jueves, 15 de noviembre de 2018

Una estrategia de cohesión para el rescate del orden constitucional y democrático, por @carome31




Carlos Romero Mendoza 14 de noviembre de 2018
@carome31

El Frente Amplio Venezuela Libre ha convocado a un congreso nacional para el próximo 23 de noviembre del 2018, que previamente abrirá espacios de encuentro e intercambio de ideas y opiniones entre ciudadanos, que libremente decidan participar en cada uno de los estados del país.

En ese congreso se propone debatir sobre la hoja de ruta de la sociedad democrática para enfrentar con mayor efectividad los desafíos cívicos que tenemos en el presente. En tal sentido, la metodología anunciada propone una mesa de trabajo para abordar las acciones de lucha en el ámbito nacional, y otra, la organización para abordar los desafíos desde el ámbito internacional.

Por otro lado, el congreso nacional se presenta como una extraordinaria oportunidad para identificar los consensos y disensos sobre aquellos grandes temas políticos, económicos y sociales que resultan transversales para la reconstrucción del país.  En tal sentido, la metodología propone una mesa de trabajo a través de la cual, se puede decir, se legitimaría una visión compartida del país que todos aspiramos construir en democracia.

Pero, además, el congreso propone una mesa para el debate sobre la transición y las elecciones, tema que sin duda alguna aporta un importante contenido a la hoja de ruta que el congreso pueda construir como resultado de la jornada nacional.

Por último, el congreso plantea dos temas claves en la efectividad para enfrentar los desafíos políticos que, de inmediato, tenemos como sociedad. Se trata de definir la organización del Frente Amplio y lograr construir una estrategia de comunicación a través de las redes.

El congreso nacional propuesto por el Frente Amplio Venezuela Libre se presenta como una necesidad y, hasta ahora, como la única propuesta de conexión social a nivel nacional, que no solo es viable, sino que además, con su agenda, responde directamente a las deficiencias que hoy presenta nuestra lucha cívica y pacífica por restaurar el orden constitucional y democrático en Venezuela.

La disciplina, la participación masiva de los ciudadanos y la capacidad de sistematizar las ideas, opiniones y propuestas en ese gran debate nacional, serán los ingredientes fundamentales para lograr un importante documento final que permita orientar y construir una efectiva hoja de ruta que, además, cohesionar a la sociedad democrática en lo que ha denominado el Padre José Virtuoso como una “unidad superior”.

Qué importante sería para que este esfuerzo no quede como un acto más, tal y como expresó Gerardo Blyde, que el documento final del congreso nacional del Frente Amplio Venezuela Libre encuentre en la Asamblea Nacional un destinatario político y estratégico, para que el mismo alimente un debate parlamentario que lleve a la aprobación de un acuerdo político nacional, a través del cual la Asamblea Nacional formalice las propuestas en un documento público, oficial e institucional, que registre los lineamientos generales para un plan nacional de reconstrucción y desarrollo del país.

Un acuerdo político aprobado por la Asamblea Nacional, que registre las lineas generales de los temas políticos, sociales y económicos sobre los cuales hay consensos, que exprese el compromiso de apoyo al Frente Amplio Venezuela Libre y a la hoja de ruta que se ha construido como resultado de un proceso de libre participación nacional e inclusión social, contribuiría a rescatar importantes niveles de confianza de los electores con respecto a los diputados y, además, permitiría restaurar el valor de la legitimidad que ostenta la Asamblea Nacional venezolana.

Pero además, qué oportuno sería si ese acuerdo pudiera adecuar los grandes consensos nacionales a los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, como un concreto compromiso de la sociedad democrática frente a los grandes retos que se plantean en la Agenda Global y que solo es viable alcanzar a través de la democracia como forma de gobierno.

Esta adecuación permitiría al mundo entero comprender, en unos términos globales ese acuerdo nacional, su alcance y contenido. Pero además, facilitaría la divulgación del desafío que tenemos como sociedad y contribuiría a generar confianza en el ámbito internacional.

La Asamblea Nacional tiene un rol a partir del 11 de enero 2019, fecha que marca el inicio de una nueva etapa en la crisis venezolana y la cual estará muy marcada por la incertidumbre.  ¿Qué expectativas tiene la sociedad venezolana en relación a ese rol que debe jugar el parlamento nacional? Sin duda, debe ser una de las preguntas a responder en ese Congreso Nacional, de manera que permita plantear las expectativas con claridad y sin intermediarios.

Un acuerdo aprobado por la Asamblea Nacional, producto del debate parlamentario y como mandato de la sociedad civil, organizado de manera transparente y plural en forma de Congreso Nacional, pareciera ser en estos momentos un instrumento idóneo y efectivo para lograr niveles adecuados de cohesión en función de una hoja de ruta para la restauración del orden constitucional y democrático del país.

Y, nuevamente, para que ese esfuerzo trascienda y no quede como un acto más, también es fundamental que ese acuerdo propuesto por la Asamblea Nacional, sea asumido y aceptado por los distintos actores politicos y sus organizaciones partidistas, en acto público de compromiso frente a la sociedad venezolana y con la Conferencia Episcopal Venezolana como garante del mismo.

Como bien lo ha expresado el padre Virtuoso, el 11 de enero 2019, se intentará imponer una prórroga ilegítima de la actual Presidencia, en consecuencia, estamos llamados a defender la Constitución, su derecho a elegir y a cambiar de gobernante[1], hasta ahora el Congreso Nacional propuesto por el Frente Amplio Venezuela Libre, representa una oportunidad efectiva para cohesionarnos en función de ese fin.

En nuestras manos está una oportunidad, que solo exige levantar nuestra voz cívica y pacífica, en un marco de libertad y respeto, para opinar, disentir y proponer. Debemos ser proactivos y pasar del debate político vía tweets al debate presencial.

Para el 11 de enero ya está anunciado el no reconocimiento internacional al proceso electoral presidencial del 2018 y a la Asamblea Constituyente. Está claro, de eso no debe haber duda; mientras tanto, cada gobierno hace sus análisis políticos correspondientes para ver cómo se responde a esa realidad y, en nuestro caso, como sociedad, tenemos el deber moral y ético de diseñar una estrategia con acciones concretas para dar respuesta a la misma.

¿Qué tan dispuestos estamos para asumir este nuevo desafío? Los gobiernos del mundo sin duda estarán valorando la respuesta de la sociedad democrática en esta oportunidad.

Carlos Romero Mendoza
@carome31

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