El Tiempo 01 de agosto de 2018
80
inmigrantes aceptaron dejar una zona verde en Cali
Las
hermanas Hernández dejaron a sus familias en Venezuela. Viajaron a pie y
metidas en cargas de tractomula, con los huesos helados y el miedo de ser
inmigrantes.
Ayer,
en una zona verde de Cali, que se convirtió en ‘Ciudadela’ de más de 200
venezolanos, ellas discutían si quedarse allí o seguir. Geraldine Hernandez,
madre de cinco hijos, quería quedarse. Su hermana le decía que desde cuando salieron
de su país esperaban llegar a Perú. No era una decisión sencilla después de su
travesía que cruzó por Cucutá y Bogotá, donde no les dieron ni un vaso de agua
y los corretearon autoridades en una camioneta blanca.
Geraldine, quien en su país trabajó en una panadería y una floristería, expresaba su miedo a irse “porque en Cali han sido amables”. Pero su hermana insistía por el riesgo de una multa por ser inmigrantes. “Me da miedo que se caiga en prostitución y a eso no vinimos”, decía.
Geraldine, quien en su país trabajó en una panadería y una floristería, expresaba su miedo a irse “porque en Cali han sido amables”. Pero su hermana insistía por el riesgo de una multa por ser inmigrantes. “Me da miedo que se caiga en prostitución y a eso no vinimos”, decía.
Era una de las decenas de historias de los venezolanos que se fueron asentando en los últimos meses en esa zona verde de Cali, a unos pasos de la Terminal de Transporte. Al abrir la mañana, en medio de los rumores de un desalojo o la extensión de la permanencia en ese predio, los presentes entonaron el himno de Venezuela, con una que otra lágrima, entonando "Gloria al bravo pueblo
que el yugo lanzó, la ley respetando, la virtud y honor" finalizando hasta el último verso Unida con lazos que el cielo formó, la América toda existe en Nación; y si el despotismo levanta la voz, seguid el ejemplo que Caracas dio."
Con
apoyo de OIM, 80 inmigrantes aceptaron dejar una zona verde en Cali y viajar a
la frontera con Ecuador. Los que se quedan deberán documentarse.
Allí
estaba Novil Amavil Linares Reyes, quien esperaba quedarse pero lo agobia un
paludismo que lo obliga a regresar a Venezuela. “La salud es muy diferente en
Colombia, es por niveles. Por eso tengo que regresar a mi país a que me den el
tratamiento adecuado”.
Novil
mencionó que tuvo negocio en Caracas, donde surtía mercancías como zapatos y
ropa. Culpa al gobierno de perderlo porque no hay una estabilidad cuando se
tienen sueldos de 5 millones de bolívares mensuales pero un kilo de queso vale
4’8 millones. “Tuve que vender parte de mi mercancía, computador con el que
trabajaba, y lamentablemente tengo que regresar por mi salud”.
La
Organización Internacional de Migraciones (Oim) realizó acompañamiento al
disponer buses para que los venezolanos asentados en Cali decidieran a donde
seguir. Ayer se les ofreció desayuno y servicios de baño para pasar al registro
con los oficiales de migración.
El
secretario de Seguridad y Justicia de Cali, Andrés Villamizar Pachón, dijo que
el proceso busca apoyarlos y proteger la integridad de los niños y adultos
mayores.
Emilys
Durán está entre quienes se quieren quedar. “En mi país no se puede. Busco
oportunidad en Cali y poder mandar dinero a mis hijos y mi familia”.
La
Arquidiócesis de Cali, representada por fray Francisco Nel Leudo, dijo que se
empezó a gestionar la estadía de quienes desean quedarse, pero no es sencillo
por asuntos logísticos.
De
acuerdo con la Gobernación del Valle del Cauca, hay más de 16.000 inmigrantes,
de ellos un 70 por ciento en Cali.
Le
sigue Palmira, con 1.037 personas, según Jesús Copete, secretario de Gestión de
Riesgo de Desastres del Valle. Después Jamundí con 940; Yumbo, con 718;
Buenaventura, con 400; Cartago, 365; Florida, 360; Buga, 290; El Cerrito, 200;
y Candelaria, 168.
A las
2:00 de la tarde del martes, 80 de los immigrantes decidieron dejar esa
‘Ciudadela’ en Cali donde pasaron noches y amaneceres a la intemperie, pero
había desayuno y baño. Se montaron en dos buses. Gregory Arias, con su hijo de
6 años y dos amigos, subían a uno de los buses porque esperan que el camino les
devuelva los días felices de su querido Caracas.
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