LUIS A. CÁRDENAS MATEUS 20 de junio de 2018
No hay quien pague 3.734 millones de pesos
a centros de la red pública hospitalaria.
La red
pública hospitalaria de Santander ya se empezó a resentir por la atención que,
obligatoriamente, le debe prestar a los ciudadanos venezolanos que inmigraron
al departamento. A la fecha, 3.542 personas han recibido diferentes
servicios cuyos costos, que aún no se han pagado, ascienden a 3.734 millones de
pesos.
A este
valor se le debe sumar la deuda que tienen las Entidades Prestadoras de Salud
(EPS) con los hospitales, que alcanza a la fecha unos 350.000 millones.
La
situación se complica aún más si se tiene en cuenta que, a pesar de que hay
8.652 venezolanos censados que viven en Bucaramanga, cada día la población
migrante aumenta y quienes llegan vienen con graves problemas de salud por la
mala atención en su país.
Estas cifras sobre salud son las que manejan el Hospital Universitario de Santander (HUS) y el Instituto de Salud de Bucaramanga (Isabú), entidades que atienden a los extranjeros como ‘población pobre no asegurada’ debido a que no tienen seguridad social (contributiva ni subsidiada). Los costos de los procedimientos van con cargo a la Secretaría de Salud de Santander, que a su vez debe gestionar ante el Gobierno Nacional el pago por estos servicios.
La
situación, advierten los gerentes de los hospitales públicos, podría agravarse
si la Corte Constitucional confirma que el Sistema de Salud de Colombia no solo
debe atender urgencias a la población migrante (cómo ha ocurrido hasta ahora),
sino también enfermedades de alto costo, lo que agravaría aún más la situación
financiera de los centros hospitalarios del departamento.
El secretario de Salud de Santander, Luis Alejandro Rivero, señaló que esta situación afecta la parte financiera de la red pública hospitalaria, a lo cual se suman las dificultades que se tienen para atender a la población propia.
“Esta fue una responsabilidad que el Ministerio de Salud nos dijo que asumiéramos, además de patologías no POS (Plan Obligatorio de Salud). Entonces cargar a los hospitales estos costos agrava la situación financiera”, dijo el funcionario. Y agregó que a la fecha el Ministerio no ha girado esos recursos pero “envió una comunicación diciendo que en dos o tres semanas habría algún apoyo para el tema del pago de lo no POS”.
De los 3.542 venezolanos atendidos entre el 2017 y 2018, 2.456 recibieron servicios en el Isabú y 1.086 en el HUS. La deuda con el Isabú asciende a 376 millones de pesos, mientras que la del HUS va en 3.357.
“El gasto en la atención a venezolanos obviamente afecta las fianzas de las Empresas Sociales del Estado (ESE), porque es una población que no tiene seguro y por la mala condición de la salud en Venezuela llegan con una alta carga de enfermedades. Esto es un sobreesfuerzo para los hospitales y no hay una fuente clara de financiación”, dijo el gerente del HUS, Julián Niño.
El directivo añadió que a los 170.000 millones de pesos que le deben las EPS al HUS se suma la atención creciente a los extranjeros de la cual no se sabe cuándo haya pago, porque el Gobierno Nacional dice: presten los servicios, cuantifiquen el costo, envíen una matriz y cuando haya recursos se les pagará.
De los 531 usuarios atendidos en el HUS en el 2017, el 80,98 por ciento de servicios se cargaron a la Secretaría de Salud y el 19 por ciento restante a EPS. Y de los 555 atendidos en el 2018, el 93,15 por ciento se facturó a la Secretaría, y el 6,85 por ciento restante a EPS.
Los principales servicios que se han prestado tanto en el Isabú como en el HUS son por embarazos en alto riesgo, controles prenatales, niños sin esquemas de vacunación, dolores abdominales, cálculo urinario, amenazas de aborto y otros.
El secretario de Salud de Santander, Luis Alejandro Rivero, señaló que esta situación afecta la parte financiera de la red pública hospitalaria, a lo cual se suman las dificultades que se tienen para atender a la población propia.
“Esta fue una responsabilidad que el Ministerio de Salud nos dijo que asumiéramos, además de patologías no POS (Plan Obligatorio de Salud). Entonces cargar a los hospitales estos costos agrava la situación financiera”, dijo el funcionario. Y agregó que a la fecha el Ministerio no ha girado esos recursos pero “envió una comunicación diciendo que en dos o tres semanas habría algún apoyo para el tema del pago de lo no POS”.
De los 3.542 venezolanos atendidos entre el 2017 y 2018, 2.456 recibieron servicios en el Isabú y 1.086 en el HUS. La deuda con el Isabú asciende a 376 millones de pesos, mientras que la del HUS va en 3.357.
“El gasto en la atención a venezolanos obviamente afecta las fianzas de las Empresas Sociales del Estado (ESE), porque es una población que no tiene seguro y por la mala condición de la salud en Venezuela llegan con una alta carga de enfermedades. Esto es un sobreesfuerzo para los hospitales y no hay una fuente clara de financiación”, dijo el gerente del HUS, Julián Niño.
El directivo añadió que a los 170.000 millones de pesos que le deben las EPS al HUS se suma la atención creciente a los extranjeros de la cual no se sabe cuándo haya pago, porque el Gobierno Nacional dice: presten los servicios, cuantifiquen el costo, envíen una matriz y cuando haya recursos se les pagará.
De los 531 usuarios atendidos en el HUS en el 2017, el 80,98 por ciento de servicios se cargaron a la Secretaría de Salud y el 19 por ciento restante a EPS. Y de los 555 atendidos en el 2018, el 93,15 por ciento se facturó a la Secretaría, y el 6,85 por ciento restante a EPS.
Los principales servicios que se han prestado tanto en el Isabú como en el HUS son por embarazos en alto riesgo, controles prenatales, niños sin esquemas de vacunación, dolores abdominales, cálculo urinario, amenazas de aborto y otros.
“Se
evidencia que en el tema de salud llegan persona con enfermedades avanzadas y
complicadas porque no han tenido controles permanentes, no hay promoción y
prevención y acá terminamos atendiendo a personas en alto grado de
dificultad, lo que ha generado altos costos para la red hospitalaria”, dijo
el Secretario de Salud.
Según las cifras del Isabú, en el 2017 se hicieron 8.752 atenciones sanitarias de las cuales el 45 por ciento (3.975) fueron laboratorios y un 26 por ciento (2.299) consultas.
De las consultas, el 40 por ciento (913) fueron urgencias, el 10 por ciento (226) primera vez por medicina general, el 8 por ciento (184) seguimiento por medicina general y 7 por ciento (153) por medicina especializada.
En el 2018 (a abril) se han hecho 8.274 atenciones de las cuales 3.735 fueron laboratorios y 2.335 consultas. De las consultas, el 40 por urgencias fue por urgencias, el 15 por ciento control de medicina general, el 14 por ciento primera vez por medicina general, y 6,8 por ciento especializada.
Según las cifras del Isabú, en el 2017 se hicieron 8.752 atenciones sanitarias de las cuales el 45 por ciento (3.975) fueron laboratorios y un 26 por ciento (2.299) consultas.
De las consultas, el 40 por ciento (913) fueron urgencias, el 10 por ciento (226) primera vez por medicina general, el 8 por ciento (184) seguimiento por medicina general y 7 por ciento (153) por medicina especializada.
En el 2018 (a abril) se han hecho 8.274 atenciones de las cuales 3.735 fueron laboratorios y 2.335 consultas. De las consultas, el 40 por urgencias fue por urgencias, el 15 por ciento control de medicina general, el 14 por ciento primera vez por medicina general, y 6,8 por ciento especializada.
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