más grande de los tiempos modernos en América Latina, aún cuando el gobierno venezolano, aliados como Bolivia y Cuba, o beneficiarios como Trinidad y Tobago, resistan la definición.

De acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), “si bien no todos los venezolanos son refugiados, cada vez resulta más claro que un número significativo necesita protección internacional”.

Cualesquiera que sea la formulación, sea refugiados políticos o migrantes económicos, las reverberaciones tienen cada vez mayor alcance en el continente: tan lejos como Buenos Aires y Miami o tan cerca de Venezuela como Brasil, Colombia, Ecuador o Trinidad y Tobago.

Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, afirma que hay más de un millón de venezolanos asentados en su territorio.

El Primer Ministro de Trinidad y Tobago, Keith Rowley, advirtió a las Naciones Unidas que no permitirá que su país se convierta en un campo de refugiados; en Brasil, se estima que más de 50 mil venezolanos se han establecido en la ciudad de Boa Vista, que tenía 320 mil habitantes 2016 y es la capital del estado de Roraima, en la frontera con Venezuela.

En total se estima que más de un millón de venezolanos han emigrado en los últimos 30 meses.

Sean lo que sean y cualesquiera sea la definición de políticos o burócratas internacionales, son ciertamente producto de una crisis económica, política y social.

Y no importa cómo se les denomine, son cerebros y brazos que dejan Venezuela en busca de oportunidades.

Son parte de ese enorme volumen de personas que en Asia, África o América Latina buscan mejorar su situación; sus razones son similares a las que en las últimas décadas motivaron a otros migrantes, sean mexicanos, italianos, franceses, españoles, chinos o japoneses: el deseo de una vida mejor en lo económico o huir de la represión.

En el caso venezolano, para bien o para mal y guste o no al gobierno de Maduro, se combinan ambos factores. Peor aún, no parece haber una salida viable: el presidente Maduro buscará legitimar su gobierno con una elección del 20 de mayo, en la que el único candidato de la oposición tradicional es Henri Falcón, del Partido Avanzada Progresista, y el tercero en discordia es Javier Bertucci, un predicador evangélico que representa al grupo Esperanza por el Cambio.

Y como ha sucedido en los últimos años, la oposición está dividida pese a una semblanza de coordinación en la Mesa de Unidad Democrática que el propio Falcón asegura que “dejó de existir hace tiempo”.

Pero tal como se plantean, las elecciones no serán solución para los problemas y sólo llevarán a cada vez más emigración, con o sin el nombre de refugiados.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

La naturaleza de la dictadura, los normalizadores y la oposición, por Manuel de la Mancha

Manuel de la Mancha 09 de diciembre de 2024 Venezuela ha sido secuestrada por delincuentes. En la anterior entrega establecimos que ésta e...