Margarita Rodríguez y Daniel García Marco 21 de junio de
2018
Son
las 7:35 de la noche en Ginebra y el científico venezolano Arturo Sánchez entra
en su casa.
Acaba
de llegar de su trabajo en la que es considerada la meca de los físicos en todo
el mundo.
Sánchez
es uno de los doctores en física fundamental y aplicada que trabaja en el
mayor centro de investigación dedicado a la física de partículas
del planeta: el CERN, como se conoce a la Organización Europea para la
Investigación Nuclear.
Enciende
su computadora para conectarse con un grupo de estudiantes que está en la
Universidad Central de Venezuela (UCV).
Dentro
de poco, en la nación sudamericana serán las 2:00 de la tarde, la hora acordada
para el encuentro virtual.
Hace
calor en Caracas y cualquiera pensaría que la Facultad de Ciencias -y todo el
campus de la UCV- está en periodo vacacional.
Pero
no, los pocos estudiantes que entran y salen nos recuerdan a los muchos
jóvenes que, por la crisis económica, se han ido del país.
Desde
2014, según Naciones Unidas más de 80.000 venezolanos -muchos de ellos jóvenes-
han pedido asilo en otros países. La matrícula de estudiantes de la
Licenciatura en Física en la UCV descendió un 32% de 2013 a 2017.
"Hola
muchachos, bienvenidos como siempre a otra clase", dice Sánchez a través
de Hangouts, la plataforma de Google para hacer videoconferencias.
"La
situación del país cambió"
En un
laboratorio de computación de la UCV están sentados nueve jóvenes, solo dos de
ellos son estudiantes de este semestre.
El
resto son exalumnos tanto de esa casa de estudios como de la Universidad Simón
Bolívar que quisieron participar en la clase que Sánchez dictaría sobre un
software llamado root.
El
físico de 32 años es investigador asociado del Centro Internacional de Física
Teórica (ICTP, por sus siglas en inglés), del Instituto Nacional de Física
Nuclear de Italia (INFN) y de la Universidad de Udine en Italia y forma parte
del Centro Virtual de Altos Estudios de Altas Energías (para) Venezuela:
CEVALE2VE, una iniciativa que agrupa a físicos de partículas venezolanos que
viven afuera.
El
proyecto nació en 2014 y fue creado por unos jóvenes que, como Sánchez, habían
sido becados en el exterior para estudiar esa especialidad.
"Varios
hicimos proyectos de doctorado y maestrías. Muchos, creo que podría decir 90%,
95% de nosotros, teníamos esta idea de salir de Venezuela, de formarnos,
terminar nuestros doctorados y volver al país", le cuenta a BBC Mundo
Reina Coromoto Camacho, quien, junto a Sánchez, es una de las fundadoras del
grupo.
"Pero
mientras estuvimos haciendo el doctorado, la situación política y económica del
país cambió, lo cual hizo muy difícil que nos planteáramos regresar",
indica la física de 30 años desde París.
Un éxodo calificado
Camacho,
quien como Sánchez es egresada de la Universidad de Los Andes, en el noroeste
de Venezuela, forma parte del experimento ATLAS del CERN y trabaja en el
Laboratorio de Física Nuclear y Altas Energías, LPNHE, por sus siglas en
francés: Laboratoire de physique
nucléaire et de hautes énergies.
Además
del amor por la física, algo que tienen en común los miembros de CEVALE2VE es
que encontraron oportunidades laborales en el exterior y decidieron
quedarse sin dejar de mantener un vínculo académico con su país.
Juntos,
y en su tiempo libre, crearon seminarios y el curso de introducción a la física
de partículas que dictan de forma gratuita a estudiantes de tres universidades
en Venezuela a través de internet.
"Era
una manera de llevar la física de partículas a las aulas donde no se discutía
la física de última tecnología que se está desarrollando en otros países",
dice Camacho, quien tiene posgrados en universidades de Francia, Suiza y
Estados Unidos.
"La
intención es ayudar a las universidades a mantener el nivel de calidad".
Desde
que comenzó el proyecto, unos 40 estudiantes han participado en
sus sesiones en Venezuela.
Una
pequeña multitud
Las
clases que dictan los miembros de CEVALE2VE se transmiten en vivo por su canal
de YouTube.
Cada
sesión es dirigida por un instructor, pero -como sucedió en la clase que
presenció BBC Mundo en la UCV- otros integrantes del proyecto se unen, desde
diferentes países, para aclarar dudas de los estudiantes o ampliar algún punto
en particular.
Actualmente el
proyecto tiene ocho estudiantes en Venezuela.
Y es
que los estudiantes de física de partículas nunca fueron muchos.
"Cinco
en una clase ya es una multitud", le dice a BBC News Mundo José Antonio
López Rodríguez, profesor y director de la escuela de Física de la UCV.
Pero
reconoce que "la cantidad de estudiantes ha bajado".
Y lo
confirma Camacho desde París.
"Es
triste cuando un estudiante te dice que no puede seguir con el cursoporque
tiene que dejar de estudiar para trabajar y ayudar a su familia, cuando te dice
que no puede seguir con la carrera. Quisieras ayudar de otra manera pero no
puedes".
"Se
siente mucha impotencia", indica.
Internet
se cae y los "padrinos" se van
La falta
de estudiantes tiene algo bueno. La banda ancha de internet funciona mejor, por
lo que la conexión para el Hangout que enlaza a Europa con Caracas funciona sin
problemas, aunque en más de una clase se cayó.
Pocos
acuden habitualmente al laboratorio de computación dos veces por semana a
conectarse. Lo pueden hacer desde sus casas -si el a menudo deficiente internet
en Venezuela lo permite- o verlas en diferido en YouTube.
Esos
físicos que aparecen en la pantalla de alguna manera suplen la marcha
de los profesores de carne y hueso que, como los estudiantes, migraron
por el salario que no alcanza para nada en la Venezuela de la hiperinflación.
Los
instructores de CEVALE2VE llaman a los profesores venezolanos sus
"padrinos".
"Lamentablemente
en el transcurso de los años hemos perdido padrinos y ese ha sido uno de los
retos para mantener el curso vivo en Venezuela", señala Camacho.
"Es
una fuga de cerebros", dice la doctora en física de partículas.
"Y no hay muchos reemplazos. En algunas universidades hay más cargos de
profesores abiertos que gente postulándose a esos puestos, sobre todo en el
área de ciencias".
Más
que física de partículas
Las
clases son un tesoro para los alumnos, que además de aprender física, ven que
otros venezolanos triunfan y están en los mejores centros científicos del mundo
o en empresas privadas.
Y no
solo están las lecciones de física, sino otras tan básicas como navegar para
encontrar una beca y consejos prácticos para solicitarla: por ejemplo, cómo
escribir una carta de presentación.
En
definitiva, venezolanos ayudando a venezolanos.
Así lo
siente Carmen Villalba, una estudiante de 27 años que se prepara para
una pasantía en el CERN.
A
diferencia de las condiciones para otros estudiantes de América Latina, el CERN
no solo paga el hospedaje y la alimentación, sino hasta su billete de avión.
"Sin
la beca sería imposible viajar. Dada la situación de Venezuela, conseguir
dólares para comprarte un boleto de aquí a Europa es prácticamente
imposible", afirma Villalba.
Del
otro lado
Los
estudiantes en Venezuela se muestran agradecidos con sus compatriotas en el
extranjero.
"El
trabajo que están haciendo me parece extraordinario. Debido a la situación por
la que pasa el país es necesario que aquellos científicos que están
afuera puedan ayudar al resto", le dice a BBC Mundo Ángel Romero,
químico de 31 años que ahora hace un posgrado en física y que asiste a la
sesión de CEVALE2VE en la UCV.
Villalba
espera algún día estar al otro lado de la pantalla e impartir conocimientos a
otros estudiantes.
Como
sucedió con Anabel Romero, quien en 2016 se graduó de Física en la Universidad
Simón Bolívar.
Tras
seguir la primera edición del curso de CEVALE2VE se dedicó a estudiar física de
partículas y consiguió una pasantía en el CERN en 2015.
Actualmente hace
un doctorado en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, en Estados
Unidos, y es instructora de CEVALE2VE.
Brillando
adentro y afuera
"Algo
que nos motiva es la curiosidad científica y el potencial intelectual de los
jóvenes venezolanos y eso se tiene que mantener vivo", indica Camacho.
"Así
sea que pases diez horas en una cola tratando de encontrar alimentos,
medicinas, ver a estos estudiantes una hora, dos horas a la semana brillando,
preguntando, desarrollando su intelecto y sacando su cabeza de la situación en
que estamos, eso para nosotros no tiene precio".
Este
proyecto no solo ha mantenido unida a esta diáspora altamente calificada de
venezolanos que se encuentran en Estados Unidos, Alemania, Suiza, Francia,
Italia, Finlandia. También los mantiene conectados con su país.
Cuando,
tras la sesión, Sánchez y los demás instructores se preparaban para irse a
acostar en la noche europea, los estudiantes en Caracas se preparaban para que
al salir a la calle, la crisis no les arrebatara ese amor
"loco" por la ciencia.
Tomado
de: http://www.bbc.com/mundo/noticias-44398583
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