Joaquín Villalobos 12 de marzo de 2022
Ucrania
no es Chechenia, ni Georgia donde Putin masacró impunemente porque están en
Asia. Ucrania es Europa y lo que allí pasa es fundamental para los ciudadanos
europeos lo que obliga a los gobiernos a actuar
Cuando las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Reino Unido y otros países invadieron Irak en el 2003, Saddam Hussein se equivocó al enfrentar convencionalmente a los invasores. No entendió que, a pesar del tamaño y poder de fuego de sus fuerzas, lo que venía era una guerra asimétrica. Enfrentar cara a cara al ejército más poderoso del mundo era suicida. En pocos días la aviación, los tanques y la artillería de Saddam fueron destruidas y sus tropas rendidas en masa. Los americanos y británicos alcanzaron Bagdad, capturaron a Husein y en unas cuantas semanas habían tomado control de un país de 430 mil Km2. La verdadera guerra en Irak vino después bajo formas irregulares con elevados costos para EEUU. ¿Qué habría ocurrido si Hussein hubiera transformado sus fuerzas armadas en un enorme ejército irregular desde el inicio?
En
1988 sostuve una reunión con Raúl Castro por encargo de su hermano Fidel. Raúl
comenzó la reunión diciendo: “Si los americanos nos invadieran, nuestro poder
de fuego convencional solo serviría en las primeras horas para causar la mayor
cantidad posible de bajas antes de que desembarquen. Una vez en tierra sería
imposible detenerlos. Por ello nos interesa mucho tu experiencia en la
estrategia guerrillera en El Salvador”. La decisión de ir a una guerra
irregular puede resultar luego de una derrota como los republicanos en España, pero
también puede asumirse en un momento de fortaleza como estrategia para
enfrentar a un enemigo muy superior. Los casos contemporáneos más notables
serían Vietnam y Afganistán. En el primero fueron derrotados franceses y
estadounidenses y, en el otro, Reino Unido, la Unión Soviética y Estados
Unidos.
Las
Fuerzas Armadas de Ucrania cuentan con 200 mil hombres activos y 900 mil
reservistas, poseen tanques y vehículos blindados, artillería, cazas,
helicópteros y drones. Pero en cantidades insuficientes para enfrentar
convencionalmente a una potencia militar como Rusia. Por las noticias se puede
deducir que el presidente Volodimir Zelensky y sus jefes
militares asumieron que enfrentarían una guerra asimétrica y, planificado o, de
hecho, adoptaron una estrategia de guerra irregular a gran escala. No ha habido
en Ucrania batallas de tanques, duelos de artillería ni combates aéreos. No hay
maniobras con grandes fuerzas que impliquen una guerra de movimientos y tampoco
una guerra de posiciones generalizada, sin embargo, los ucranianos están
causando numerosas bajas, destruyendo muchos tanques y derribando helicópteros
y aviones.
La
baja del general de división Andrei Sukhovetsky es una
evidencia de que Putin está empezando a enfrentar un enemigo invisible.
Eliminar un general implicaría una gran batalla convencional que no ha
ocurrido. Las posibilidades son que el general fue eliminado por un
francotirador, su transporte fue emboscado o su puesto de mando sufrió un golpe
de mano. Todas estas son operaciones irregulares. Es un error interpretar
la guerra en Ucrania como si se tratara de batallas de la segunda guerra
mundial definiendo quien gana o pierde solo por las posiciones en el terreno.
En la guerra de guerrillas el territorio tiene un valor relativo y los
conceptos tiempo y desgaste son los fundamentales. El terreno se puede
abandonar con o sin resistencia o ganarlo y mantenerlo de acuerdo con las
circunstancias.
La
invasión de Putin fue de manual comenzó con ataques aéreos a cuarteles, pero al
no haber evidencias de bajas por estos ataques la conclusión es que las
instalaciones ya estaban vacías. En otro orden, los invasores entraron sin
resistencia y han sido los ucranianos quienes han estado definiendo cuando y
donde se combate. Esto explica, en parte, el lento avance de Rusia. En guerra irregular
un francotirador puede detener el avance de un batallón. Sobre las bajas la
regla es que quien necesita avanzar y ocupar territorio sufre más muertos,
porque la misión de una guerrilla es causar bajas sin aferrarse al terreno. Es
bastante probable que las tropas de Putin hayan sufrido ya varios miles de
muertos. El mando ruso reconoció 1600 heridos y 498 muertos en los
primeros cinco días. Si suponemos que el primer día no hubo resistencia serían
125 muertos y 400 heridos diarios. Esos datos de Rusia son falsos,
pero aun así muestran el desastre que están sufriendo.
Putin
llamó a la invasión “operación especial”, esto supone acción limitada y no una
guerra como la que está ocurriendo. En la guerra es un error creerse la
propaganda propia y esto le pasó a Putin. Si nos atenemos al teórico militar
más connotado, Carl von Clausewitz, el objetivo en una guerra no
necesariamente es destruir físicamente a la fuerza enemiga sino quebrar su
voluntad de combate. En Vietnam, por ejemplo, a Estados Unidos le sobraban
hombres y medios para continuar, pero la situación política acabó con su
voluntad de combate, es decir, el desgaste y tiempo se les vinieron
encima. ¿Está la estrategia de Putin quebrando o multiplicando la
voluntad de combate de los ucranianos?
Putin
está arrasando las ciudades ucranianas con bombardeos para desmoralizar a los
civiles, reducir la resistencia y evitar sufrir bajas. Algo parecido a los
bombardeos norteamericanos en Vietnam. Cuando un ejercito profesional emplea
fuego indiscriminado es por desesperación e impotencia, la misma lógica que
desata el terrorismo. La victoria es compasiva y la sensación de derrota es
salvaje. Putin quiere decapitar al mando matando al presidente Zelensky.
Estando clara la elevada disposición de los ucranianos de resistir, la
conclusión es que a mayor destrucción y víctimas civiles corresponderá más
disposición combativa y sería igual si eliminan al presidente. Recordar
la referencia de Clausewitz sobre el odio al enemigo. La causa moral de los
ucranianos es más poderosa que la de los invasores.
En la
guerra irregular, los mandos son autónomos, no hay una cabeza, sino muchas, el
territorio es todo el país, se ataca al enemigo desde fuera y desde dentro de
sus propias posiciones, en el campo y la ciudad, de día y de noche, cuando se
mueve y cuando descansa, con combatientes uniformados o de civil. Se pueden
incluso emplear medios convencionales en operaciones irregulares como hacía
el General Vo Nguyen Giap en Vietnam. Con 42 millones
de habitantes y 600 mil Km2 es imposible que 190 mil invasores puedan ocupar
todo el país y derrotar a la resistencia ucraniana. Esta resistencia
podría llegar a tener unos 400 mil hombres permanentes, cientos de miles de
milicianos, el apoyo de toda la población, soporte material y de inteligencia
de las naciones más ricas y tecnológicamente avanzadas del planeta y santuarios
en países fronterizos enemigos de Putin. Ucrania no es Chechenia, ni
Georgia donde Putin masacró impunemente porque están en Asia. Ucrania es Europa
y lo que allí pasa es fundamental para los ciudadanos europeos lo que obliga a
los gobiernos a actuar. Por ello la unidad en las decisiones de tantos
países, la severidad de las sanciones, la rapidez de la movilización militar
propia, la recepción sin contratiempos a los refugiados y el contundente primer
apoyo a Ucrania con mil millones de dólares en armas incluidos miles de misiles
portátiles antiaéreos y posiblemente aviones de combate.
Si no
hay una negociación, la guerra en Ucrania puede durar muchos meses o muchos
años. El problema para las fuerzas de Putin no era llegar, sino
mantenerse. A futuro su mayor problema será cómo salir. Putin tiene en
contra el tiempo, el presupuesto, las bajas constantes en sus fuerzas y los
problemas en casa por la crisis económica generada por las sanciones y el
aislamiento. Putin lucía como un líder fuerte frente a las democracias que
deben lidiar con elecciones, independencia de poderes, medios de comunicación,
opinión pública y derechos de sus ciudadanos. Pero Rusia es muy pobre y Europa
es la región más rica del planeta. Putin despertó admiración en derechas
populistas como Trump y en las izquierdas nostálgicas que lo ven como el
sucesor de Lenin, pero no liderando el comunismo sino una autocracia
oligárquica capitalista. En la causa de Putin se juega la suerte de todos sus
admiradores.
Tomado
de: https://www.infobae.com/opinion/2022/03/08/la-estrategia-militar-de-ucrania/
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