Kienyke I 6 de junio de 2017
Juan Carlos y José Manuel se suben a
Transmilenio con un parlante y un micrófono. Reproducen la pista de una
reconocida canción de reguetón y empiezan a cantar. Su acento revela que son
venezolanos. Dos hermanos que llegaron a Bogotá el pasado mes de marzo buscando
oportunidades para poder sobrevivir. No hacen mucho dinero, pero aseguran que
lo poco que reúnen es más de lo que podrían obtener en Caracas.
Los últimos meses en Venezuela han
sido marcados por un sinnúmero de marchas, manifestaciones y
enfrentamientos entre diferentes sectores opositores y oficialistas. Esto,
sumado a la falta de alimentos y la devaluación del Bolívar, ha provocado un fenómeno
migratorio cada vez más evidente en Colombia.
Las principales ciudades del país, en
especial las fronterizas, Bogotá y Medellín han evidenciado un aumento de
ciudadanos venezolanos como Juan Carlos y José Manuel, que llegan huyendo
de la crisis. Sin recursos, dinero, y sin un lugar al cual llegar, salen
escapando de la creciente oleada de violencia y delincuencia que se esparce por
el vecino país.
“Estamos viviendo en una habitación en San
Cristobal (sur de la ciudad), pero pasamos los primeros días durmiendo en la calle.
Al principio, gracias a unos amigos, empezamos a vender dulces, pero la policía
nos quitó la mercancía. Conseguimos este parlante alquilado y nos pusimos a
hacer lo que sabemos, que es cantar”, comentó a KienyKe.com Juan Carlos Zárate,
de 19 años.
Con su hermano reúnen al día entre
$25.000 y $35.000 pesos colombianos, es decir entre 8 y 12 dólares, lo que
significa $16.000 y $23.450 bolívares. Para un venezolano estas cifras son muy
buenas teniendo en cuenta que un dolar equivale a 2.010 bolívares según el
Banco Central de Venezuela. El billete en circulación de mayor valor es el de
100 bolívares, unos cinco centavos de dólar, lo que evidencia la devaluación de
la moneda.
José Manuel, de 21 años, hace cuentas
rápidas y estima que lo poco que logra conseguir en un día de trabajo en el
transporte público equivale a unos doscientos billetes de 100. “Tenemos muchos
amigos llegan acá a Colombia con billetes y los venden en los buses a mil
pesos. Es un buen negocio”.
El mismo sentimiento que a principios
del siglo XX era catalogado por los europeos como “el sueño americano”, es
catalogado por estos jóvenes venezolanos como “el sueño colombiano”. Se trata
de dejar atrás tradiciones, familia, un hogar para probar suerte en un país
extranjero que los recibe con brazos abiertos, a pesar de las claras
dificultades que padecen.
Así lo hicieron estos dos hermanos,
que dejaron en Venezuela a su mamá y hermanos menores, mientras ellos tratan de
reunir el dinero suficiente para traerlos a Bogotá. Sin embargo, apenas les
alcanza para sobrevivir.
Como estos jóvenes, miles de
venezolanos han probado suerte en Colombia. Según cifras oficiales de Migración
Colombia entre el 1 de enero y el 26 de abril de este año 8.306.201
personas ingresaron al país desde Venezuela, pero solo 7.856.554 salieron rumbo
al vecino país, por lo que 449.647 se quedaron en el país.
De a poco esta comunidad se fortalece,
al punto que han surgido diferentes organizaciones que buscan protegerlos. Tal
es el caso de la Asociación de Inmigrantes Venezolanos (Asovenezuela). Con sede
en la junta de acción comunal del barrio Cedritos, al norte de Bogotá, brinda
asesoría jurídica a ciudadanos venezolanos que buscan legalizar su situación en
el país y esperan conseguir algún permiso de trabajo.
Asovenezuela también busca promover
los diferentes emprendimientos venezolanos en la capital de la república.
El propósito, según sus fundadores, es convertirse en una fuerza similar a una
agremiación.
“Esta idea surgió de la necesidad de
unirnos como colonia, nosotros los venezolanos tenemos mucha historia con
inmigración de otros países, muchas colonias como la portuguesa, italiana,
judía, española y muchas otras se unen en nuestra querida Venezuela y se ayudan
en todos los aspectos. Nosotros debemos aprender de estas iniciativas y
aplicarla ahora como extranjeros, pues la realidad es que ahora vivimos fuera
de nuestro país”, afirma Gustavo Maggi, uno de los fundadores de la
organización.
Los inmigrantes venezolanos buscan
construir un futuro en una patria que no es la suya. Por los medios que les sea
posible buscan cumplir su “sueño colombiano”.
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