Sergio Gómez Maseri 22 de abril de 2018
Colombia,
Estados Unidos, México y Panamá crearon este jueves un grupo de unidades de
inteligencia que busca rastrear y decomisar los recursos públicos que
funcionarios del Gobierno de Venezuela estarían sacando ilegalmente del país.
El
acuerdo se dio en el marco de una reunión organizada en Washington por el
Secretario del Tesoro de EE. UU., Steven Mnuchin, y los ministros de Hacienda
de la región que se encuentran en la ciudad participando en las reuniones de
primavera del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
“Queremos
fortalecer la lucha contra la corrupción en Venezuela y por eso creamos un
grupo de unidades de inteligencia financiera para ampliar las investigaciones
conjuntas entre EE. UU. y Colombia sobre operaciones que involucran a
funcionarios venezolanos a través de sociedades en otros países. Lo que se
busca es cerrarle el cerco a esos recursos”, dijo Mauricio Cárdenas, ministro
de Hacienda colombiano y uno de los que participó en la cita con Mnuchin.
Según
Cárdenas, las autoridades tienen evidencia de recursos públicos que están
siendo desviados a empresas fachadas en paraísos fiscales y por lo tanto se
busca identificar y congelar los bienes para devolverlos a los venezolanos.
De
acuerdo con el Ministro de Hacienda, los directores de las unidades de
inteligencia financiera se reunirán en el mes de mayo en Panamá para coordinar
las estrategias.
“Necesitamos
acciones concretas para restringir la posibilidad de funcionarios corruptos en
Venezuela y sus redes puedan aprovecharse del sistema financiero internacional.
Hemos acordado fortalecer la cooperación internacional y continuar el
intercambio de información sobre los activos de estos individuos y sus
organizaciones”, sostuvo por su parte Mnuchin.
Durante
la cita, a la que también acudieron representantes de otros 12 países de
América Latina, Europa y Asia, se pactó desarrollar una especie de Plan
Marshall para el rescate de Venezuela cuando las circunstancias lo permitan.
Cárdenas
lo llamó el “plan para el día después”, en alusión a un futuro viraje que daría
el país cuando retorne al sendero de la democracia.
“Es un
plan que no puede improvisarse y que debe estar listo para cuando Venezuela
decida encarrilar su economía”, dijo Cárdenas tras indicar que, desde su
perspectiva, serían necesarios unos US$ 60.000 millones de dólares en préstamos
para ayudar a estabilizar el país. Algo que Venezuela, con sus ricas reservas
petroleras, podría pagar con posterioridad sin mayores dificultades.
En la
reunión también se discutió la crisis regional que está generando el éxodo de
venezolanos y se acordó a su vez trabajar en un plan de asistencia para mitigar
el impacto en los países del área.
“Necesitamos
más asistencia de la comunidad internacional”, dijo el ministro Cárdenas al
cabo de una conferencia que ofreció en el centro de pensamiento Diálogo
Interamericano.
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