Por Vladimiro Mujica, 17
Septiembre, 2017
En verdad que la entrevista
hecha a Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores del partido español
Podemos y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, hecha por la
periodista venezolana Anna Carolina Maier, no tiene desperdicio.
Comencemos por un error de
quienes tuvieron a su cargo la revisión del texto. En este se atribuye a
Monedero la frase: “Creo que a los partidos, como a otros ámbitos de nuestra
vida social, les va a ocurrir como a luz, que va a ser a veces honda y a veces
particular.” Se refería nuestro sagaz y culto catedrático y político a la así
llamada dualidad cuántica onda-partícula de la luz, pero los correctores de
estilo obviamente no se pasaron por esa posibilidad. En todo caso, este
errorcillo sobre una de las ideas claves de la física del siglo XX y cuya
solución le significó el premio Nobel de Física a Albert Einstein, no es
atribuible al entrevistado sino probablemente al desconcierto que sigue
rodeando a la ciencia inclusive entre los sectores más cultos de la población.
La entrevista discurre de una
manera un tanto desordenada sobre temas de la política española y asuntos
relacionados con Venezuela, lo que para la periodista es obviamente su interés
principal, y que determina que persiga sin cuartel a su entrevistado.
Monedero se queja amargamente una
y otra vez del acoso con el peregrino argumento que se resume en: los medios
pretenden desprestigiar a Podemos asociándolo con la dictadura venezolana. He
aquí la primera marramuncia del entrevistado, quien pretende desprenderse de
una historia larga y llena de recompensas económicas y de participación
política en el así llamado proceso venezolano. De hecho, Juan Carlos Monedero,
a quien algunos de sus críticos apodan jocosamente con el remoquete de
Billetero o simplemente la Hucha, tuvo que devolver 10%, 42.500 euros, de los
425.000 euros que percibió por trabajos de asesoría a los gobiernos de Bolivia,
Venezuela, Ecuador y Nicaragua. Ello fue el resultado de una sanción
de la Universidad Complutense de Madrid, la cual además contemplaba su
suspensión de empleo y sueldo durante seis meses. El asesor del gobierno de
Hugo Chávez pasaba largas temporadas en Caracas, donde formaba parte del Frente
Francisco de Miranda y, como ahora se evidencia por confesión propia,
participaba en un proyecto para crear una suerte de nuevo funcionario público
“weberiano con un compromiso muy fuerte con lo colectivo”, una empresa en la
que según él mismo fracasó rotundamente.
Los alegados motivos del fracaso
de la tarea de Monedero, y por la cual fue generosamente recompensado,
constituyen una pieza magistral de cinismo. Aparentemente, su tarea se tornó
imposible por la cultura rentista del venezolano, una que según al sesudo
argumento del profesor español, se mantuvo a pesar de los denostados esfuerzos
del comandante Chávez por enfrentarla y, en buena medida porque Venezuela nunca
llegó a ser virreinato, sino una simple Capitanía General. En relación al
último argumento no cabe sino apoyarse en un sabio dicho criollo venezolano que
Monedero debe haber aprendido en su larga pasantía por nuestras tierras
tropicales: ¿Qué tienen que ver los pelos del culo con las pestañas? O dicho
con un poco más de seriedad, ¿Es que acaso la cultura rentista no es una
conducta ampliamente extendida entre los pueblos habitantes de las tierras de
los Virreinatos del Perú, de la Nueva Granada, de la Nueva España y de La
Plata? Cual será pues la desfachatada explicación de nuestro catedrático de
marras sobre la conexión entre la condición de capitanía y la cultura rentista,
una que la mayoría de los historiadores serios asocia al petróleo, el cual
comenzó a explotarse en Venezuela en los inicios del siglo XX y sobre los
despojos de un país que quedó arrasado por las guerras de independencia, la
guerra federal y las guerras de montoneras, muchos años después de que
desapareciera la Capitanía General. Sobre su primer argumento, el de que el
rentismo se mantuvo a pesar de los intentos del chavismo, no hay, sino que
escucharlo como una especie de broma cruel y descarada frente al hambre y la
miseria que se han entronizado en la Venezuela de la era chavista precisamente
como resultado de una cultura rentista, elevada a condiciones pornográficas, en
colusión con un voraz y corrupto proyecto político que ha arrasado con la
economía del país y con sus posibilidades de construir bienestar para su propia
gente.
Luego vienen las increíbles
declaraciones de Monedero sobre la naturaleza de la viveza criolla, simbolizada
en el personaje de Tío Conejo. Provoca responder: Hombre tío Juan Carlos, pero
que desfachatez, que te has retratado a ti mismo en Tío Conejo. Mucho más en
serio es el hecho de que uno de los más importantes asesores internacionales
del gobierno chavista, solamente superado en su viveza por otro español,
Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, y otro beneficiario de
órdago de la generosidad revolucionaria, admita lo que los venezolanos hemos
aprendido de la manera más dura y brutal posible y a un costo horrendo de vidas
y pobreza: los chavistas y aprendices de revolucionarios a los que Monedero
intentó enseñar a ser buenos y desprendidos, y a no estar pendiente del dinero,
imaginamos que a través de su ejemplar dedicación ad honorem a la
causa revolucionaria, resultaron ser unos vivos corruptines incorregibles. El
Comandante debe estar revolcándose en su tumba con los comentarios del Tío
Conejo español a quien tanto protegió y quien ahora intenta desmarcarse de sus
protectores y mecenas políticos para evitar que los españoles terminen de abrir
los ojos y comprendan que tienen en su seno al mismo virus que destruyó a la
democracia venezolana. Que el partido Podemos, del cual Monedero es co-fundador,
representa un riesgo inmenso para España y que intentar corregir cualquier
carencia de la democracia de ese país poniéndolo en manos de ese partido será
un salto de la sartén a la brasa.
Indigna el tono jaquetón y
burlista de Juan Carlos Monedero. Si alguna vez hubo un caso de cambiar
espejitos por oro, una práctica que llegó a identificar la mentalidad de
despojo de los conquistadores españoles, es el caso del profesor de marras,
quien vino, cobró y ahora se largó primero entre lágrimas por el fallecido
Comandante y ahora tomando distancia de Maduro porque lo pone de malas en el
escenario de la política española.
Creo que los venezolanos tenemos
todo tipo de razones para sentirnos orgullosos de nuestra herencia mestiza:
africana, india y española. Creo en la belleza poética del concepto del
mexicano José Vasconcelos que nos concebía como una raza cósmica. Voy con
frecuencia a España, sigo al detalle su desarrollo y predicamento político
intentando defender su democracia del acoso de Podemos, y me siento en ese país
como en casa. Por eso me repugna la corrupción intelectual y ética detrás de
las palabras de Monedero que pretende ahora endilgarnos a los venezolanos una
suerte de visión antropológica según la cual estamos condenados a ser un pueblo
rentista. En la selección de los Tio Conejo y proxenetas que se vivieron a la
generosa dama revolucionaria venezolana, como en casi todo lo demás, los
chavistas han resultado un inmenso fiasco para su propio pueblo.
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