Fernando Pereira 07 de noviembre de 2019
@cecodap @fernanpereirav
“Cuando
mi papá y mi mamá se fueron se me hizo un hueco en el corazón. Ese hueco se
llena cuando alguno de ellos viene; pero se vacía cuando se vuelven a ir” Jesús
(10 años).
En
los últimos años, de acuerdo con datos de la Organización Internacional de
Migración (OIM), 4.486.860 venezolanos han emigrado para poder sustentar sus
hogares desde la distancia o encontrar nuevas posibilidades en territorios
extranjeros. Jesús es uno de los 901.868 niños que se quedaron en Venezuela a
cargo de un padre, familiar o un cuidador. Los llamados niños dejados atrás son
una de las consecuencias palpables y no mesuradas de la migración forzosa.
Ante
este panorama, Cecodap junto a Comunifilm Producciones, con el apoyo de la
Unión Europea y Save The Children Internacional, emprenden un acercamiento
humano para entender otra realidad de la migración en Venezuela: la perspectiva
de quienes quedan a cargo de niños, niñas y adolescentes en el país.
Su
cotidianidad, esfuerzos y luchas son capturados en Lejos de Casa. Cinco
cortometrajes que reúnen diversos matices de esta dura situación que
experimentan los venezolanos.
Historias
diversas, motivaciones idénticas
El
rodaje tuvo un largo periodo de exploración previa, acompañado con los
especialistas para maximizar la calidad del contenido.
¿Quiénes
son los protagonistas?
Mirtha,
una joven de 25 años que asume el cuidado de su hermano Jesús de 10 años luego
de la emigración de sus dos padres a Panamá, convirtiéndose en una mamá para
él.
La
historia de Nancy, abuela de 65 años quien ha tenido que lidiar con la brecha
de edad y la dinámica del mundo actual, al asumir la crianza de su nieto
Frangeer de 16 años, luego de que su madre emigrara a Chile.
El
relato de Javier, un padre que se encarga de la crianza de su hijo Xavier de 06
años, luego de la migración de su madre a Ecuador. Esta situación los ha
empujado a consolidar un lazo tan fuerte que el esfuerzo diario de su padre lo
perfila como su más importante superhéroe.
El
relato de la familia Peñaloza Guillén, quienes se organizaron y cumplen roles
para hacer más llevadera la cotidianidad de Samatha (11 años) y Fabiana (07
años) luego de la emigración de sus dos padres a Chile.
La
historia de los abuelos Gil Carrillo, quienes vieron emigrar a Camilo (4 años)
junto a su mamá y debido a las dificultades en el extranjero, hicieron todo lo
posible para traer a su nieto de vuelta.
A
lo largo de las piezas audiovisuales encontramos elementos en común:
El
deterioro del poder adquisitivo por la hiperinflación, la escasez de alimentos
y medicinas, son las razones principales de la emigración de los padres.
Los
padres migraron para buscar mejor calidad de vida a sus hijos y familiares.
Siempre
existe la esperanza de la reunificación familiar en el país receptor.
Los
que se quedan en el país descubren cómo lidiar con la ausencia y reconfigurar
la dinámica familiar.
Ninguno
ha podido encontrar apoyo psicológico o formación para manejar la situación.
Incumplimiento
del Estado en generar mejores condiciones para solventar el dolor de éstas
familias.
Los
cortos nos permiten constatar como las tecnologías se han convertido en una
forma de estar presentes, de cómo te fue, si ya compraste toda la lista
escolar, qué comiste, si hiciste la tarea… También una forma de ver el rostro,
escuchar la voz anhelada, compartir sonrisas y también unas cuantas lágrimas.
La
serie documental se estrenará el sábado 9 de noviembre en la sala Paseo Uno del
Trasnocho Cultural, a las 10:00 am en honor de las miles de familias que luchan
por salir adelante y que mantienen sus lazos a kilómetros de distancia. Nos
recuerdan que una pantalla no sustituye el abrazo, el beso y la caricia amorosa
de una madre y un padre.
Fernando
Pereira
@cecodap
@fernanpereirav
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