ÁNGEL VILLARINO/ MARCOS GARCÍA REY 28 de noviembre de 2017
Ballard Partners se
ha convertido en uno de los 'lobbies' más cotizados de Washington
DC, uno de los mejores instrumentos de influencia ante la Administración Trump que se puede pagar con
dinero. Lo contratan gobiernos extranjeros, algunas de las principales empresas
de EEUU en sectores regulados, además de multinacionales como Amazon o American
Airlines.
A
finales de octubre, a un consultor acostumbrado a rastrear las listas de
clientes de los grupos de presión le llamaron poderosamente la atención dos
nuevos nombres recién registrados: el de una televisión venezolana, Globovisión, en manos de un empresario cercano al
chavismo, y el de la filial de una empresa española que vende gafas de
sol por internet, Hawkers. El consultor resumía su estupor así: “No
vas a encontrar a nadie en todo Washington que te pueda explicar eso porque una
empresa así no necesita para nada un lobby de presión como Ballard". Para
encontrarle sentido, decía, hay que llegar hasta el final de esta historia.
La
idea de contratar los servicios de Ballard no se les ocurrió a los jóvenes
emprendedores de Elche que han levantado en tiempo récord la ‘startup’ de moda. La estrategia proviene del entorno
de Alejandro Betancourt, un multimillonario venezolano de 37 años
que entró como un vendaval en la alta sociedad española hace poco más de un
lustro y cuya fortuna lleva siendo investigada por la Justicia estadounidense
desde 2014. Su historia ha salpicado durante años las páginas de la prensa
venezolana y estadounidense, incluido 'The Wall Street Journal'.
Los
creadores de Hawkers lo
conocieron a mediados de 2016. Se estaban convirtiendo en los chicos de oro y
buscaban un socio capitalista a medida. De entre todos los candidatos que se
acercaron a ellos, Betancourt era el inversor perfecto. Estaba
dispuesto, recuerdan, a meter en torno a 40 millones de euros y gastarlos “en
total sintonía con las ideas fundacionales”. Francisco Pérez,
fundador y actual director general, dice que el venezolano “fue uno de los
pocos ‘players’ que respetaban y les gustaba nuestra cultura y filosofía”.
Como
ejemplo de la "sintonía" existente, relatan una anécdota reciente.
Hawkers acaba de encargar un Tyrannosaurus Rex gigantesco,
"igualito al de Parque Jurásico", una mascota que quieren convertir
en el símbolo de sus nuevas oficinas de Elche. “Si a cualquier inversor
industrial de los que vinieron a vernos le digo que nos queremos gastar decenas
de miles de euros en un dinosaurio para ponerlo en la ofi, se
piensan que estamos locos. Pero a ‘Bet’ —así le llama—, que es un tío de 37
años, podemos convencerle y acaba entusiasmado como nosotros”.
Hoy
presidente de la sociedad matriz que controla Hawkers (Saldum Ventures SL),
Leopoldo Alejandro Betancourt López (Caracas, 1980) no es, efectivamente, un
inversor convencional. Su nombre empezó a sonar en España en 2012 cuando su
sociedad Derwick Associatescompró
en subasta por más de 22 millones de euros una finca de caza de
1.600 hectáreas en Toledo, levantada sobre un castillo andalusí del siglo X y
expropiada a Gerardo
Díaz-Ferrán. El joven empresario, titular de una fortuna inmensa, se
hizo pronto famoso por sus fiestas y logró codearse con buena parte de la 'jet
set' española, desde los hermanos Cortina a la familia del torero Palomo
Linares. A Hawkers llegó de la mano de los cofundadores de Tuenti, Félix
Ruiz y Hugo Arévalo.
Por
aquel entonces, su nombre llevaba ya un tiempo sonando en Venezuela. Personas
cercanas a su entorno explican que es descendiente de un expresidente
venezolano, Hermógenes
López, pero se crio en una familia de la alta sociedad caraqueña venida
a menos. Su padre es el pianista Leopoldo Betancourt y su
madre, la diseñadora de joyas Lilia López, relacionada en las páginas cuché al difunto torero Palomo
Linares. “Era una familia de dinero, pero no millonarios. Ni siquiera
tenían chófer, algo muy común entre la gente con dinero en Caracas, hasta que
entró en tratos con el Gobierno”, resumen.
Aunque
pasa mucho tiempo en España (incluso celebró su boda en Madrid), Betancourt
sigue manteniendo su residencia fiscal en Venezuela, estrechas
relaciones dentro del Gobierno de Nicolás Maduro y lleva a
cabo fructíferos negocios en asociación con la petrolera rusa Gazprom. La
sociedad alrededor de la cual gravitan sus negocios y el origen de su
fortuna, Derwick
Associates, está siendo investigada por varias agencias federales en
EEUU, según diversas fuentes. En el contexto de las pesquisas que se están
llevando a cabo en ese país sobre una presunta red de sobornos, en octubre se
desencadenó el arresto en España de cuatro ex altos funcionarios venezolanos
que esperan a ser extraditados a Houston.
'Bolichico'
Betancourt
Nervis
Villalobos Cárdenas, Luis Carlos de León, César
Rincón Godoyy Rafael Reiter fueron
detenidos a finales de octubre por la Unidad Central Operativa
(UCO) de la Guardia Civil. Todos ellos habían ocupado cargos públicos en
instituciones y compañías estatales de su país vinculadas al sector energético.
La orden de arresto tuvo su origen en un requerimiento del Departamento de
Justicia de Estados Unidos. Seguidamente, fueron puestos a disposición del
Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional. Un tribunal
de la ciudad tejana de Houston los está investigando por supuesto
blanqueo de capitales.
Se han
vertido ríos de tinta sobre cómo altos funcionarios y ejecutivos cercanos al
chavismo se han enriquecido supuestamente de forma ilícita con los negocios de
PDVSA y otras empresas del sector energético venezolano. Han hecho fortuna dos
términos para referirse a esos beneficiados de la revolución bolivariana de Hugo Chávez: los ‘boliburgueses’, que son los
representantes del círculo más cercano de la generación del malogrado
presidente; y los ‘bolichicos’, los hijos de los primeros o simplemente
personas más jóvenes que están ahora en la treintena. Alejandro Bentacourt es
el paradigma del ‘bolichico’.
Sobre
el método que utilizaron para reunir su fortuna no hay tanta información. Es
decir, sobre cómo esos ‘bolichicos” amasaron ingentes cantidades de dinero
gracias a supuestos esquemas de corrupción que están siendo investigados
a fondo en Estados Unidos por varios órganos federales, según
confirman a este diario fuentes cercanas a las diligencias.
Desde
2013, un par de demandas civiles (que no deben confundirse con las
investigaciones criminales) han descrito en sus alegaciones esas tramas de
supuesto enriquecimiento ilícito de los 'bolichicos'. Fueron interpuestas por Otto
Reich, exembajador estadounidense en Caracas, en un tribunal de Nueva York,
y por Thor Halvorssen, activista y presidente de Human
Rights Foundation, en uno de Miami. Ambas iban dirigidas contra
Betancourt y la sociedad matriz que consiguió los contratos en Venezuela,
Derwick Associates, además de contra otras dos personas asociadas a esa empresa
con sede en su país de origen y Barbados, su primo Pedro Trebbau López y
el ciudadano hispano-venezolano Francisco D’Agostino.
Procesos
desestimados
Los
dos procesos judiciales fueron archivados por falta de competencia
jurisdiccional, no porque los hechos planteados fueran inciertos. El de Miami,
además, está recurrido. Con todo, fuentes cercanas a Betancourt insisten en que
las demandas civiles fueron rechazadas, sin que actualmente
Betancourt se encuentre vinculado ni directa ni indirectamente a ningún proceso
legal en su contra.
El
modelo de negocio que describen las demandas era muy sencillo: desde Estados
Unidos, los ‘bolichicos’ estarían ofreciendo sobornos de millones de dólares a
los altos ejecutivos de las compañías estatales venezolanas para asegurarse la
concesión de obras en el sector de la construcción de plantas de energía. Así,
se estarían beneficiando de un “proceso de contratación directa” que les
evitaba tener competidores. Una vez que Derwick Associates recibía el dinero de
los contratos en cuentas de Nueva York —siempre según las demandas—, lo
transferían a los sobornados en bancos de Estados Unidos. Seguidamente, los
empresarios subcontrataban a otras compañías para llevar a cabo las obras en
Venezuela, ya que sus firmas eran simples intermediarias y no tenían capacidad
técnica para llevarlas a término.
Según
fuentes cercanas a las investigaciones en marcha, los beneficiarios de este
esquema estarían blanqueando el dinero a través de numerosos
bancos en Europa y Estados Unidos. En 2016, el entonces fiscal del Distrito Sur
de Nueva York, Preet Bharara(destituido por Trump), ya había solicitado a
las autoridades suizas información sobre las cuentas relacionadas con esa
supuesta trama que estaría esquilmando los recursos de PDVSA y la sociedad
estatal eléctrica Corpoelec. Esas fuentes confirman que el exhorto también
afectaba a cuentas relacionadas con Derwick Associates y sus directivos.
Menciones a dicha investigación han aparecido en los últimos meses en
publicaciones como 'The Wall Street Journal' y, con más detalle, en la bitácora del periodista y activista Alek Boyd, quien asegura
estar sufriendo una campaña
de acoso contra su persona desde que empezó a investigar el caso.
Expertos
independientes han denunciado el esquema de sobreprecios pagados por las
compañías estatales. En agosto de 2013, el consultor experto en el sector
energético José. G.
Aguilar publicó un estudio sobre 40 contratos otorgados. En apenas
14 meses, entre 2009 y 2010, 12 de los 14 solicitados por Derwick le fueron
adjudicados sin concurso por PDVSA, Corpoelec y Corporación Venezolana de
Guyana. En el análisis de Aguilar se recogen 11 de los 12 que fueron concedidos
inicialmente por 2.873 millones de dólares, pero que finalmente Derwick facturó
por 5.044 millones, según sus estimaciones. El sobreprecio fue, por tanto, de
más de 2.000 millones de dólares.
“No
hay ni una sola sombra de duda de que el esquema de malversación de fondos y
sobornos denunciado en mi demanda es cierto”, afirma Halvorssen a El
Confidencial. Y añade la persona que demandó en Miami a Derwick: “Hay varias
investigaciones criminalescontra Betancourt y D’Agostino en Texas y Nueva
York. Eso es incuestionable. Yo mismo he sido entrevistado por varias agencias
federales sobre el tema”.
Una
fuente cercana a las pesquisas que se siguen en Estados Unidos subraya que “es
un hecho que hay investigaciones en marcha [sobre Betancourt]. Las agencias
federales son muy rigurosas porque no quieren perder ningún
caso en sede judicial y se toman su tiempo para verificar la información, pero
están en ello”. Desde el entorno de Betancourt, sin embargo, lo niegan
rotundamente.
Sobre
el proceso que ha provocado las recientes detenciones en España de
‘bolichicos’, Halvorssen afirma que “la investigación de Houston está
relacionada con Betancourt, por supuesto. Los que están bajo arresto en España,
como Nervis Villalobos, fueron sobornados por Convit [su socio]. Sin duda
alguna, Convit sobornó a Villalobos personalmente. Y eso me consta
porque he visto la prueba documental”.
Francisco
Antonio Convit es codirector junto al presidente de
Hawkers de al menos dos sociedades en Barbados, Derwick Oil and Gas Corporation
y Diamanven Corp, según se ha podido saber gracias a Paradise
Papers, trabajo en que ha participado El Confidencial junto a La Sexta
en España y que han coordinado 'Süddeutsche Zeitung'
y elConsorcio
Internacional de Periodistas de Investigación. Por su lado, Nervis
Villalobos fue director general de Energía del Ministerio de Energía y Minas de
Venezuela y viceministro de Energía Eléctrica entre 2001 y 2006.
Hawkers,
en la Casa Blanca
El
director general de Hawkers, Francisco Pérez, rehúye comentar el pasado de
Betancourt y la procedencia de su dinero. Insiste en que se trata de "un
asunto privado del que no sabemos nada y que no tiene nada que ver con
Hawkers". Remite a sus asesores: Arcano (fiscalidad) y RCD (servicios
legales). "Nos aseguraron que [la inversión] era una operación
segura y limpia”.
Como
inversor, abunda Pérez, el venezolano es una bendición que les ha permitido profesionalizar
su negocio, expandirlo internacionalmente, incrementar la gama de productos en
venta y fichar a perfiles técnicos de multinacionales como Twitter, Amazon o
Apple. Además, Betancourt está muy implicado en la marcha de
la multinacional nacida en Elche: “Es el presidente de la compañía,
hablamos todos los días y está de manera activa con nosotros”.
Desde
su entrada estelar mediante la ronda de inversión, Betancourt ha ido ganando
peso dentro de la empresa. Y algunas decisiones, como el contrato
firmado con el 'lobby' Ballard que se mencionaba al principio, parece haberlas
tomado al margen de los fundadores de la compañía. Una fuente cercana a Ballard
confirma que “no hay ninguna razón lógica para que una compañía española que
vende gafas de sol por internet necesite los servicios de un poderoso 'lobby'
en Washington”.
Entonces,
¿qué está pagando Hawkers? Según la misma fuente, “muchos 'boliburgueses' y
'bolichicos' trabajan estrechamente con el Gobierno de Maduro para asegurar que
no se impongan más sanciones a Venezuela. Si rascas un poco, es evidente que
esa podría ser la razón por la que Betancourt ha contratado a Ballard.
Curiosamente, hay otra empresa que desentona en el listado de clientes y es
precisamente Globovisión, la televisión propiedad de Raúl Gorrín, otro de los aliados clave de Maduro”.
Podría
haber otra razón más para pagar por susurrar al oído de la Casa Blanca: entre
los asesores más prestigiosos del 'lobby' se encuentra nada menos que el
embajador Otto Reich, quien durante años fue uno de los peores
enemigos de Derwick y de Betancourt.
Preguntados
al respecto por El Confidencial en el transcurso de una entrevista, desde
Hawkers ofrecieron sucesivas versiones para explicar la presencia de la empresa
en la lista de clientes de Ballard. “Estábamos al tanto del registro en el
'lobby', pero esto toca a Hawkers colateralmente porque ese movimiento está
relacionado con la expansión de los negocios de Betancourt en Estados Unidos.
Utiliza Hawkers USA como un vehículo porque era una sociedad ya establecida y
era más cómodo. Pero está en el proceso de cambio de denominación social”,
explicó su abogado, Eduardo Nebot.
Horas
después, cambiaron la versión. Se trata, corrigieron, de un contrato de prueba
de tres meses “por prestación de servicios de consultoría”, una decisión que sí
tiene que ver con la expansión de Hawkers en EEUU. “Lo que se ha firmado con
Ballard es un contrato de asesoría con objetivos estratégicos
(mercado, financiación, posicionamiento de marca), para la expansión de Hawkers
en el mercado de USA. Se trata de un contrato de tres meses de prueba para
prestación de servicios de consultoría”, detalla la empresa.
"Dicen
que somos una empresa de moda, de tecnología, que parecemos incluso una agencia
de creatividad, pero en realidad Hawkers es una empresa de
innovación donde nos estamos especializando en reinventarnos. Las
gafas en Hawkers son el vehículo que materializa nuestro propósito",
apuntilla Pérez.
El montante
del contrato no será conocido hasta que no se hagan públicos los datos al final
del trimestre. Globovisión, por ejemplo, se gasta 150.000 dólares trimestrales
desde que efectuó el registro el verano pasado.
Otros
negocios
Ante
las crecientes trabas que tribunales y autoridades federales estadounidenses
han ido poniendo al dinero extraído de Venezuela durante el chavismo, España (y
en particular Madrid) se ha convertido en uno de los principales destinos de
sus enormes fortunas. Betancourt y su entorno no son una excepción. Además de
Hawkers y de la finca del castillo del Alamín, adquirió otras viviendas e
inmuebles en Madrid a través de Guanabana Real State SL y
compró en 2014 el 30% de la empresa alavesa Zigor Corporación SA.
Esta última está dedicada a la fabricación de tecnología eléctrica y
electrónica, y su participación fue obtenida a través de su sociedad de
Barbados ZGR International. En estos proyectos, casi siempre le acompaña su
primo Pedro Trebbau López, quien es, por ejemplo, presidente de la firma
vasca.
Betancourt
es también uno
de los principales accionistas del ‘holding’ luxemburgués BDK
Financial Group, que desde 2015 se está expandiendo en el sector bancario del
África francófona por países como Senegal, Malí y Costa de Marfil, entre otros.
El
venezolano parece abrir muchas puertas a quienes se sitúan en su entorno. Ahí
está José Ramón Blanco Balín, exvicepresidente de Repsol, imputado
en varias piezas de la trama Gürtel como
“blanqueador” de Correa y persona muy cercana a Betancourt en Madrid. El pasado
10 de julio, consiguió una autorización del Tribunal Supremo de Justicia de
Venezuela para explotar parte del yacimientoconocido como Faja
Petrolífera del Orinoco junto con una filial de Petróleos de Venezuela SA
(PDVSA), con Petrosur SA.
Pero
España es solo un hito más en la aventura transnacional de Betancourt. Fundó y
administra 12 sociedades inscritas en Barbados entre 2009 y 2016, en todos los
casos junto a uno o los dos habituales socios suyos: su primo Pedro José
Trebbau y Francisco Antonio Convit. Una de esas compañías, Derwick Oil &
Gas Corp, mantiene relaciones comerciales con la petrolera Gazprom,
que a través de la sociedad holandesa Gazprombank Latin America Ventures BV
lleva a cabo proyectos en el sector energético venezolano.
Además
de ser propietario de varios inmuebles en Nueva York y Miami, es accionista y
miembro de la junta directiva de la petrolera de origen canadiense Pacific
Energy and Exploration Corp, que desarrolla proyectos en varios países
latinoamericanos. El fondo de inversiónO’Hara Administration, del que es
parte Betancourt, compró en 2015 un 19,5% de la petrolera.
Pablo
Sánchez, cofundador de Hawkers, la marca de gafas de sol que
patrocina a Los Angeles Lakers, se refiere a Betancourt como “el inversor que
pone la gasolina al proyecto”. El ‘bolichico’ dota de combustible a Hawkers y a
otros muchos proyectos.
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