Francisco José Alonso 09 de noviembre de 2018
El
éxodo de los venezolanos en España y otros países suramericanos
Para
entender un poco el fenómeno que acompaña el éxodo de venezolanos que vemos en
España y por los países suramericanos, hay que remontarse en el tiempo y
entender los vínculos históricos existentes entre estos países.
La
Gran Colombia fue un país de América del Sur creado en 1819, cuando
definitivamente se termina la fase de 9 años de luchas por la independencia que
terminaron con el estado colonial existente desde el siglo XVI. El término Gran
Colombia se emplea por la historiografía para distinguirla de la actual
República de Colombia.
Esta
república existió jurídicamente entre 1821 y 1831 y se configuró a partir de la
unión de las anteriores entidades coloniales del Virreinato de la Nueva
Granada, la Capitanía General de Venezuela, el Gobierno de Quito y el Gobierno
de Guayaquil. Su superficie correspondía a los territorios de las actuales
repúblicas de Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela, incluyendo la Guayana
Esequiba.
Venezuela
fue primero colonia española y posteriormente parte de la Gran Colombia.
Numerosos y poderosos vínculos se han creado con España y con sus países
hermanos.
Hasta
hace pocos años, el flujo migratorio era hacía Venezuela. Fue notable la
emigración de españoles, sobretodo gallego y canarios hacía Venezuela. Indianos
eran los españoles retornados, generalmente ricos de aquellas prósperas
tierras. Muchos venezolanos son descendientes directos de españoles.
Los
colombianos también emigraron a Venezuela durante el siglo pasado, era un país
rico próspero, en pleno desarrollo. Su moneda, el Bolívar, era una de las más
fuertes frente al dólar. Era un país donde el alto nivel de vida se respiraba
en sus coches de alta gama que llenaban las calles, los hermosos barrios
residenciales, los restaurantes y los clubes nocturnos abundaban con
reconocidas orquestas bailables. Nadie imaginaba que en algunos años, las
erráticas conductas equivocadas, relacionadas con las ideologías de izquierda,
fueran capaces de destruir toda esta sociedad del bienestar y llevar el país a
lamentables niveles de precariedad y pobreza extrema, pero lo que empuja a los
venezolanos a emigrar, más que la pobreza, es la violencia, la impunidad y las
injusticias asociadas a un absolutismo político.
Muchos
venezolanos están ahora retornando a sus raíces españolas, otros viajan
interminables distancias por países suramericanos. A excepción de los que
emigraron a Brasil, donde el ambiente no parece muy favorable, su éxodo a
través de Colombia, Ecuador y Perú no ha tenido mayores conflictos. En estos
países han encontrado la solidaridad y el apoyo de la ciudadanía que los
percibe como hermanos, y los gobiernos les han facilitado el paso sin mayores
obstáculos legales.
Se
calcula que el éxodo venezolano por Colombia alcanza un millón doscientos mil
personas de los dos millones trecientas mil que han salido a diferentes países.
Muchos se quedan por el camino, otros atraviesan buscando familiares en países
más al sur o mejores oportunidades laborales y vitales. El mismo carácter
latino hace fácil la convivencia y las actitudes solidarias, los ciudadanos de
todos estos países conocen las dificultades, la pobreza, la guerra, y lo que
valoran un día de paz y bienestar.
"Hermano,
bienvenido, hoy por ti, mañana por mí?"
Ni las
autoridades, ni los ciudadanos albergan ninguna animadversión, pero no faltará
el oportunista que quiera hacer cosecha de las desgracias ajenas. Hay que estar
atentos para no permitir que virus sociales se incuben en países debilitados y
enfermos, como pasó con los movimientos islámicos extremos, que invadieron
poblaciones debilitadas y cuesta muchos trabajo sanarlos políticamente. También
existe el negocio de la guerra que aprovecha fomentar todos estos conflictos y
hacer leña del árbol caído. La comunidad internacional debe estar atenta para
denunciar y evitar todo oportunismo político.
Otro
foco de conflicto se presenta, la migración que avanza por Centro América rumbo
a USA, se necesita toda la solidaridad, claridad política, empatía y legalidad
para afrontar estas migraciones, que se están volviendo endémicas de los países
pobres y violentos a los otros países percibidos como de gran bienestar, los
que se convierten en un sueño o un paraíso lejano.
La
raíz de todos estos conflictos está en las desigualdades, la injusticia y
sobretodo, la violencia interna. Diagnosticarlas, prevenirlas y sobretodo,
estar atentos para denunciar y señalar oportunismos y malas praxis que
agravaría todos estos conflictos.
Tomado
de: https://www.laopiniondezamora.es/opinion/2018/11/09/hermano-bienvenido-hoy-manana/1122884.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario