Por Giuliana Chiappe, 16/09/2017
Decir María Fernanda Di Giacobbe y
Luis Figueroa es decir chocolate y ron. Ambos son reconocidos como maestros en
el conocimiento y procesamiento de estos productos autóctonos, que con sus
aromas, sus sabores y sus texturas, le hablan al mundo de Venezuela. Los dos
maestros, una chocolatera de Cacao de Origen, el otro ronero de la casa
Pampero, dirigieron una cata conjunta en Licoteca de La Castellana para
celebrar el Día Mundial del Chocolate, armonizando el ron premium Pampero
Aniversario con dos cacaos bean to bar, Choroní Franceschi al 70% y el nuevo
Macuare al 88%.
Ambos manifestaron estar orgullosos
de trabajar en conjunto para exaltar el ron y el chocolate, productos que
trabajan con ahínco, a pesar de cualquier condición, para construir el futuro
del país. Que forman parte de la historia y que cuyas características
organolépticas son capaces de describir la región de donde provienen y que son
únicas en el mundo, como se lo reconoce. Y que son productos vivos, que pueden
cambiar el ánimo de la persona que los disfruta.
Como un "matrimonio
perfecto" describió Di Giacobbe, la unión sensorial entre el ron y el
chocolate. Figueroa completó diciendo que, además, en un perpetuo "estado
ideal de enamoramiento". En la cata demostraron que ese romance funciona,
que el ron y el cacao encontraron una casa común, que comparten los sabores
primarios dulce, amargo y ácido.
Con el cacao Macuare, más recio, los
sabores del Pampero Aniversario explosionaron en boca como fuegos artificiales,
es decir, estallaron juntos pero cada uno por separado. Este Macuare 88% es uno
de los nuevos cacaos venezolanos, fue cultivado en una alejada finca de la
población mirandina de Cúpira, y está tan invadido de aromas y notas florales y
frutales que el amargo se siente leve, y la tableta acepta apenas 12% de
azúcar, "algo que, por ejemplo, no sería posible en un cacao
brasileño", dijo Di Giacobbe.
En la armonía con el Choroní
Franceschi, un cacao de semilla blanca trabajado al 70%, se privilegian
los sabores dulces de ese ron de reserva, como los toques de frutos secos y
papelón tostado, y se mantiene un retrogusto en boca. En ambas catas, la tierra
de gracia habló.
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