Venepress 04 de mayo de 2018
Jesús
Martínez, El chef en comida peruana desde Cusco.
Tiene
32 años y 3 profesiones. Fue a ejercer una de ellas en Perú. “Soy chef,
profesor de inglés y músico del sistema de orquestas de Venezuela”.
Emigre
porque mi situación económica no era buena, lo político y lo económico. En
Venezuela ejercía la docencia y tenía un negocio que me permitía mantener a mi
familia. Compraba quesos y leche en el Llano y lo vendía en el centro del país.
Salió
de Venezuela en mayo de 2017 hacia Quito, donde se encontraba su esposa y su
suegra. Pero luego partió hacia Lima, pasó después un tiempo en la selva
peruana y finalmente está ahora en Cusco, tratando de ejercer su profesión de
chef.
Pero
su relato muestra que Jesús ha vivido experiencias amargas y mucha precariedad.
En síntesis no ha podido estabilizarse aún a pesar de tener un año fuera del
territorio nacional.
Unos
amigos en Quito me entusiasmaron para ir a Lima, ellos trabajaron en el
restaurante donde yo trabajaba en Venezuela. Mi último trabajo en Barinas, de
donde yo soy. Yo tenía interés en irme a Lima, Perú es la capital económica de
América Latina. Estaba interesado por mi profesión. Ellos me mandaron el
dinero, del pasaje, salí muy limitado de Venezuela. Llegue a Lima con 60 soles,
como 18 dólares. Llegué a casa de unos amigos que conocí del viaje de Venezuela
a Quito. Me dieron alojamiento unos días antes y conseguí un trabajo en un
restaurant de comida trujillana de Lima.
Allí
Jesús Martínez dice haber aprendido muchas cosas y pasó también malos ratos que
no le hacen tener muy buena opinión de algunos peruanos, a pesar de que
reconoce que el Presidente anterior (Pedro Pablo Kuczinsky) otorgó a los
venezolanos muchas facilidades migratorias.
En
su gastronomía tienen un ají amarillo, para preparaciones, pica mucho en las
manos, y yo estaba limpiando ese ají y por mi inexperiencia lo agarré con las
manos sin guantes y los demás se reían y no me decían nada; el efecto tarda
para ocurrir, cuando llegué a casa las manos me ardían como si me hubiesen
quemado . Todos se reían y nadie me dijo nada que me pusiera guantes, por
maldad, no sabría como interpretarlo en este momento.
Travesía
hasta la selva
Buscando
en internet ofertas de trabajo consiguió a una persona que estaba trabajando
por día. Un político que tenía una ONG y ayuda a venezolanos. Lo tuvo unos días
en un lujoso apartamento de Miraflores y luego le propuso que se fuera a
Tucalpa, en la zona selvática. Le organizó las cosas y lo puso en un camión que
transportaba azúcar. Tardó tres días en llegar a la selva, conoció paisajes
hermosos pero cuando llegó ya no quería estar allí por el calor y la arena. Se
sintió abandonado.
Martínez
consiguió allí un trabajo en la cocina de un hotel donde dormía.
Sufrí
xenofobia, soy blanco, sé inglés, los demás trabajadores se molestaban porque
me tocaba atender a turistas.
Me
llamaron de Puerto Maldonado, selva del sur de Perú. Me fui como chef
corporativo de una cadena de restaurantes de la selva. Me mandaron el pasaje y
cuando llegué no era cadena sino un solo restaurant. Los peruanos no dicen todo
el tiempo la verdad. El dueño hackeo mi cuenta de Facebook y pudo inmiscuirse
en mis cuestiones personales. Nos íbamos a dar unos golpes, y ese tipo me dejo
un 24 diciembre en el terminal de Puerto Maldonado sin un centavo. Tengo una
hermana que me mandó el dinero con el que llegué a Cusco. Conocí unos amigos
venezolanos se portaron muy bien al principio. Conseguí trabajo en Machu Pichu en
un restaurat francés, ahorita estoy de descanso por baja temporada y busco
trabajo para enviar dinero a mi familia.
Este
tipo de experiencias que ha tenido en Perú le ha hecho pensar que “los
ciudadanos venezolanos somos únicos porque al extranjero lo recibimos lo
admiramos le damos cama y comida pero eso no pasa fuera de Venezuela”.
Esta
diáspora nos está enseñando a amar a nuestro país (Llanto). Extraño mucho al
país que está como está. Somos una generación que le va a aportar mucho al
país. Pero estoy solo y no tengo a nadie con quien hablar
En
busca de sueños
A
su hijo menor no lo conoce todavía, nació en Quito y no ha podido estar con él.
“Extraño mucho a esposa e hijo. No pierdo la fe, creo en Dios y en mis sueños.
Lo más grande mis sueños es estar con mi hijo”.
Siempre
hay problemas aquí con los venezolanos. Algunos peruanos alegan que el
venezolano les quita el trabajo. No es
así, porque si tú eres bueno en tu trabajo no te van a preferir por otra persona.
El venezolano es responsable puntual, apasionado por su trabajo, dedicado y eso
causa roncha, no le va a muchos peruanos y dicen por eso que le quitamos el
trabajo, pero prefieren al venezolano porque es puntual, no es chismoso, no
causa problemas. Por eso está habiendo problemas ahorita.
Ha
estado en tres ciudades, y la gastronomía peruana es muy diversa: “Hay buena
cocina pero no gastronomía, ando investigando bitácora gastronómica. Ando en
eso”.
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