VÍCTOR SALMERÓN 18 de abril de 2018
Gracias
a la emigración crece el número de venezolanos que cuenta con el escudo de las
remesas para protegerse. De acuerdo con un estudio de la firma Datos al cierre
de enero de este año 14% de la población mayor de edad, es decir, unos tres
millones de personas, reciben dinero, alimentos y medicinas que les son
enviados desde el exterior. En septiembre de 2017 la proporción se ubicaba en
12%.
El 14%
que está recibiendo remesas se divide en 11% de la población que solo obtiene
dinero a través de envíos de dólares o euros y 3% que en medio de la escasez de
productos básicos recibe divisas, alimentos y medicinas.
En
medio de la incesante escalada de los precios y las distorsiones del mercado
cambiario, contar todos los meses con una cantidad de dólares, así sea un monto
bastante bajo, determina una diferencia notable en la vida de una familia.
Pilar Martínez es española y a sus 70 años trabaja como cocinera en un
restaurante de Caracas. Explica que su hijo se mudó a España en 2016 “porque
tiene la doble nacionalidad y es administrador. Gracias a Dios consiguió
trabajo y todos los meses me manda doscientos dólares, con eso yo y mi esposo,
que ya no trabaja porque está muy mayor, estamos viviendo sin privaciones”.
Al
igual que la inmensa mayoría de quienes envían remesas el hijo de Pilar vende
los dólares a través del mercado negro. Le transfiere las divisas a la cuenta
en el exterior de un comprador que está en Venezuela y este comprador le
deposita a Pilar los bolívares. La razón para utilizar este sistema es clara:
en el mercado oficial el gobierno controla el precio del dólar y la cotización
se ubica en 49.500 bolívares mientras que en el mercado negro el billete verde
se vende en torno a 400 mil bolívares.
Como
cocinera Pilar obtiene un sueldo mínimo integral de 1,3 millones de bolívares
al mes, pero por los 200 dólares que le envía su hijo solo en marzo recibió el
equivalente a 36 meses de trabajo. “Con el dinero que nos manda nuestro hijo mi
esposo y yo podemos hacer mercado sin problema y pagar otras cosas como
consultas médicas y medicinas”, explica.
Para
quienes padecen alguna enfermedad como Enrique Zapata que sufre un temblor
involuntario en un músculo del cuello y cada cuatro meses debe inyectarse un
medicamento que le alivia el movimiento, la caja que le envía su sobrina desde
Bogotá es la salvación: “Me envía una encomienda con la medicina, algunas veces
le hemos pedido cosas más simples como antibióticos o pastillas para el dolor
de garganta que no se encuentran en las farmacias”, relata.
En
ciudades como Miami han proliferado las empresas de Courier que ofrecen el
envío de cajas a Venezuela mediante el sistema puerta a puerta.
El mapa
El
origen de las remesas, como es lógico, coincide con la emigración que ha
sufrido el país. Datos registra que 42% de las divisas fluye desde Europa y
refleja la cantidad de hijos de españoles, portugueses e italianos que
decidieron irse de Venezuela para buscar una mejor calidad de vida. Siguen
Estados Unidos con 40%, Suramérica 12% y Centroamérica y el Caribe 5%.
Los
números sugieren que quienes emigraron a Europa y Estados Unidos ya han logrado
estabilizarse y por eso han iniciado el envío de remesas de forma constante. En
el mediano plazo debería suceder algo similar con la cantidad de venezolanos
que se ha marchado a países de Suramérica como Colombia, Brasil y Perú.
Si
bien no es fácil determinar la magnitud de la diáspora porque la doble
nacionalidad de venezolanos que se han mudado a países como España o Italia
complica los cálculos, el estudio de Datos registra que en enero 63 de cada 100
venezolanos afirmó que en los últimos doce meses un familiar se marchó al
extranjero.
Y todo
apunta a que la salida seguirá este año. Ante la pregunta: ¿Tienes pensado irte
de Venezuela en los próximos 12 meses? El 41% de la población mayor de edad
responde afirmativamente.
Los montos
El
Banco Mundial proyecta que en 2017 las remesas a Venezuela se ubicaron en 289
millones de dólares, una cifra enana respecto a El Salvador y República
Dominicana donde se estiman 5 mil millones de dólares.
El
potencial para que crezca el monto es significativo, pero sin un sistema libre,
donde el precio del dólar responda efectivamente a la oferta y la demanda, lo
previsible es que el gobierno no se beneficie de este flujo de divisas y que la
gran mayoría de las remesas continúe negociándose en el mercado negro.
Tras
no ahorrar durante los tiempos de los altos precios del petróleo, endeudarse
masivamente y despilfarrar el dinero en proyectos que no son capaces de
exportar el gobierno venezolano enfrenta un severo déficit de divisas y por
ende ha recortado drásticamente las importaciones, generando escasez de
productos básicos y empresas paralizadas por la falta de materia prima.
Analistas
consideran que el crecimiento de las remesas, encausado hacia un mercado donde
el sector privado pueda comprar dólares libremente, podría aliviar la sequía de
divisas y disminuir el desabastecimiento.
Panorama regional
Diálogo
Interamericano, un centro de análisis con sede en Washington calcula el monto
de las remesas en 17 países de América Latina y el Caribe (no incluye Venezuela)
a través de las cifras de los bancos centrales y afirma en su último reporte
que “aumentaron en más de 8% entre 2016 y 2017, superando los 75 mil millones
de dólares. Este aumento es sustancial y supera ampliamente el 1,2% de
crecimiento económico previsto por el Banco Mundial para toda la región. Como
referencia comparativa, el aumento de las remesas en 2017 ha sido casi tan
grande como el crecimiento de las exportaciones (9%)”.
La
política migratoria es un factor a tomar en cuenta en el futuro de las remesas.
“El panorama político actual en lo que atañe a la política migratoria en los
Estados Unidos, e incluso en otros países como Chile, donde la retórica para
reducir la inmigración se traduce en políticas drásticas, puede tener un efecto
adverso en varios países en el futuro cercano”, dice el informe de Diálogo
Interamericano.
Agrega
que “el debate sobre la finalización del Estatus de Protección Temporal (TPS
por sus siglas en inglés) a inmigrantes de cuatro países latinoamericanos y
caribeños en los Estados Unidos afectaría las economías de estos países. Los
salvadoreños con TPS contribuyen con el 12% de todas las transferencias a El
Salvador, lo que equivale al 2% del PIB del país. Se puede pensar que en Haití,
país con una economía que todavía se encuentra en estado de recuperación
(respondiendo a los recientes desastres naturales), el impacto devastaría su
economía. Los haitianos en TPS representan el 6% de todos los inmigrantes
haitianos en Estados Unidos”.
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