Josep Borrell 10 de agosto de 2024
Los
primeros días de agosto, mi atención ha estado, entre otros asuntos
fundamentales, centrada en la crisis en Venezuela tras las elecciones
presidenciales del pasado 28 de julio. He estado en contacto permanente con
nuestros socios europeos y latinoamericanos. También hemos mantenido
comunicación tanto con la oposición como con el gobierno de Venezuela. El respeto de la voluntad del pueblo venezolano sigue
siendo la única vía para que Venezuela restablezca la democracia, y resuelva la
actual crisis política y socioeconómica con garantías para todos. Aunque ahora
resulte difícil, la reconciliación y coexistencia pacífica en Venezuela es el
único camino y la comunidad internacional debe ayudar a alcanzarlo.
La
Unión Europea mantiene desde hace años una postura firme respaldando la vía
electoral y democrática como la única solución a la crisis venezolana. Por eso
hemos puesto todas nuestras herramientas políticas y diplomáticas al servicio
de ese objetivo, incluyendo nuestra Misión de Observación Electoral a las
elecciones municipales y regionales de 2021, cuyas recomendaciones continúan
siendo un referente para la sociedad civil y la oposición en Venezuela. Si no
ha habido Misión de Observación Electoral de la Unión Europea en estas últimas
elecciones presidenciales es porque las autoridades venezolanas nos retiraron
la invitación.
El
Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE) anunció el día 2 de agosto los
resultados de estas elecciones, declarando a Nicolás Maduro como
presidente-electo incluso antes de finalizar el recuento de votos. El Centro Carter, que sí fue invitado por el gobierno
venezolano junto al Panel de Expertos de la ONU, y pudo enviar una pequeña
misión de observadores y expertos, ha destacado que “la elección presidencial
de Venezuela de 2024 no se adecuó a parámetros y estándares internacionales de
integridad electoral (…) El hecho que la autoridad electoral no haya anunciado
resultados desglosados por mesa electoral constituye una grave violación de los
principios electorales”. En efecto, hasta la fecha, el CNE no ha hecho públicas
las actas oficiales de votación de los colegios electorales, a pesar de haberse
comprometido a hacerlo. En lugar de ello, el poder ejecutivo venezolano ha
encomendado al poder judicial que certifique la validez de los resultados
anunciados por el poder electoral venezolano, uno de los cinco poderes públicos
en Venezuela. Sin embargo, este no es el proceder habitual de acuerdo con el
ordenamiento constitucional venezolano. Como han destacado los Cancilleres de
Brasil, Colombia y México en su comunicado conjunto, el CNE es el órgano al que
corresponde legalmente la divulgación de los resultados electorales.
Al
mismo tiempo, la oposición, más allá de un gran esfuerzo de coordinación,
organización y movilización en defensa del voto, ha actuado con transparencia.
Gracias a la presencia de casi 90.000 testigos de mesa de la oposición en los
centros de votación y a la valentía y espíritu democrático de los venezolanos,
han conseguido escanear y registrar más del 80% de las actas electorales
certificadas expedidas por las máquinas de votación, las digitalizaron y
publicaron. El sistema es sencillo: cuando se cierra la votación, los miembros
de mesa, testigos y operadores firman en la pantalla el acta de escrutinio, que
incluye la cantidad de votos recibidos por cada candidato, desglosado por
partido político. La máquina de votación imprime el acta de escrutinio y envía
los resultados al CNE mediante líneas dedicadas y encriptadas. Finalmente, los
testigos de diferentes partidos reciben copias en papel de las actas oficiales,
que son las que la oposición ha logrado reunir y publicar. Varias
organizaciones y medios independientes, incluyendo el Carter Center, las han
analizado y corroborado como fehacientes. En base a las actas publicadas por la
oposición, como he anunciado en nombre de la UE en una declaración acordada por los 27 Estados Miembros,
Edmundo González Urrutia parece ser el ganador de las elecciones presidenciales
por una mayoría significativa.
La
solución a este impasse reside en el diálogo, la transparencia y el
respeto de la soberanía y voluntad del pueblo venezolano. Por ello
hemos insistido tanto, y seguimos insistiendo de forma unánime los 27 Estados
Miembros de la Unión Europea, en la publicación de las actas y en la
verificación independiente de las mismas como única manera de garantizar la
integridad de los resultados electorales de acuerdo con la soberanía popular.
El retraso en la publicación completa de las actas sólo arroja más dudas sobre
la credibilidad de los resultados publicados oficialmente. La ONU, a partir del
trabajo realizado por el panel de expertos, podría desempeñar un papel activo
para asegurar un proceso de verificación independiente.
Venezuela
está atravesando momentos críticos. La comunidad internacional debe defender el
proceso democrático y garantizar las condiciones para que el pueblo venezolano
ejerza sus derechos civiles y políticos. Hay que evitar que la fractura
política degenere en enfrentamientos en las calles. Para ello, el diálogo
político entre las partes venezolanas es indispensable. Y la comunidad
internacional debe apoyarlo. Pero no cualquier diálogo. Si se da una salida en
falso a esta crisis, una salida que no refleje la voluntad del pueblo expresada
en las urnas, si no se inicia una transición democrática, lo pagará el pueblo
venezolano que tanto ha sufrido ya. Lo pagará la economía venezolana. Y lo
pagará la región, ya que la desesperanza y la falta de horizontes empujará a la
migración y al exilio a muchos venezolanos, además de los más de 7,7 millones
de venezolanos que ya han huido del país. Una nueva ola migratoria afectaría
todavía más a países que han sido muy generosos pero que viven situaciones
sociales y económicas difíciles.
El
impacto político y social de esta crisis en el corazón de América del Sur, que
dura ya una década, trasciende las fronteras y afecta la defensa misma de la
democracia. Como nos recuerda la posición que ha adoptado el Presidente Boric,
debemos impedir que el debate sobre Venezuela derive en interesados
enfrentamientos ideológicos. No estamos frente a una cuestión ideológica, sino
algo mucho más importante: el respeto a los derechos y libertades fundamentales
de los venezolanos. Respetar la voluntad del pueblo venezolano sigue siendo la
única vía para que Venezuela restablezca la democracia y resuelva la actual
crisis humanitaria y socioeconómica.
Siempre
he dicho que lo que más nos une a europeos y latinoamericanos es la voluntad de
vivir en libertad, la dignidad de dirimir nuestras diferencias a través del
diálogo y las elecciones democráticas. El estado de derecho se basa no solo en
elecciones transparentes y competitivas sino también en instituciones fuertes
que respetan y hacen respetar los derechos fundamentales. Eso es lo que
quieren y merecen los venezolanos.
Por
todo ello, he apelado a la unidad de América Latina para hacer frente a esta
crisis y por eso la Unión Europea seguirá apoyando los esfuerzos de la región,
incluyendo la mediación liderada por Brasil, Colombia y México, con cuyos
Cancilleres sigo en contacto, para alumbrar una salida democrática y pacífica,
con garantías para todos.
Pero
mientras tanto, las autoridades han desencadenado una ola represiva sobre el
país que afecta sobre todo a los territorios alejados del foco mediático de
Caracas. Ahora mismo, además de las actas y un diálogo franco para
restaurar la democracia, lo más urgente es que las autoridades venezolanas
pongan fin y de forma inmediata a las detenciones arbitrarias y a la represión contra
miembros de la oposición y de la sociedad civil, y que todos los presos
políticos sean puestos en libertad. El hostigamiento y las amenazas en contra
de las fuerzas democráticas opositoras y los periodistas y medios de
comunicación debe detenerse. Las libertades, incluida la libertad de expresión
e información han de protegerse. Por eso, la UE sigue defendiendo que, sin más
demora, se permita el retorno de la Oficina del Alto Comisionado para los
Derechos Humanos a Caracas.
Tomado
de: https://www.eeas.europa.eu/eeas/la-voluntad-del-pueblo-venezolano-debe-ser-respetada_es
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