Luis Martínez 06 de noviembre de 2019
La
decisión de conformar el comité de postulaciones por parte de la Asamblea
Nacional para escoger los miembros del CNE, es una decisión constitucional y
políticamente correcta; tanto así que sorprendió al régimen de Maduro, el cual
no la esperaba en esos términos. La decisión, en las primeras de cambio, logra
conectarse con el sentimiento mayoritario de los venezolanos deseosos de tener
una ruta clara y certera para lograr la reinstitucionalización del poder y una
salida democrática lo menos traumática posible.
Las
primeras reacciones de voceros del régimen lucen destempladas y apuntan a la
descalificación de la AN con el trillado, injustificado e inconstitucional
argumento del desacato. Aunque el ruido que ha producido en sectores de
régimen, prevé importantes contradicciones que pudieran abrir un proceso de
negociación que, no solo logre la elección de un nuevo CNE, sino también
elecciones que incluyan la presidencia de la República.
La
decisión de la AN apunta en el sentido correcto, pero no es suficiente. Hay que
abrir paso a una estrategia que pueda delinear un camino más certero y real
para generar condiciones a un posible cambio. En primer término deja al régimen
sin argumentos para descalificar a la oposición, además los deja en evidencia
si no integran el comité de postulaciones para escoger a los rectores del CNE.
Nadie entendería una jugada tramposa del régimen forzando la escogencia de un
CNE por parte del TSJ en momentos que la AN procede totalmente apegada a la
constitución de la república y abriendo posibilidades a un entendimiento de
todos los factores que hacen vida en el principal foro político del país. En
segundo término esa decisión abre posibilidad al reencuentro de amplios
sectores opositores al régimen.
La
Asamblea Nacional y Juan Guaidó como su máximo referente, tienen que empinarse
por encima de controversias inocuas e insustanciales que dentro de la misma
oposición distraen lo estratégicamente importante.
Hay
que elegir un CNE que garantice la pulcritud de cualquier proceso electoral y
de garantías de imparcialidad para que las partes en conflicto se reconozcan,
esto es un punto clave para construir una salida democrática ante la debacle
que sufre el país.
Elegir
en la Asamblea Nacional un nuevo Consejo Electoral es un primer paso dentro de
un proceso de negociación que llevaría, indefectiblemente, a la elección de una
Asamblea Nacional en 2020, como lo establece la constitución, pero también abre
compuerta a una ineludible elección presidencial que permitiría legitimar a tan
importantes entes del estado venezolano.
Guaidó
tiene la responsabilidad de transformarse, no solo en el líder del pueblo
venezolano, que ya es, sino también en el gran referente de la mayoría de los
partidos políticos, organizaciones sociales y civiles del país. Tiene la gran
tarea de de unificar bajo una misma estrategia a toda la oposición y mas allá
de ella, a todo el país que clama por un cambio de gobierno que genere
condiciones y oportunidades para un pueblo desesperanzado. Unir a ciudadanos
que se consumen en la miseria y desdicha impuesta por un régimen insensible y
criminal. Primero el CNE.
Luis
Martínez
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