miércoles, 20 de septiembre de 2017

El perpetuo enamoramiento entre el ron y el chocolate, @sobreelmantel



Por Giuliana Chiappe, 16/09/2017

Decir María Fernanda Di Giacobbe y Luis Figueroa es decir chocolate y ron. Ambos son reconocidos como maestros en el conocimiento y procesamiento de estos productos autóctonos, que con sus aromas, sus sabores y sus texturas, le hablan al mundo de Venezuela. Los dos maestros, una chocolatera de Cacao de Origen, el otro ronero de la casa Pampero, dirigieron una cata conjunta en Licoteca de La Castellana para celebrar el Día Mundial del Chocolate, armonizando el ron premium Pampero Aniversario con dos cacaos bean to bar, Choroní Franceschi al 70% y el nuevo Macuare al 88%.

Ambos manifestaron estar orgullosos de trabajar en conjunto para exaltar el ron y el chocolate, productos que trabajan con ahínco, a pesar de cualquier condición, para construir el futuro del país. Que forman parte de la historia y que cuyas características organolépticas son capaces de describir la región de donde provienen y que son únicas en el mundo, como se lo reconoce. Y que son productos vivos, que pueden cambiar el ánimo de la persona que los disfruta.

Como un "matrimonio perfecto" describió Di Giacobbe, la unión sensorial entre el ron y el chocolate. Figueroa completó diciendo que, además, en un perpetuo "estado ideal de enamoramiento". En la cata demostraron que ese romance funciona, que el ron y el cacao encontraron una casa común, que comparten los sabores primarios dulce, amargo y ácido.

Con el cacao Macuare, más recio, los sabores del Pampero Aniversario explosionaron en boca como fuegos artificiales, es decir, estallaron juntos pero cada uno por separado. Este Macuare 88% es uno de los nuevos cacaos venezolanos, fue cultivado en una alejada finca de la población mirandina de Cúpira, y está tan invadido de aromas y notas florales y frutales que el amargo se siente leve, y la tableta acepta apenas 12% de azúcar, "algo que, por ejemplo, no sería posible en un cacao brasileño", dijo Di Giacobbe.

En la armonía con el Choroní Franceschi, un cacao de semilla blanca trabajado al 70%,  se privilegian los sabores dulces de ese ron de reserva, como los toques de frutos secos y papelón tostado, y se mantiene un retrogusto en boca. En ambas catas, la tierra de gracia habló.

Tomado de:


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