Los venezolanos ya no migran, huyen de un país en ruinas. |
Irene Ayuso 29 de agosto de 2018
La crisis que azota Venezuela, ha dejado
de ser un problema exclusivo del país caribeño, y se ha convertido en un
completo quebradero de cabeza para toda la región, que busca de manera urgente
dar una respuesta coordinada ante el riesgo de que los servicios públicos se
colapsen y la xenofobia aumente.
Los
venezolanos ya no migran, huyen de un país en ruinas. El
paso constante de peatones por el puente internacional se ha convertido en la
imagen de una migración sin precedentes en Venezuela.
Si los
primeros venezolanos que migraron se fueron en avión, los que más
se resistían a dejar su país ahora se ven forzados a escapar, cargados
de miedo y esperanza, confiando en que la opción migratoria sea una
oportunidad para mejorar su situación y sin saber si algún día podrán volver al
hogar que dejaron atrás.
De
acuerdo con el estudio de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida el
migrante venezolano sigue siendo mayoritariamente profesional, aunque ya se
estima que 12% de los que se marchan están en los estratos más pobres.
Y cada
persona que se marcha, supone una historia de sacrificio: Muchos de los que
conforman la nueva oleada de migrantes, se están moviendo a
pie, en una odisea que dura días e incluso semanas y en
condiciones precarias. Muchos se quedan sin recursos para continuar el viaje y
se ven obligados a vivir en parques públicos y a recurrir a la mendicidad y
otros mecanismos perjudiciales para satisfacer sus necesidades diarias.
DEL
GOTEO A LA MASA: HAMBRE Y DESESPERACIÓN
La
razón del éxodo venezolano no responde a un conflicto, como es el caso de
Colombia, sino a causa de una crisis económica caracterizada por la
escasez de bienes fundamentales ( comida o medicinas), hiperinflacción y
salarios bajos, a lo que se suma la restricción de ciertos derechos civiles y
políticos.
Hay
informes que señalan que 1,3 millones sufren desnutrición. La
gran escasez de medicamentos básicos y suministros médicos hacen que los más de
100.000 pacientes con VIH y sida queden en riesgo por la falta de medicación
necesaria. Además de que enfermedades antes erradicadas como el sarampión, la
malaria, la tuberculosis y la difteria están nuevamente presentes y van al
alza, señala Stephane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU.
FUGA
DE VENEZOLANOS: LAS CIFRAS DEL ADIÓS
Estamos
ante un éxodo masivo que traspasa fronteras, no sólo de manera regional sino
que mundial, y ante un fenómeno histórico, convirtiéndose en la
mayor crisis migratoria en latinoamérica en los últimos 50 años.
Hasta
junio de 2018, se estimaba que 2,3 millones de venezolanos,
de los 32,8 millones de habitantes han salido del país, principalmente hacia
Colombia, Ecuador, Perú y Brasil. Sin embargo, es difícil saber con
precisión la magnitud de la migración , ya que el gobierno no ofrece
estadísticas sobre el éxodo.
Según
cifras de la OIM, la presencia de los venezolanos en países suramericanos pasó
de 88.975 – reportados en 2015- a 885.891 personas en 2017. Casi el 50 % de la
población migrante de este país.
Este
incremento ha tenido como destino Chile, Colombia y Brasil, los cuales han
visto crecer en hasta 13 veces la cantidad de venezolanos en su territorio.
LOS
ATAQUES XENÓFOBOS
Venezuela,
ha pasado de ser un estado receptor a emisor. Es un país que
tradicionalmente ha acogido a miles de refugiados de todo el mundo, entre
ellos, de Argentina, Chile y Uruguay, siendo una de las huéspedes más
célebres la escritora chilena Isabel Allende.
Según
sostiene Olga Sarrado, oficial de comunicación en información pública
de ACNUR, los países de la región, así como sus ciudadanos han
mostrado gran generosidad y solidaridad en la acogida de venezolanos que han
llegado a sus fronteras, manteniendo una política de puertas abiertas,
pero con las elevadas cifras de venezolanos que cada día cruzan, la capacidad
de recepción y provisión de los países de destino se encuentran bajo presión.
Pero
por otro lado también ha comenzado a aparecer una sombra de
xenofobia en la región donde ya se han registración situaciones violentas
y rechazo hacia ellos. En concreto en Brasil hubo algunas
tensiones entre la población local y los venezolanos . Los residentes de
Pacaraima atacaron el pasado 19 de agosto a los inmigrantes venezolanos después
de que un comerciante fue asaltado, golpeado y apuñalado. Los brasileños
culparon a cuatro migrantes por el ataque.
Las
muestras de discriminación y xenofobia incrementan la estigmatización de
quienes se han visto forzados a abandonar su país y ponen en riesgo su
integración en la comunidad de acogida. Estas demostraciones, llevadas a cabo
por una minoría no pueden manchar la larga tradición de acogida demostrada por
los países de la región, Sarrado.
CRIMINALIZANDO
LA MIGRACIÓN
“Cuando
los desplazamientos aún no eran muy masivos y por ende, muy visibles para la
opinión pública, el comportamiento de los estados vecinos es de apertura,
menos exigente, pero a medida que el éxodo se va dilatando en el tiempo y la
cifra de entradas se va incrementando , y por ende la concentración de personas
en localidades cercanas a la frontera va aumentando , los Estados, como medida
de reacción, tienden a adoptar medidas más restrictivas”,
señala Rita Lages, académica de la Universidad de Chile especializada
en migraciones
Así ha
pasado en Chile, y recientemente en Ecuador y Perú, donde ahora demandan la posesión
de un pasaporte venezolano para poder entrar, lo que dificulta su entrada, dada
la dificultad por obtener dicho documentos.
Pedir
pasaporte no desincentivar la migración, la criminalizará : En la
medida en que los canales legales de entrada se cierran o se vuelven más
difíciles de cruzar, lo más probable es que asistamos a la aparición de
situaciones de tráfico de personas, no necesariamente por bandas delictivas
organizadas, sino que el cruce irregular de la frontera puede ser llevado a
cabo por personas nacionales o extranjeras que conozcan el terreno y los puntos
de entrada menos vigilados, pero de mayor dificultad o peligro, lo puede llevar
a casos de muertes, agrega Lages.
Consecuencias
y desafíos
La
crisis de migración masiva de venezolanos en la región podría tornarse en
una similar a la de los refugiados alertan desde las organizaciones
humanitarias.
“Esta
es una crisis que hemos visto en otras partes del mundo, particularmente en el
Mediterráneo, tenemos que empezar a delinear las prioridades y recursos para
administrarla lo más pronto posible”, alertó Joel
Millman, portavoz de la OIM.
Las
necesidades de la población migrante requieren de los países de acogida
asistencia con estatuto legal, documentación, refugio, acceso a la atención
médica y otros servicios básicos, destacan desde los organismos, un
desafío para los estados de edificar políticas de lucha contra la desigualdad,
un desafío en el que la solidaridad, es la clave.
“Esta
crisis plantea un enorme test a la larga tradición jurídica del asilo en
América, marcada por una visión humanista en relación con el exiliado y el
solicitante de asilo, que se traduce en menores dificultades legales para
obtener un estatuto legal en el país, en qué medida la actual práctica de los
estados americanos es coherente con esa tradición”,
sostiene Rita Lages, abogada de la Universidad de Chile especializada en
migraciones.
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