PABLO XIMÉNEZ DE SANDOVAL 17 de agosto de 2018
Gustavo
Dudamel, uno de los grandes directores de orquestas del mundo (venezolano) tomó
la decisión de llevar sistema de enseñanza musical de Venezuela a los Los
Ángeles.
El
barquisimetano, esta semana presentó el proyecto para la creación de un
auditorio diseñado por Frank Gehry, en uno de los barrios más desfavorecidos de
la ciudad estadounidense.
Un día
de 2007, una profesora del colegio de Edson Natareno le dijo a su madre que
acababan de abrir unas clases de música por las tardes en el barrio, en pleno
Exposition Park, una zona que linda con las calles más deprimidas de Los
Ángeles. Tenía ocho años. “Nadie en aquella clase tenía conocimientos de música”,
asegura. Iba los martes y viernes, de siete a ocho de la tarde. Aprendió a
tocar el violín y después el clarinete. Hoy, con 20 años, Natareno ha tocado el
clarinete en el Hollywood Bowl, en Londres y en Japón con la Filarmónica de Los
Ángeles. Dice que su mayor orgullo es haber tocado bajo la dirección del
responsable de todo esto, Gustavo Dudamel.
Aquellas
clases de música fueron el principio de un programa llamado Youth Orchestra of
Los Angeles (YOLA). Lo puso en marcha Dudamel el mismo año que llegó a la
ciudad como director musical de la Filarmónica (LAPhil). El modelo está
inspirado en El Sistema, el programa público de enseñanza musical para niños
desfavorecidos que es uno de los mayores orgullos de Venezuela y que es el
origen de la carrera de Dudamel. Desde entonces, ha formado a más de 1.200
jóvenes de barrios desfavorecidos de la ciudad de Los Ángeles.
Este
miércoles, más de una década después, Dudamel presentó junto al arquitecto
Frank Gehry la futura sede fija de YOLA. Será una nueva aportación de Gehry, a
quien Dudamel asegura que llama Pancho en la intimidad, a una ciudad que luce
el Walt Disney Concert Hall, la escuela Loyola de Derecho o el Museo
Aeroespacial de California. Para el presidente ejecutivo de LA Phil, Simon Woods,
la orquesta de Los Ángeles ya tenía dos de los espacios para conciertos más
reconocibles y espectaculares del mundo, el Walt Disney Concert Hall y el
Hollywood Bowl. Con el espacio de YOLA en Inglewood, añade un tercero a la
misma altura de los otros dos.
“No es
que nosotros, como intérpretes de música clásica, nos limitemos a estar en un
sitio, porque eso siempre ha sido, de alguna manera, la música clásica. La
gente lo ve como algo elitista, lejano, pero el concepto de la música y el arte
debe viajar hacia la comunidad”, opinó.
Fue
una ocasión para oír a Dudamel hablar apasionadamente de este proyecto. “No se
puede ver el mundo hoy y no tener un poco de miedo por la siguiente
generación”, dijo el venerado conductor en el acto. Dudamel presentó YOLA como
el hogar de “niños que nunca sabrán hacer la raíz cuadrada de 64, como yo, pero
que pueden tocar a Beethoven de la manera más hermosa”.
“Existe
el concepto de que (los músicos) somos un grupo de privilegiados que tienen
acceso a algo especial”, razonó Dudamel. Pero la música se puede enseñar. “La
educación artística es un derecho de la gente. La cultura para pobres no tiene
que ser una cultura pobre. Tiene que tener espacios que inspiren, que hagan
soñar”, como el que se presentó este miércoles en Inglewood. Los jóvenes
desfavorecidos de Los Ángeles aprenderán música en un conservatorio diseñado
por el estudio de arquitectura más prestigioso de la ciudad y asesorado por
Dudamel en cuanto a las necesidades técnicas y acústicas. “Estos chicos van a
transformar la vida de sus familias porque van a trabajar con lo mejor”.
“Esto
es un sueño hecho realidad”, añadió Dudamel. “En este lugar vamos a construir
un futuro hermoso. Un lugar de dignidad, arte, cultura y comunidad. Veremos los
resultados cuando todos estos chicos se conviertan en los líderes de sus
comunidades”.
El
centro surgirá de la reforma integral de uno de los edificios del Ayuntamiento
de Inglewood, un municipio al suroeste de Los Ángeles con mayoría latina y
afroamericana y que alberga algunas de las zonas más deprimidas de la ciudad.
Tendrá 2.300 metros cuadrados, con un gran escenario en el medio y las mejores
condiciones acústicas, según Dudamel (“es un escenario prácticamente idéntico
al del Disney Hall”). El coste proyectado es de 14,5 millones de dólares. Se
espera que comience a funcionar en 2020. El centro llevará el nombre de Thomas
y Judith Beckmen, la pareja de filántropos locales que ha liderado las
donaciones para el proyecto.
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