Por
Laura Urbina, 02/10/2017
Carlos Delgado Matute, de
19 años, Pedro Pineda Rodríguez, de 49 años, y Jorman Peña Montoya, de 20 años,
son tres de los más de 300 ciudadanos venezolanos que se ganan la vida
vendiendo comida en las calles de Chimbote, ciudad porteña de la región Áncash.
Ellos salieron de Venezuela para
dejar atrás la crisis económica y política que se vive en su país y buscar
mejores oportunidades desde hace dos meses aquí en Perú.
Cada uno llegó por su cuenta a Chimbote y
desde que se instalaron no han cesado en el trabajo constante para enviar dinero
a sus familiares que se quedaron en Venezuela.
Pedro Pineda Rodríguez cuenta que escapó de Venezuela luego
de que su pequeña distribuidora de cerveza quebró. Al encontrarse sin trabajo,
decidió venir a Perú.
“Me vine de Venezuela por
la situación que se vive allá. Nicolás Maduro está destruyendo el país y a
todos en Venezuela”, sostuvo con
enojo.“Para comprar dos kilos de arroz tenía que hacer cola toda la noche en el
establecimiento comercial. Lamentablemente, el que va a hacer cola no trabaja y
si deja de laborar los despiden. Además, los sueldos son ridículos y no alcanza
para sostener la casa”, comentó con el mismo tono de indignación.
Pedro tiene dos hijos, de 17 y 8 años, y hace tres semanas que
llegó a Chimbote. Todos los días
prepara dulces y los vende en las calles de la ciudad. “Vendo trufas (dulces venezolanos) y con eso he podido pagar mis
gastos y mandarle dinero a mis hijos para su comida y para no atrofiar sus
estudios”, mencionó orgulloso.
Por su parte, Jorman Peña Montoya, de 20 años, lleva dos meses
en Perú y desde hace un mes está en Chimbote.
Él también tuvo que dejar a su familia y abandonar sus estudios de
administración para venir a trabajar. “No podía pagar la universidad y si la
pagaba no me alcanzaba para comer”, relató apenado.
Jorman tiene una hija de un año, a quien tuvo que dejar en Venezuela. Para poder mantenerla, vende
tortas, arepas, tizana y ensaladas por el centro de la ciudad. Con el dinero
que obtiene puede comprar pañales para su bebe. “Vine a Perú para conseguir un
mejor futuro para mi hija y para mí. La vida en mi país está difícil. Para
comprar pañales allá tengo que pagar una buena cantidad de billete, aquí no”,
refirió.
Carlos Delgado Matute alistó su mochila y llegó a Chimbote hace dos meses. “Me dijeron
que Perú estaba dando la mano a los venezolanos y me vine de aventurero”,
confesó.
“Trabajaba como administrador de una tienda de zapatos. Quería
estudiar derecho, pero la plata no me alcanzaba. Lo que ganas en un mes allá te
lo gastas en tres días de comida”, agregó Carlos.
Cada mañana, él vende donas en la ciudad y por la noche trabaja
de mozo en un restaurante en Nuevo Chimbote.
“Mi objetivo es hacer dinero y regresar a Venezuela,
y si no me resulta me regreso o me voy a Chile a seguir trabajando, qué vamos a
hacer”, enfatizó.
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