Axa Milá de la Roca 29 de septiembre de 2019
@lagastronofila
La
familia Rojas Páez lleva 13 años en España, los últimos 5 dedicados a adaptar
el ají dulce a las condiciones climáticas de la península ibérica. Finalmente
lo han conseguido: ya cosechan grandes cantidades y lo comercializan a través
de ajidulce.es a toda Europa. La noticia saca sonrisas a la diáspora venezolana
del viejo continente
Si preguntas a cualquier venezolano cuál es el
producto clave de su gastronomía, ese que siempre ha añorado desde que emigró y
el que más le ha costado conseguir en el exterior, no dudará en responder que
es nuestro querido ají dulce. Para quien no lo conozca, se trata de un pimiento
pequeño de sabor dulce que pasa por tonalidades verdes, amarillas, naranjas y
rojas.
El ají dulce es un sabor básico de la gastronomía
venezolana, presente en todo tipo de sofritos y guisos aportando no sólo sabor,
sino también un aroma característico. Pero sobre todo es un producto que hasta
ahora era muy difícil de conseguir fuera de Venezuela, o fuera de
Latinoamérica. De ahí también el hecho de que se solicitara la denominación de
origen controlada en Venezuela, lo que sería la cuarta D.O.C. de todo el país
después de Ron de Venezuela, Cocuy de Pecaya y Cacao de Chuao.
«La experiencia profesional de Enrique fue de vital
importancia para lograr adaptar la planta de ají dulce al clima español. Costó
mucho esfuerzo y sacrificio, pero con la ayuda de toda la familia, y un largo
ensayo-error, el proyecto salió adelante.»
Enrique Rojas es canario, de la isla de La Palma, y
cuarta generación de agricultores. Un venezolano de corazón al que se le saltan
las lágrimas cuando preguntamos si le gustaría volver algún día a Venezuela,
lugar en el que ha pasado la mayor parte de su vida. Emigró junto a su familia
desde el estado Guárico. Su experiencia profesional fue de vital importancia
para lograr adaptar la planta de ají dulce al clima español.
Como bien sabemos, las condiciones climáticas europeas
son muy distintas a las de Venezuela y representan el mayor reto de este
emprendimiento. Le ha costado mucho esfuerzo y sacrificio llegar hasta aquí,
pero con la ayuda de toda la familia, y un largo ensayo-error, el proyecto ha
salido adelante.
«El ají dulce es un sabor básico de la gastronomía
venezolana, presente en todo tipo de sofritos y guisos aportando no sólo sabor,
sino también un aroma característico. Aquí la planta de ají dura menos y es
menos productiva, dando menor cantidad, pero no por ello menos aroma o sabor.»
Poco a poco hubo una adaptación. En Venezuela la
planta dura entre dos y tres años; en España se debe plantar cada año ya que
muere en invierno. Aquí el ají no sólo dura menos: también la planta es menos
productiva, dando menor cantidad pero no por ello menos aroma o sabor.
El ají dulce no faltaba en el recetario familiar de
los Rojas Páez. Fue precisamente añorarlo lo que encendió la bombilla y dio la
idea de emprendimiento. Ydalmy Páez, venezolana y esposa de Enrique, pasó años
intentando dar con esos sabores venezolanos en la madre patria, pero la
conclusión siempre era la misma: «falta el ají dulce».
«Ydalmy pasó años intentando dar con esos sabores
venezolanos en la madre patria, pero la conclusión siempre era la misma: falta
el ají dulce. Ahora el producto ya está disponible en su página web ajidulce.es, con envíos a toda España y Europa.
También se consigue en el Mercado Maravillas. A Kike le reciben con mucha
emoción cuando entrega los pedidos.»
¿Cómo conseguir un sustituto para las hallacas? ¿Cómo
hacer unas buenas caraotas negras sin él? ¡Imposible! El sabor de nuestra
tierra es ese algo que nos da consuelo en la distancia, y el ají dulce es parte
fundamental de ese sabor; eso que nos viene faltando hace años -o décadas- y
que por fin vuelve a nuestra cocina, una cocina a casi 7.000 kilómetros de
distancia del lugar donde dejamos parte de nuestro corazón.
El producto ya está disponible en su página web ajidulce.es, con envíos a toda España y Europa,
y también en diversos puestos del Mercado Maravillas. José Enrique Rojas, hijo
de Enrique e Ydalmy, nos cuenta el cariño con el que le reciben cuando entrega
pedidos por la capital: saltos, lágrimas, sonrisas; pero sobre todo mucha
solidaridad. Sus clientes comparten el producto con otros paisanos y
restaurantes cercanos para ayudarles a llegar a nuevos clientes. Kike comenta
que «eso es precisamente lo que más nos llena».
La familia Rojas Páez entra así en ese libro, de
momento imaginario, que he creado sobre la historia gastronómica de Venezuela
en España. ¡Enhorabuena familia! Y gracias por recuperar los sabores de nuestra
tierra, por hacer nuestra nostalgia más llevadera y permitirnos acceder a los
sabores de nuestra infancia y juventud desde la distancia.
Si quieres saber más sobre el emprendimiento de esta
familia, no dejes de visitar el vídeo del
canal Diáspora Venezolana donde les entrevistan.
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