Julian Moreno Mestre 10 de julio de 2018
Si
algo puso muy triste a mi amigo párroco hace cosa de dos meses, fue un asunto
de dinero. Envió 50 € a Venezuela en 5 billetes de 10 €, quería ayudar de esa
forma a un hermano del venezolano que se había traído meses atrás. Este
muchacho, quiere escapar de Venezuela hacia Argentina, pasando a Brasil y de
Brasil cogiendo un vuelo a Argentina (vuelo comprado por amigos de venezolanos
en Argentina). El enviar billetes de 10 € era para facilitarle que en su
tránsito por Brasil, pudiera irlos cambiando con comodidad o usándolos según la
necesidad, pues el euro está bien valorado.
El
caso es que él se animó a enviárselos, y pensó en 50 €, como una buena
colaboración y sin mucho pensar. Pero al cabo de unos días, la pena le vino
cuando aquel muchacho le escribió con muchísimo agradecimiento y valorando
efusivamente aquellos 50 € como si fuera una fortuna. “¿Fortuna?” Me decía mi
amigo párroco, “Esto me pone triste, hice una pequeña colaboración sin saber
realmente lo grande que era, lo llego a saber y hubiera mandado más de 100 €
para que por lo menos su agradecimiento fuera más coherente a lo que yo había
mandado”. Mi amigo párroco se acordaba del "óbolo de la viuda", en su
caso había enviado una ayuda que estaba muy por debajo del agradecimiento
recibido, pues quien lo recibía, una ayuda como esa significaba más de medio
año de trabajo para conseguir guardar 50 €, es más, 50 € significaba la
oportunidad de emigrar y hacer de su vida algo mejor. El pásaje del "óbolo
de la viuda" es justo al revés que esta historia, una viuda da todo lo que
tiene para vivir que es muy poco y Jesúcristo se siente admirado por esa pobre
mujer por dar lo que es una fortuna para ella.
PD:
Actualmente, este chico ya está en Brasil cogiendo su vuelo rumbo a Argentina.
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