Carlos Zapata 02 de diciembre de 2017
Una
vez más, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, pidió al gobierno
venezolano que acepte la ayuda humanitaria de la comunidad internacional, la
cual reiteradamente ha ofrecido enviar comida y medicinas a la nación
sudamericana.
La
oferta forma parte de una serie de desencuentros entre los gobiernos de esos
países fronterizos, muchos de ellos ocurridos en la red social Twitter. Una de
las más controvertidas fue la reacción del ministro de Salud y Protección
Social de Colombia, Alejandro Gaviria, quien desde la red del pajarito
desmintió las acusaciones de Nicolás Maduro.
“Aclaración: nunca
hemos negado la venta de medicamentos a Venezuela, ni tenemos ninguna
injerencia en la relación entre el Gobierno de Venezuela y la industria
farmacéutica”, escribió Gaviria.
El
gobierno venezolano ha acusado repetidamente a Juan Manuel Santos de prohibir
la venta de medicinas que Venezuela importa desde Colombia. Incluso le llegó a
decir: “Trágate tus medicinas, las estamos comprando en la India y van a llegar
muy pronto a Venezuela. Trágate tus medicinas y tu droga y tu cocaína”.
Santos
salió al paso y desmintió las declaraciones señalando que “es
absolutamente falso” que Colombia haya bloqueado cualquier venta de
medicamentos a Venezuela. Dijo además que “Maduro parece no darse cuenta
que los venezolanos están sufriendo por falta de alimentos y muriendo de
enfermedades por falta de medicinas”.
El
mandatario colombiano reiteró que “siempre” serán solidarios con los
venezolanos y sostuvo este martes que “le hemos ofrecido desde hace
mucho tiempo apoyo humanitario en materia de comida y medicamentos, y el
gobierno venezolano se ha negado”.
La
petición forma parte de los cuatro puntos exigidos por la oposición y recordados
por la Iglesia a través de la carta del Secretario de Estado de la Santa Sede
al gobierno de Venezuela, lo que sigue generando fuerte movilización mundial. En
las últimas semanas tuvo eco en el Consejo de Seguridad de la Organización de
Naciones Unidas (ONU), y más recientemente –hace 15 días- en el seno del
Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), con funcionamiento excepcional en el
exilio.
La
Sala Constitucional de ese organismo exigió la apertura “inmediata” del canal
humanitario y solicitó la “intervención humanitaria” de la comunidad
internacional, si el gobierno de Nicolás Maduro se niega a acatar el fallo. La
reacción fue en respuesta a una solicitud de implementar la ayuda humanitaria
con el fin de mitigar los efectos de “la dramática situación que atraviesan los
venezolanos por la carencia absoluta de alimentos y medicinas”.
Esta
semana, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) recibió a dirigentes
políticos que participarán en una mesa de diálogo con el gobierno de Maduro, a
partir del 1ero de diciembre en República Dominicana. A ellos les recordó la
exigencia de la Iglesia de abrir un canal humanitario que sirva para el ingreso
de alimentos y medicinas.
La
Iglesia no está alineada con la oposición, sino con el pueblo y con el Papa
Aunque
el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, dijo en declaraciones
a periodistas después de la reunión con el clero, que “la Iglesia está absolutamente
alineada en este clamor nacional de que se abra el canal humanitario de
medicinas y comidas”, en conversación exclusiva con Aleteia,
el secretario de la CEV, monseñor Víctor Hugo Basabe, dejó claro que los
obispos “solo están alineados con el Papa” y recordó que la petición de la
Iglesia para salvar vidas humanas: ni es nueva ni es político-partidista.
“Yo
creo que los que primero hablamos en este país de la necesidad de establecer
esta ayuda, que no lo llamamos inicialmente canal humanitario, fue la Iglesia”,
recordó.
Dijo
que “la primera vez que lo propusimos (oficialmente) fue el 3 de abril del año
pasado cuando nos reunimos monseñor Diego Padrón (presidente del Episcopado) y
mi persona con el Presidente ejecutivo de Venezuela, que en ese entonces era el
profesor Aristóbulo Istúriz. Fue cuando solicitamos formalmente una
autorización para recibir a través de Cáritas, la ayuda de organizaciones
globales como Caritas Internationalis”.
Sostuvo
monseñor Basabe, de hecho, que la propuesta fue más allá del sector netamente
alimenticio o de medicinas. “Pedimos que se abriera la posibilidad de
que al país pudiesen llegar medicamentos, alimentos, e incluso materias primas,
porque había un ofrecimiento directo de parte de organizaciones internacionales
y gobiernos europeos y de gobiernos latinoamericanos en venir al encuentro de
los venezolanos para poder aliviar un poco la situación de penuria que se
estaba viviendo”.
La
petición se rechazó sostenidamente por distintas vías, como alertó públicamente
la Cáritas local. No obstante, “hasta esta fecha nosotros nunca tuvimos una
repuesta oficial a esa solicitud que se hizo al gobierno de Nicolás Maduro.
Y la única respuesta que ha habido es la respuesta de negar
reiteradamente que aquí hay una situación de emergencia humanitaria, que hay
una situación de carencia de alimentos y medicamentos. Es la única repuesta que
hemos tenido: la negativa del gobierno en asumir que hay una realidad, que hay
un problema humanitario verdaderamente fuerte, y es lo que no genera muchas
esperanzas (con respecto a) este proceso de diálogo”.
En ese
aspecto, sostuvo el secretario de la CEV que “un proceso de diálogo
sincero pasa por asumir la realidad del país, la verdad de Venezuela. Y no
pretender seguir ocultándola, y utilizarlo no como un instrumento para buscar
soluciones, sino como un instrumento para seguir manteniéndose en el poder”.
Por su
parte, Cáritas ha insistido en la necesidad de articular esfuerzos con
organismos internacionales, en su afán por garantizar el derecho a la vida en
la nación sudamericana. En este aspecto, avanza en alianzas estratégicas con el
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y con la Organización
Mundial de la Salud (OMS), en la búsqueda de una agenda común que, sin afectar
principios ideológicos y doctrinales, sirva para salvar al mayor número de
personas –principalmente de infantes, actualmente los más vulnerables en esta
crisis sin precedentes.
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