Carlos
Mauricio Melo Pedroza 01 de septiembre de 2017
@carlosmelo1962
En
octubre del año 2005 se formó el huracán Wilma, el día 21 entró a la península
de Yucatán como categoría 4 y devastó muchas áreas del estado de Quintana Roo.
El ciclón además de tener gran intensidad, era bastante lento y errático en su
desplazamiento, y prácticamente se estacionó sobre Cancún, por lo que
multiplicó su efecto destructor, particularmente sobre la zona hotelera de la ciudad.
Luego
de acabar con Cancún salió nuevamente al golfo de México como categoría 2 y
tocó la península de La Florida por los cayos el día 24 de octubre, ya
nuevamente como un huracán categoría 3. Wilma parecía tener un trastorno de
personalidad, porque no definía una trayectoria y subía y bajaba de intensidad
de manera irregular, así que en cualquier momento decidió subir por la costa de
La Florida y entrar a tierra por Boca Ratón y allí estaba yo.
Fue
una experiencia interesante, ah… es bueno decir que el recordado huracán
Katrina había acabado con Nueva Orleans dos meses antes, y esta señorita a
Cancún hacía apenas dos días, así que había mucho temor por este nuevo huracán
que manifestaba mucha disposición a querer hacer daño.
Para
aquel momento yo estaba en cuso de inglés para nuevos inmigrantes en una
escuela pública de Boca Ratón, así que los días previos al evento climatológico
la maestra nos habló de las previsiones que debíamos tomar. Recuerdo una en
particular porque lo hice y fue muy útil, la maestra nos dijo que llenáramos
botellas plásticas chicas de agua con agua, me explico, que nos tomáramos el
agua original que habíamos pagado en dólares y las llenáramos con agua de la
tubería y las congeláramos. El objetivo era que en caso de que hubiera fallas
del servicio de energía eléctrica, esa agua congelada mantendría la temperatura
interior del refrigerador y así se podrían mantener los alimentos en buen
estado por más tiempo, lo malo fue que tenía tanta agua congelada en el
refrigerador que no me quedo espacio para comida. Las otras previsiones eran
tener bombonas de gas, lámparas, fósforos, velas, yo compré un televisor a
batería, alimentos, el asador a gas, etc., etc., etc. ya yo sabia de eso Kids
de emergencia, porque en Venezuela lo comprábamos al menos una vez al mes,
cuando se corría la voz de un posible golpe de estado para sacar a Chávez.
El día
anterior a la llegada de la visitante, Home Depot hizo su día, parecía la
navidad de Home Depot, las multitudes de personas comprando cuanta cosa
anti-huracán hubiera, yo la verdad con mis fósforos y mi televisor de pilas
estaba contento.
Efectivamente
llego la publicitada “huracana” Wilma, con toda su furia, y con toda su
bipolaridad, tocó la costa de Boca Ratón como categoría 3, el gobierno federal
había hecho desalojar a las personas que vivían justo frente a la playa, yo
vivía en una casa típica clase media de Boca Ratón, un conjunto cerrado no tan
cerca al mar, tenía grandes ventanales de cristal y por mi falta de experiencia
huracanística no coloqué las láminas de madera en la ventanas, solo unas tiras
de cinta pegante, no sé para qué, creo que tendría que ver con las vibraciones.
Temprano,
como a las 7:00 am comenzó la brisa que se veía por la ventana, giraba en una
determinado sentido, digamos de izquierda a derecha, levantaba polvo, hojas y
objetos no muy grandes y hacía mucho ruido, luego de más o menos dos horas,
dejo de soplar y se observó una tranquilidad miedosa, una extraña presión y un
silencio sonoro, era el ojo del huracán, es decir estábamos justo en el mero
medio de ese gigante de energía, pasaron aproximadamente dos horas y la brisa
nuevamente comenzó a soplar, pero esta vez en sentido contrario, de derecha a
izquierda , era la parte de atrás de Wilma, y tenía tanta fuerza como la parte
delantera, nuevamente dos horas más y finalmente la calma.
Como
buenos latinos, y corresponsales de guerra sin cargo, un primo y yo salimos a
recorrer la ciudad, la devastación era grande, no había energía eléctrica en
toda la ciudad, los semáforos no funcionaban. Nadie, solo este aguerrido o más
bien curioso, periodista ad honorem pudo con sorpresa ver que inmediatamente
termino el ciclón ya estaban órganos del estado de La Florida y del gobierno
federal tenían máquinas y personal limpiando escombros y abriendo las avenidas
que estaban obstruidas por los enormes árboles que cayeron. El estado de la
Florida es básicamente una zona pantanosa, así que las raíces de los arboles no
tienen necesidad de buscar sus alimentos a mucha profundidad así que las raíces
son muy someras, de modo que inmensos arboles no tienen mucha sustentación, por
lo que Wilma se los llevó a todos y ellos a las líneas de energía eléctrica y
con eso la luz de las casas. Sin embargo, ya en ese momento venían bajando por
la I-95 cientos de camiones de la empresa que suministra el servicio para
comenzar el operativo de reparación, era impresionante, era una muy larga fila
de camiones.
Los
días subsecuentes fueron de picnic, cocinaba en el asador a gas, así que carne
asada, hamburguesas, pescado asado, fueron cuatro días sin energía eléctrica,
en mi casa, pero otros tuvieron que esperar hasta ocho días.
La
verdad es que en ese momento de grave crisis la situación más delicada que
aprecie fue el alto riesgo al cruzar los semáforos. Boca Ratón es una ciudad
del condado de Palm Beach, no muy grande, pero se convirtió en una ciudad de
retiro de adultos mayores de USA, así que esos buenos viejitos manejan
orgullosos sus antiguos y bien cuidados Oldsmobil o Chevrolet negros,
brillantes, pulidos, gordos y grandes. Pero como los semáforos no funcionaban,
ellos pasaban las esquinas sin ver para ningún lado. De modo que era preciso
ser muy cuidadoso al cruzar los semáforos no fuera a ser que viniera un Ford modelo
T con un jovial anciano sin ninguna previsión.
La
ciudad comenzó a volver a la vida real en cuatro o cinco días, cuando se fue
restableciendo el servicio de energía eléctrica y las calles estaban limpias.
A la
casa de una prima la terrible “huracana” le voló las tejas del techo y se
filtró mucha agua a la casa, bueno es un eufemismo, no se filtró, más bien tuvo
un fenómeno de lluvia interna, se inundó o como decimos los chocos, se “fue al
agua” pero desde arriba, así que perdieron la ropa, muebles, y casi todos los
artefactos eléctricos. La noche del ciclón ella y su familia durmieron en mi
casa, pero al otro día fueron a las oficinas de FEMA (Federal Emergency
Management Agency) e hicieron el reclamo, desde esa noche les dieron hotel, les
repararon totalmente la casa y les dieron la cantidad de efectivo
correspondiente a las perdidas. En Venezuela todavía hay restos de la
inundación del estado Vargas que fue en diciembre de 1999.
Así
que, a pesar de que los científicos determinan direcciones, sentido,
intensidad, todo… de estos fenómenos atmosféricos, la gente suele no escuchar
recomendaciones y generalmente los heridos o muertos son por inconciencia o
irresponsabilidad, por no acatar las llamadas a desalojar una zona de riesgo
determinada, pero afortunadamente para los que viven en USA, al menos los
operativos de remediación son rápidos y eficientes.
Carlos
Mauricio Melo Pedroza
@carlosmelo1962
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