José Luis Farías 26 de octubre de 2024
@fariasjoseluis
Corto
y Picante:
Las
detenciones por corrupción de los presidentes de PDVSA, esas caídas
espectaculares que sacuden titulares de prensa y ofrecen al público un
espectáculo de juicios y condenas, son apenas un sainete mal montado, un
espectáculo que intenta disfrazar una verdad infinitamente más devastadora.
Porque lo que se esconde tras este teatro de detenciones y acusaciones es el
verdadero crimen, el mayor daño irreparable que el chavismo-madurismo ha
perpetrado en Venezuela: la destrucción de su industria petrolera, el corazón
mismo del país.
PDVSA, la que fue la joya de la corona venezolana, el motor de su economía y el símbolo de su identidad, ha sido desmantelada, expoliada, entregada a la incompetencia y a los intereses mezquinos de un sistema corrupto. Todo se ha hecho bajo la promesa de una revolución que decía luchar por el pueblo, pero que, en realidad, ha dejado al país empobrecido, sumido en la miseria, y sin los recursos que alguna vez lo hicieron próspero.
No se
trata de un accidente ni de una simple mala administración; es una tragedia
deliberada, meticulosamente ejecutada bajo el disfraz de reformas,
expropiaciones y políticas “patrióticas”. El resultado es que PDVSA, que una
vez sostuvo a Venezuela como una nación con uno de los estándares de vida más
altos de la región, hoy languidece, incapaz de alimentar a su propio pueblo ni
de sostener la economía.
Y así,
mientras nos presentan la comedia de las detenciones por corrupción, mientras
uno tras otro caen los nombres de los responsables, el verdadero daño
permanece. Porque lo que se ha roto no es solo una empresa, sino el futuro de
un país, el sustento de generaciones enteras. Ahí está el verdadero crimen: en
la destrucción de una industria que fue símbolo de orgullo y esperanza, y que
hoy solo queda como un recuerdo de lo que Venezuela pudo ser y no fue.
José
Luis Farías
@fariasjoseluis
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