Marisa Cruz 25 de mayo de 2018
El
Gobierno español acogió ayer con estupor el mensaje conciliador y comprensivo
con el régimen de Nicolás Maduro que lanzó el ex presidente del Gobierno José
Luis Rodríguez Zapatero. Un mensaje contrario al rotundo rechazo que buena
parte de la comunidad internacional ha expresado a la vista de que las
elecciones presidenciales celebradas el domingo en Venezuela no han cumplido
con ninguna de las condiciones de libertad y transparencia exigibles para el
reconocimiento de los resultados.
Desde
el Ministerio de Exteriores se calificó la posición del ex mandatario español
como "inexplicable" y se aseguró que su intento de mediación "ha
perdido toda la credibilidad" ante el propio pueblo venezolano y ante las
instancias internacionales.
Fuentes
autorizadas del departamento que encabeza Alfonso Dastis recuerdan que a
Rodríguez Zapatero se le apoyó desde el Gobierno "mientras existía alguna
posibilidad" de encauzar hacia vías democráticas la actitud de Maduro,
pero esas esperanzas decayeron hace tiempo.
"Zapatero
no nos representa", recalcaron ayer desde el Ministerio añadiendo, no
obstante, que "no se le desautorizará porque nunca se le ha autorizado
para nada".
En un
comunicado emitido horas después de conocerse el resultado electoral,
Exteriores afirmaba que, "en concertación con los socios internacionales",
apoyará los intentos de negociación "aceptados por todas las partes"
-la mediación de Zapatero es rechazada por la oposición-, "en los que se
demuestre con hechos la voluntad genuina de contribuir al regreso de Venezuela
a la institucionalidad democrática, al respeto de los derechos humanos y
libertades fundamentales y a la búsqueda de soluciones que palíen la grave
crisis humanitaria que afecta a la población venezolana".
En
medios próximos al ministro aseguraron que por el momento no ha existido ningún
contacto del ex presidente con Dastis. Igualmente descartaron seguir el ejemplo
de una docena de países que ya ha anunciado la llamada a consultas de sus
representantes diplomáticos en Caracas.
Nuevas sanciones
El
embajador español en Venezuela ha regresado recientemente a su puesto tras
meses de ausencia, decidida en reciprocidad a la retirada del embajador
venezolano en Madrid. El Ejecutivo considera que en la actual situación lo
conveniente es el mantenimiento de la legación diplomática en plenitud de
funciones para velar por los 200.000 españoles que viven en el país caribeño.
Ahora
el Gobierno español prepara los argumentos que defenderá el próximo lunes en el
Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea. La diplomacia
española no duda de que la mayoría de los socios apostará por imponer nuevas
medidas de sanción contra el régimen de Maduro.
Medidas
que podrían suponer ampliar el listado de siete dirigentes chavistas a los que
ya se castiga con la prohibición de entrar en territorio de la Unión y con la
congelación de sus activos. Entre estos dirigentes figura ya el vicepresidente
del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello. Ahora
podría añadirse al listado el nombre del propio Maduro.
La UE
también mantiene en vigor un embargo de armas y equipamientos susceptibles de
ser utilizados para reprimir o mantener bajo vigilancia a la ciudadanía. Todas
estas medidas, que fueron decididamente impulsadas por España, se concibieron
en un principio como reversibles siempre y cuando el Gobierno venezolano
emprendiera el camino del diálogo y la negociación.
Medidas contra la petrolera estatal
Esta
posibilidad, en opinión de las fuentes diplomáticas consultadas, ha quedado ya
cegada, de manera que el Gobierno no dudará en abogar por nuevas sanciones con
la única condición de que las mismas no impacten sobre la población venezolana.
En este sentido se descartan medidas que afecten directamente a la industria
petrolera estatal (PDVSA) porque no harían sino perjudicar aún más a la ciudadanía.
Madrid
reaccionó ayer al nuevo triunfo de Maduro, plagado de acusaciones de fraude,
con el mismo malestar expresado por los principales países de la Unión. El
Gobierno ya albergaba pocas esperanzas de un proceso electoral que consideraba
manipulado desde su origen para reeditar el mandato del heredero de Chávez. El
escaso margen que había para la duda, de hecho, se esfumó cuando todas las
fuerzas de la oposición, a excepción de la liderada por Henri Falcon,
decidieron dar plantón a las urnas.
Así, después
de que el Consejo Nacional Electoral diera a conocer el veredicto de la
votación, el Ministerio consideraba "evidente" que en el proceso
electoral venezolano "no se han verificado los requisitos
indispensables" de participación en igualdad de condiciones de todos los
partidos políticos y candidatos, ni la composición equilibrada del Consejo
Nacional Electoral, así como tampoco un calendario electoral viable y pactado,
ni tampoco las garantías técnicas requeridas para el escrutinio por los
estándares internacionales. En estas condiciones, añadía, "la desconfianza
de una mayoría de los ciudadanos venezolanos en el proceso electoral, se ha
traducido en una elevada abstención".
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