Gabriela Calderón de Burgos 09 de septiembre
de 2019
Al 5 de agosto de 2019, 4’296.777 venezolanos han
emigrado, solicitado asilo o refugio alrededor del mundo, cifra que equivale a
14,8% de la población de Venezuela en 2018. Esta cifra no toma en cuenta a
venezolanos que no tienen un estatus migratorio regular, por lo que la cifra
total podría ser mayor.
En Ecuador residen 295.545 venezolanos a junio de
2019. En Colombia 1,4 millones, 853.000 en Perú y 178.575 en Brasil, para
mencionar solo a unos de los principales países receptores en la región. Estos
países no han experimentado en tiempos recientes un flujo así de masivo de
migrantes y, por ende, no están preparados para hacerlo.
La medida implementada recientemente por el Gobierno
de Ecuador de pedirles pasaportes, antecedentes penales apostillados y la
obtención de una visa por $50 no resolverá el auge de delincuencia, que,
además, no está demostrado que sea causado por este influjo de extranjeros.
Esta medida empujará a los migrantes venezolanos hacia vías clandestinas y
peligrosas para ingresar al país y los dejará fuera del radar de las
autoridades.
José Daniel Regalado, presidente de la Asociación
Venezuela en Ecuador, explica que los que tienen acceso a un pasaporte nuevo
son aquellos afines al Gobierno y/o aquellos que tienen $280 para obtenerlo. La
espera por un pasaporte va desde meses hasta varios años. Hay gestores que
cobran hasta $2.000 para “agilitar” el trámite.
Ahora también se les pide una copia apostillada de sus
antecedentes penales. Los portales de internet para obtener esto son difíciles
de acceder. Regalado indica que este requisito le da el poder a la dictadura de
negarle la posibilidad de emigrar a sus perseguidos, simplemente fabricándole
antecedentes penales.
No obstante, los venezolanos seguirán ingresando,
esperando llegar, la gran mayoría de ellos, a Perú, Chile y Argentina.
Regalado, como otros venezolanos entrevistados, dicen que tendría más sentido
que el Gobierno de Ecuador provea un traslado o un permiso temporal para que
pasen desde Rumichaca a Huaquillas.
En lugar de temerle a la masiva inmigración, deberían
los países de la región hacer algo que de todas maneras le convenía hacer desde
hace mucho tiempo: flexibilizar sus mercados laborales. América Latina es la
región con mayor rigidez laboral, según el índice de libertad económica del
Instituto Fraser. Ecuador, por ejemplo, se ubica en la posición 137 de 162
economías.
Experiencias no tan distantes de países pequeños con
migraciones masivas, como la de Jordania y la de Israel, indican que estos
pueden ser asimilados de manera exitosa e incluso derivar en un mayor
crecimiento para la economía si tan solo los países receptores les permiten
vivir y trabajar legalmente.
Si queremos ayudar a los venezolanos debemos
permitirles trabajar lo más pronto posible otorgándoles –con los documentos que
posean– permisos temporales y renovables de residencia y trabajo. Los migrantes
judíos de países excomunistas que llegaron a Israel, así como los de Kuwait que
llegaron a Jordania, rápidamente se insertaron en la fuerza laboral, aumentando
la productividad de la economía, la base tributaria y el crecimiento. Los
gobiernos tuvieron que liberalizar sus mercados laborales porque querían
sobrevivir, pero los migrantes se volvieron una fuerza popular que respaldó una
serie de reformas económicas que derivaron en un crecimiento sostenido para
ambos países. (O)
Tomado de: https://www.eluniverso.com/opinion/2019/09/06/nota/7504870/inmigrantes-como-beneficiarnos-ayudando
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