Eduardo Matute 10 de agosto de 2018
El
colapso de Venezuela no tiene precedentes en la historia, tanto en
Latinoamérica como en el resto del mundo. Para Miguel Ángel Santos, quien viene
estudiando desde hace años, la construcción de este colapso advierte lo que
podríamos llamar “una tormenta perfecta”: El Producto Interno Bruto (PIB) en 5
años ha caído un 44.9%, a la vez, las importaciones, en el mismo período han
disminuido en un 75.1%, mientras que la tasa inflacionaria (estimaciones del
FMI), alcanzará en el 2018, a un millón por ciento. En medio de esta hecatombe,
desde el Estado se prosigue controlar a las organizaciones y espacios que la
sociedad venezolana ha construido desde hace por lo menos 70 años.
En
este contexto avanza, a pasos agigantados, una grave situación de emergencia
humanitaria, que pone en peligro la vida de amplios sectores de la sociedad
venezolana y que amenaza, sobre todo a los ciudadanos más vulnerables (adultos
mayores, discapacitados, enfermos crónicos y especialmente las madres de niños,
niñas y adolescentes en situación de pobreza.
Diversas
voces hablan ya de la resistencia. Se dice que hay que insistir y resistir.
Preservar y ampliar los espacios democráticos, denunciar los actos
dictatoriales y exigir el cumplimiento de la constitución. Adicional a esa
resistencia política, se encuentra la solidaria.
En el
día a día, la solidaridad se expresa en la organización de la población.
Organización que se puede realizar desde los espacios de la sociedad civil. Es
un mecanismo idóneo para hacer resistencia a un poder cuya misión es el
copamiento de los espacios democráticos, tanto en la actividad política como en
el resto de las actividades de la sociedad.
Para
resistir ahora y para prefigurar el futuro de Venezuela, 30 organizaciones comunitarias
suscribieron un pacto este 24 de julio, que denominaron “Compromiso con
Caracas”, en el cual acuerdan construir un espacio de encuentro y articulación
entre barrios y urbanizaciones, un espacio para promover la solidaridad y el
tejido social frente a la hiperinflación, la crisis de la salud y el colapso de
los servicios públicos, que se expresa en una primera dimensión, en el Centro
Comunitario de Caracas.
Es un
nuevo espacio físico destinado a la educación ciudadana para la participación,
para el encuentro y la articulación entre agrupaciones comunitarias, para el
entretenimiento y el crecimiento personal y, muy especialmente, para resistir
ante el intento de control de los espacios de la sociedad y prefigurando la
Venezuela del futuro desde lo local, desde lo cotidiano, organizando y
relacionando redes solidarias alrededor de la comida y las medicinas, buscando
juntos soluciones para la crisis en agua, electricidad y transporte.
Los
esfuerzos ciudadanos en procura de aliviar los graves problemas de suministro y
calidad de los servicios pueden multiplicarse si logran su articulación y la
atención de las personas en situación más vulnerable. Expandir y consolidar
iniciativas como la del “Compromiso con Caracas”, son de enorme importancia en
estos momentos
Agradezco
la información suministrada por @tibairealtuve, @pedrodelmedico y @santanaelias
para la redacción de esta nota.
El
Centro Comunitario de Caracas se encuentra en el Centro Comercial El Marqués
(Final Av Rómulo Gallegos)
Tomado
de: http://talcualdigital.com/index.php/2018/08/10/tejiendo-redes-de-solidaridad-por-eduardo-matute/
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