Por Laureano
Marquez, 14/02/2017
Como
haré, vida mía para enamorarte de nuevo, para que este amor mío no se pierda en
medio del absurdo destino que nos ha tocado vivir. Qué haremos para que vuelvas
a creer en mi y yo en ti, para que todas estas cosas que nos han pasado no
destruyan ese sentimiento tan bonito que tenemos. Tú y yo lo sabemos, este amor
nuestro es lo más grande que hay, porque este es el amor sobre el cual otros
amores se levantan. ¿Por qué lo hemos deshonrado tanto? ¿Por qué nos hemos
hecho daño si sabemos que no podemos vivir el uno sin el otro? ¿Cómo haremos
para recobrar la confianza perdida, para pasar la página de tantos dolores y
daños causados? ¿Por qué estamos destruyendo lo que sabemos es sagrado?
Tú
lo sabes, yo no puedo estar lejos de ti. Tus ausencias me matan. Te extraño. La
vida no me sabe igual si no te tengo cerca, me le falta brillo, color, alma. Y
aunque este en el lugar más hermoso, tu distancia me agobia. No se cómo vivir
sin ti y además no quiero intentarlo. Es que como te llevo dentro de mí, la
lejanía no hace sino acrecentar mi dolor, mi sufrimiento, porque estas en todas
mis ausencias. Cuando siento tu calor en mí, tu compañía en las cosas de mi
vida, soy feliz. Por ti amo, sufro y espero.
¿Por
qué no nos atrevemos a soñar juntos un destino mejor? Un destino de hijos
bellos que nos se los lleve una bala en el Día de la Juventud, mientras
protestan por la inseguridad. Yo te he esperado y te espero. Hasta el fin de
mis días si es preciso, porque lo nuestro fue un amor a primera vista. No te
amo por casualidad, sino por voluntad de mi corazón. No sé si algún día me
cansaré de esperar y me vaya por ahí con alguien que me ofrezca promesas vanas
de amor que no me llenaran como las que sueño contigo, pero que termine
aceptando con resignación. No es lo que quiero: me niego a que mi destino sea
una vida de distante frialdad. Quiero la emoción y pasión que tú me das, la
fuerza con que cada día me mantienes en pie, para seguir adelante y luchar. Cuando
la tristeza y la desolación me vencen, tú me animas.
Hoy
quise escribirte esta carta de amor, para que sepas que sigo locamente
enamorado de ti, que me haces falta como eras: tolerante, amable, bella; para
decirte que podemos reconstruir lo perdido, que la fuerza de nuestro amor puede
vencer cualquier adversidad si nos lo proponemos, si somos capaces de renovar
este cariño para que renazca cada mañana.
Hoy
quisiera llevarte a cenar, pero la oscura noche que nos envuelve activa todos
nuestros miedos, enciende todas las alarmas. No te mando un ramo porque no hay
flores en el mundo para tanto sentimiento. Solo puedo ofrecerte hoy, como
regalo, esta carta de amor en la que va mi alma comprometida en seguirte
adorando con todas mis fuerzas y de luchar por verte sonriente y feliz.
Te
amo, Venezuela.
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