Sabrina Lanza 12 de noviembre de 2017
Pasaron
exactamente 15 días desde que Mariluz dejó su hogar en Isla Margarita —Caribe
venezolano— hasta llegar a Cochabamba, Bolivia. El viaje lo hizo acompañada de
sus hijos, una niña de 10 años y un niño de 8. A la travesía se sumaron 12 de
sus paisanos buscando, quizá, los mismos sueños que motivó a la mujer de 29
años a marcharse de su país. Algunos con temor, otros con esperanza, iniciaron
el viaje.
El
largo camino hasta sus destinos: Bolivia, Chile y Perú siguió bajo la confianza
de que algo mejor les esperaría, lejos de la crisis de su país, al que no
creyeron dejar algún día.
Empezar de cero
La ruta
que siguió Mariluz junto a sus niños inició en Santa Elena, frontera de
Venezuela con Brasil, tomó un bus que la llevó hasta Boa Vista (Brasil), de allí continuaron hasta
Manaos. Luego, viajaron en barco durante cinco días hasta llegar a Guayamerín
(Bolivia), después por tierra hasta Santa Cruz de la Sierra y luego llegaron a
Cochabamba.
“Decidí
venirme y eso que era de las venezolanas que decía que por más grave que se
ponga la situación no me iría”, contó con algo de tristeza, mientras ofrecía
las arepas que prepara a diario.
En
Venezuela, en un momento dado, el dinero que invertía en los insumos para su
negocio de empanadas superaba los ingresos de sus ventas. Sus hijos bajaron de
peso. Los vales de alimentación no servían, porque no había donde cobrarlos. El
sueldo mínimo bajó a 8 dólares y un kilo de carne podía costar hasta 3 dólares.
Prácticamente, el costo de vida se volvió insostenible.
“Migrar”
Miguel,
Hans y Héctor son venezolanos y llegaron a Bolivia por experiencias anteriores
en el país. En su caso consiguieron contratos laborales con empresas
internacionales y otras petrolíferas. Cuando su contrato culminó decidieron
quedarse en Bolivia, aunque esto significó una serie de sacrificios.
“El
ciudadano venezolano no estaba acostumbrado a migrar, no era una cosa
cotidiana, dejar lo que tenían en su país y arrancar de cero en otro lugar era
algo desconocido”, relató Miguel Ángel Morales, ingeniero geólogo que ejerce
como consultor, anteriormente trabajó en ENDE Andina. El primer día en el
campamento, le costó terminar la comida que le servían, la cantidad para él
resultaba “fuera de serie”.
En
tanto, Hans ejerce como consultor de empresas y Héctor trabaja en un
restaurante aunque de profesión es ingeniero petrolero.
Los
tres salieron de Venezuela gracias a los contratos que obtuvieron previamente,
mientras sus familiares aún los aguardan en su país.
Para
salir del país se requiere al menos 350 dólares en bus y 800 en avión. Por otro
lado, no existen conexiones directas ni posibilidad de comprar pasajes desde la
misma Venezuela, por tanto deben salir hacia otro país para dirigirse a
Bolivia. “Un pasaje significa al menos
34 meses de trabajo, por tanto es imposible y sólo queda la salida por el envío
de dinero de familiares o amigos del exterior”, expresó Héctor Díaz.
Aún
así, miles logran salir de Venezuela y en el último semestre su presencia en
Cochabamba es cada vez más notoria.
CRISIS
EN VENEZUELA
Hiperinflación, pobreza, inseguridad
La
crisis económica y política que abaten a Venezuela hace más de 10 años se
intensificaron en marzo de 2017, cuando el Tribunal Supremo de Justicia asumió
arbitrariamente las competencias de la Asamblea Legislativa Nacional,
ocasionando la ruptura democrática y como consecuencia mayor recesión.
La
hiperinflación que cada día aumenta y
los altos niveles de inseguridad y desnutrición en niños afectan a la
población. La situación dejó la mirada de los venezolanos hacia un futuro lejos
de su tierra. En Bolivia en 2012, el Censo Nacional contabilizó a 596 venezolanos. Hoy se estima
que superan los 2.000.
TESTIMONIOS
"Aquí
es todo diferente: puedo decir que cada día mis hijos tienen un desayuno,
almuerzo y cena. Ahora, ya les puedo comprar ropa, medicinas, cosas que allá no
podía."
Mariluz
Pacheco
Venezolana
"Podemos
ser de distintas localidades, nos dedicamos a diferentes actividades, pero lo
común es que la calidad de vida y las oportunidades se nos fueron
limitando."
Miguel
Ángel Morales
Venezolano
"El
mundo entero no entendió aún la ayuda que necesita el pueblo de Venezuela,
tenemos una Asamblea Constituyente que no es constitucional y que ha quebrado
la democracia del país."
Hans
Gutiérrez
Venezolano
“Bolivia
atraviesa una nueva dinámica de migración”
JORGE
MIGUEL VEIZAGA
Investigador
Centro de Estudios de Población
Normalmente
hemos sido un país de expulsión, históricamente esto es evidente, aunque los
destinos han cambiado.
Esta
nueva dinámica responde a que Bolivia, pese a ser un país con bajos niveles de
desarrollo y de economía tuvo un pequeño auge en algún momento de mediados de
la década pasada con el aumento de ingresos por la producción y exportación de
hidrocarburos y materias primas. Desde ese momento, llegó una gran cantidad de
migrantes sobre todo peruanos.
Ahora
bien, en el caso de los venezolanos, está muy relacionado a programas de ayuda
y de inversión social y pública que se establecieron entre los gobiernos de
Chávez y de Morales en ese entonces, que seguían la misma línea política.
Asimismo, las condiciones de la crisis económica y política en Venezuela
generaron los movimientos migratorios.
Lamentablemente,
en Bolivia no hemos cambiado la lógica de migración hace décadas y ésta se
define como una herencia de una situación y momento histórico en el que existe
una negativa de rechazo a los inmigrantes y nada favorecedora a su situación.
Por un
momento, se pensó que a través de los “procesos de cambio”, la lógica de
migración debió modificarse, pero no fue así y en general se mantiene esa
postura.
El
proceso de legalizar los papeles es prácticamente un peregrinaje para los
extranjeros. Los requisitos son contradictorios y casi inalcanzables.
Regularizar
papeles, un problema latente
Mariluz
Pacheco todavía no regularizó sus papeles. “Al menos necesito como 5 mil
bolivianos para los papeles, ya pasó 15 días desde que mi estadía de turista se
venció y cada día que pasa debo pagar 27 bolivianos por cada uno de nosotros”,
declaró.
La
exigencia de múltiples requisitos que incluyen facturas de servicios básicos y
contratos laborales para conseguir una estadía permanente dificulta su
regularización.
“No es
que no quieran legalizarse lo que pasa es que los costos son elevados y si
vienen aquí es porque justamente les hace falta recursos”, señaló Hans
Gutiérrez.
Más
allá de las dificultades, Bolivia se volvió en un destino que les brinda mayor
seguridad y una alimentación fija. “Ahora a mis hijos no les falta el alimento,
ahora les compro ropa”, dijo Pacheco.
El día
que haya un cambio, nos volvemos
Pedro
Zavala es ingeniero petrolero de profesión, sin embargo desde que llegó a
Bolivia no ejerce en su campo de formación. “Trabajo en un boliche tres veces a
la semana, ese fue el primer trabajo que conseguí y ahora también en mantenimiento
de un hotel”, dijo con desaliento.
Para
conseguir el título en provisión nacional se requiere de una estadía de al
menos cinco años para así obtener la radicatoria. “Uno puede tener una
profesión, estar muy capacitado, pero los papeles son un condicionante y sin
esto no accedes a un trabajo”, resaltó Miguel.
El
sueño de los venezolanos por volver a su país sigue en pie. “Yo estoy seguro
que el día que apenas haya un cambio, un 70 por ciento de los que nos fuimos
volvemos, porque ese es nuestro sueño: Volver a Venezuela”, manifestó Hans
Gutiérrez.
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