Carolina Ávila Cortés 21 de junio de 2018
@lacaroa08
En los
últimos dos meses entraron a Colombia 118.709 niños, niñas y
adolescentes desde el hermano país de Venezuela, según el balance realizado
hasta el 8 de junio de este año por el Riesgo Administrativo de
Migrantes Venezolanos en Colombia (Ramv). Algunos sin entender por qué
tuvieron que abandonar su país, otros con la desesperanza de no saber cuándo
será el retorno.
Acompañaron
a sus padres a hacer las filas desgastantes para ingresar y registrarse en
Colombia, pues la situación política y humanitaria de Venezuela los
obliga. La oposición está enfrentada con el Gobierno de Nicolas Maduro y los
menores se han visto obligados a abandonar su colegio, su barrio, sus
amigos y sus familiares. Lo cual les causa mucha nostalgia. Como cuando
los desplazados por el conflicto interno de Colombia se contaban por miles en
la época más cruda de la guerra entre 2002 y 2008. De hecho, miles de
niños y adolescentes hicieron su vida en Venezuela, el país que abrió sus
puertas humanitarias.
La
vida de estos menores en Colombia está llena de incertidumbres, caras nuevas y
nuevos sueños. Por eso, la oficina el Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Refugiados en Colombia (Acnur) y la agencia de
pedagogía infantil Click Arte, lanzaron a mediados de mayo
pasado “Mi viaje, un nuevo lugar”, una cartilla donde los niños
venezolanos podrán contar el recorrido que hicieron para salir de su país,
las situaciones que han tenido que vivir y las emociones que les
causa vivir como refugiados en Colombia.
Las 80
páginas de la cartilla están llenas de ilustraciones y colores. Cada niña o
niño venezolano que la reciba podrá rayarla pintarla y llenarla de
calcomanías. En cada hoja hay actividades pedagógicas pensadas por
Click Arte y Acnur para entender qué significa para la niñez huir de su país
obligados.
“En
ocasiones nos encontramos con que solo los adultos tienen acceso a algo de
información o a alguna ruta de atención, pero los niños no. Por eso, surgió
esta idea de pensar cómo poder proteger a esos niños y
ponerlos en el centro de la toma de sus decisiones una vez llegan a un país
diferente.”, dijo Johanna Reina, oficial de protección de la
oficina de Acnur en Colombia.
El
libro desarrolla cinco aspectos que se meten en la intimidad de los menores: la identidad
como un niño o niña venezolana; la identificación de las emociones que
sintió al llegar al nuevo país; la exploración de su nuevo entorno; cómo
se proyectan y cuáles son sus sueños; y los derechos a los que tienen
acceso como niños extranjeros.
Entre
las actividades que la cartilla tiene para los niños hay preguntas sobre
las personas de su entorno, sobre lo más bonito que han vivido a través de
sus sentidos, y luego deben dibujar a los acompañantes de su
recorrido hasta Colombia, que escriban cómo fue en “su viaje”. También, que
expliquen lo que significa para ellos una frontera, que identifiquen los medios
de transporte que usaron a través de las calcomanías o que
pinten los nuevos alimentos y palabras que han conocido desde que llegaron
al nuevo país.
“Lo
que más impactó en el grupo de niños con quienes hicimos el plan piloto es la
simpleza de saber que eso les pertenecía a ellos. También vimos el caso
de una abuela de 60 años que relacionó uno de los barcos que
está pintado en la cartilla con el barco donde viajó. Este ejercicio generó mucha
nostalgia en las casi 45 personas, entre niños y adultos, con los que hicimos
la actividad y provocó una reflexión conjunta, familiar y comunitaria
de lo que ha sido dejar Venezuela”, agrega Reina.
Después
de este ejercicio, que se llevó a cabo el 20 de mayo en Arauca con 30
niños, Johanna Reina y Lisa Neisa, directora de Click Arte,
concluyeron que la cartilla además de ser una herramienta de protección
para los niños y niñas, también sirve para el fortalecimiento
comunitario y que la pueden utilizar personas de todas las edades
para generar sentido de pertenencia por lo que se tiene en su país.
Al
final de la cartilla los venezolanos encontrarán una lista de
instituciones enfocadas en la atención a la niñez y a los refugiados en
asuntos como la documentación, la atención básica, la educación y las garantías
de seguridad.
Más de 1000
cartillas fueron repartidas en otras ciudades de la frontera
colombo-venezolana, como Cúcuta, pero también en Medellín, Bogotá,
Buenaventura y y en departamentos de La Guajira y Nariño.
También se compartieron con entidades territoriales como las secretarías
de salud y de educación, y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para
que brinden una atención pensada en los niños y adolescentes.
Acá puede descargar “Mi viaje, un nuevo lugar” para
hacer pedagogía con los niños colombianos y venezolanos. Para reproducirla
debe contar con el permiso de Acnur y Click Arte.
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