Zenaida Amador 05 de agosto de 2019
@alnaviocom
Mientras
el proceso de diálogo entre los representantes de Nicolás Maduro y de Juan
Guaidó se encuentra en una fase de consultas, los ojos del mundo vuelven a
enfocarse en Venezuela gracias a la cita que tendrá lugar en Lima este martes 6
de agosto para lograr una reflexión plural sobre el caso. A la Conferencia
Internacional por la Democracia en Venezuela han sido invitados representantes
de unos 100 países y se espera que el encuentro sirva de espaldarazo a las
gestiones que buscan destrancar el juego político en el país.
La
cancillería peruana, que terminó formalizando hace un mes las invitaciones al
encuentro originalmente anunciado en abril, señaló que la intención es apreciar
la grave situación en Venezuela y su impacto regional desde diferentes
perspectivas.
“La
participación de todos los gobiernos invitados busca crear un entorno
internacional que contribuya a que los propios venezolanos puedan superar la
grave situación que atraviesa Venezuela, sobre la base de su ordenamiento
constitucional, los principios del derecho internacional y la plena vigencia
del sistema democrático”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú.
Rusia
fue el primero en declinar su participación. La cancillería rusa, al evaluar la
invitación, dijo no estar convencida “de que sea acertado hablar sobre el
problema de la democracia en Venezuela sin la participación de los venezolanos,
representantes del gobierno de Nicolás Maduro y otras fuerzas políticas”.
Concluyó que “es conveniente que nos abstengamos de participar en dicha conferencia”.
Según
fuentes diplomáticas citadas por varios medios internacionales, Cuba también
habría decidido no tomar parte en la reunión.
Rusia
y Cuba son dos grandes aliados de Nicolás Maduro, pero no son los únicos. A
Lima también fueron convocados China y Turquía, entre otros, aunque todavía no
se han divulgado formalmente las listas de los asistentes ni se sabe con
certeza quiénes declinaron.
Cuando
el canciller peruano, Néstor Popolizi, formalizó las invitaciones dijo que para
evitar la polarización en el encuentro no serían convocados ni Maduro ni
Guaidó. Pero este fin de semana se conoció que Julio Borges, representante de
Guaidó ante el Grupo de Lima, sí estará presente en el encuentro, algo que
podría incidir en otras delegaciones de aliados de Maduro.
Crisis
migratoria y secuelas económicas
Si
bien no se abriga que de la reunión surja un comunicado o un pronunciamiento
unificado, sí que la cita sirva de caja de resonancia ante los problemas que
Venezuela implica para la comunidad internacional. Más allá de las posturas
políticas sobre el hecho de que el régimen de Nicolás Maduro se alejó de la
senda democrática y de que viola sistemáticamente los derechos humanos de los
venezolanos, están las repercusiones que tales acciones generan a nivel global.
La
sola estimación de que el número actual de venezolanos que han emigrado se
pueda duplicar de aquí al 2020 enciende todas las alarmas. Todos están
conscientes de que la crisis migratoria y de refugiados no cesará si el
conflicto político de Venezuela se prolonga mientras, en paralelo, se agudiza
el descalabro económico del país.
Pensar
que el próximo año puede llegar a más de 8 millones el volumen de venezolanos
movilizados en el exterior es un tema que no puede dejarse de lado. Aunque este
ha sido el foco de otros encuentros regionales, en esta ocasión se busca darle
visibilidad global.
El
Grupo de Lima, que lleva meses gestando la reunión de este martes, en su
reciente declaración del 23 de julio reiteró “su preocupación por el
agravamiento del éxodo migratorio venezolano, que tiene matices trágicos por la
expulsión forzosa de personas, y el impacto que ha generado en nuestros países,
haciendo un llamado a continuar la coordinación regional, política y técnica y
el trabajo conjunto con países donantes, organismos internacionales y
financieros, y solicitaron que se incremente la ayuda financiera a los países
de acogida para dar una respuesta efectiva a las necesidades de los migrantes”.
Se
espera que en la Conferencia Internacional por la Democracia en Venezuela se
analice el impacto económico de esta situación con la participación de
representantes del Banco Interamericano de Desarrollo.
Seguimiento
y presión
Se
espera que en la conferencia confluyan los más de 50 países que le dieron su
respaldo a Guaidó, que usarán el escenario para seguir empujando el proceso de
diálogo entre chavistas y opositores en Barbados, con mediación de Noruega,
como una vía para generar un cambio positivo en Venezuela.
Sin
embargo, por como lo han adelantado algunos como el Grupo de Lima y la Unión
Europea, es inadmisible que se use el recurso del diálogo como un mecanismo
para dilatar los procesos y enturbiar un pronto llamado a elecciones libres y
transparentes.
Para
el Grupo de Lima “en caso de no alcanzarse ese objetivo, se impondrán medidas
de presión y sanciones adicionales”. La Unión Europea, por su parte, aseguró
que habrá sanciones si no se registran “resultados concretos” en las
conversaciones de Barbados.
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