Voz de América 31 de octubre de 2024
La
diferencia entre las tasas del dólar oficial y el paralelo en Venezuela nunca
había sido tan amplia en 2024. La situación distorsiona el comercio, según
expertos. Hay quien vende dólares en el mercado “negro” para hacer rendir mejor
su dinero.
La
diferencia entre la tasa de cambio oficial y el precio del dólar en los
mercados paralelos en Venezuela se acentúa. Esta “gran brecha”, considerada la
más alta este año, crea “distorsiones” en la economía a pocas semanas de la
época festiva navideña, afirman expertos.
El control cambiario ha estado vigente en Venezuela desde 2003 hasta la fecha, durante los gobiernos socialistas de Hugo Chávez y luego bajo los mandatos de Nicolás Maduro, en medio de fenómenos como una alta inflación y hasta 3 reconversiones monetarias.
Tras 9
meses de relativa moderación y estabilidad, el mercado de divisas en el país
comenzó a experimentar sobresaltos a finales de septiembre, hasta tener una
diferencia de precios cercana al 25 % entre el llamado dólar oficial (41
bolívares por unidad) y el paralelo, que este lunes cerró de nuevo rozando los
50 bolívares por cada dólar estadounidense.
Gustavo
Machado, economista y docente universitario venezolano, precisa que la tasa de
cambio oficial ha aumentado a un ritmo semanal de 1 bolívar por dólar,
esencialmente por la insuficiencia de divisas para satisfacer a los agentes
económicos del país y el aumento del gasto público para pagar bonificaciones de
fin de año.
Sin
embargo, los millones de pensionados y trabajadores del sector público, entre
ellos maestros, médicos, enfermeros y profesores universitarios, no son parte
del sector con excedentes en bolívares para “incrementar la demanda de divisas”
en el país, acota.
Esos
bolívares terminan “bajo el control de agentes económicos con capacidad” para
acumularlos y dirigirlos al mercado cambiario, ocasionando el alza del precio
de las divisas en ambos mercados, el oficial y el paralelo, ante la falta de
oferta de dólares, explica.
Distorsiones
del mercado
Esa
coyuntura cambiaria se traduce no sólo en el aumento de los precios en
Venezuela, sino en anomalías muy particulares en el comercio y la
administración del presupuesto familiar, explican los analistas consultados por
la Voz de América.
Las
empresas de bienes y servicios que se rigen según la tasa oficial tienden a
aumentar sus precios en porcentajes similares a la brecha del día entre el
dólar regular y el paralelo. Por ejemplo, si un producto cuesta 100 dólares,
ahora lo ofrecen en 120 o 125, o su equivalente en bolívares, siempre de
acuerdo con el precio del Banco Central.
Según
el Banco Central de Venezuela, la inflación acumulada entre enero y septiembre
de este año es del 12,1 %, luego de que el año pasado cerró en un 189,8 %. El
país suramericano atravesó un ciclo hiperinflacionario durante más de cuatro
años entre 2017 y 2020, experimentando picos oficiales en su índice de precios
de hasta 6 dígitos, como en 2018, con más del 130.000 %.
Este
octubre, los analistas advierten que quienes tienen dólares, los venden en el
mercado paralelo y acumulan más bolívares para comprar en negocios que se
regulan por la tasa oficial. Así, pueden hacer rendir su dinero hasta en un 20
% más que si pagaran directamente con dólares, explican.
Todas
esas estrategias no son más que “distorsiones”, asegura a la VOA el
economista venezolano Manuel Sutherland.
A su
juicio, el precio oficial de las divisas en Venezuela tiene “un rezago fuerte”
y es un tipo de cambio “apreciado” por el gobierno, que suele inyectar al
mercado millones de dólares provenientes de sus negocios petroleros para
mantener su estabilidad. Es lo que investigadores y economistas independientes
llaman intervenciones cambiarias “sucias”.
Otros
locales minoristas han comenzado a cobrar sus productos en euros, una moneda
que se cotiza oficialmente en cerca de un 10 % más que el dólar.
Hay
asimismo comerciantes que, bajo riesgo de ser penados, no venden en bolívares
alegando dificultades de inventario.
Además,
hay empresas con dólares en mano que ahora prefieren venderlos según los
precios de la tasa paralela para pagar en bolívares a sus empleados.
“La
gente pierde plata”
Sutherland,
director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO), valora que los
petrodólares “son ajenos a la verdadera productividad de la economía y tienden
a sobrevaluar el tipo de cambio”, restando competitividad a la industria local.
La
“brecha” entre ambas tasas hace que la gente común “pierda plata”, “destruye
posibilidades de ganancias y reinversión” en los empresarios y alimenta un
arbitraje que desfavorece a múltiples agentes en algún punto de la cadena
económica, asegura.
“La
política de anclar el tipo de cambio a una cotización apreciada para contener
la inflación ha fracasado miles de veces en Venezuela, no tiene sentido
económico sólido y se vincula con una política doble de asfixia crediticia y
tributaria”, manifiesta.
Henkel
García, analista financiero y director de la firma Albusdata, indica que la
diferencia entre ambas tasas del mercado cambiario “es un claro signo” de que
la oferta de divisas es insuficiente en las vísperas de fin de año.
Otra
de las dificultades de los empresarios es reponer inventarios con precios
referenciados según el Banco Central de Venezuela con una brecha cambiaria “tan
grande”.
“Es
una incomodidad inmensa”, dice, en referencia a las medidas tanto de negocios
como de los consumidores venezolanos para hacer frente a la situación
cambiaria.
“Los
consumidores se molestan. Es sobrevivencia para los empresarios, en su
mayoría”, apunta. El gobierno de Nicolás Maduro ha considerado que el dólar
paralelo es “criminal” y ha sancionado por años a los especuladores con cierres
y multas.
García,
además, subraya que 10 dólares equivalen a poco más de 400 bolívares según la
tasa oficial, mientras que esa misma cantidad rozaría los 500 bolívares en el
mercado paralelo.
“Pagar
en dólares no tiene mucho sentido” en estas semanas, señala. Asimismo, desde el
año pasado, está en vigor un impuesto a pagos en dólares de un 3 % sobre monto
total.
La
situación cambiaria coincide con una crisis política después de las elecciones
presidenciales de julio. Oficialmente Nicolás Maduro ganó su reelección, pero
la oposición denunció fraude y presentó copias de las actas de votación para
demostrar que ganó con más de 36 puntos porcentuales de diferencia.
El
Consejo Nacional Electoral no presentó evidencias ni detalles del voto
disgregado en cada centro comicial en las 24 regiones del país, exigido por
decenas de gobiernos que se niegan a reconocer el triunfo del chavismo sin una
verificación independiente de esa data.
Está
previsto que Maduro asuma un nuevo mandato de 6 años a partir del 10 de enero
de 2025. Dirigentes de la oposición afirman que Edmundo González Urrutia,
candidato de la oposición, exiliado en España, debería asumir el cargo
entonces.
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